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La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que aumenta los niveles de glucosa en la sangre y produce un deterioro en el sistema circulatorio porque hay una falta de riego de sanguíneo y, por tanto, la sangre no llega bien al pie. También afecta al sistema nervioso que es el que recoge toda la sensibilidad. Es aquí donde se producen los mayores problemas.
En España, hay casi seis millones de personas diabéticas, de las cuales, el 20% tiene la enfermedad del pie diabético. En este sentido, la podóloga sevillana y afincada en Barcelona, Marta González Morón, explica cómo una persona diabética tiene enfermedades en los pies y a veces no es consciente de ello, produciéndole otro tipo de problemas más graves debido a que el sistema nervioso no puede hacer sus funciones correctamente.
El primer síntoma característico es la claudicación intermitente que es lo que se conoce como síndrome del escaparate, es decir, vas caminando y de repente te paras, vuelves a caminar, te paras y así todo el rato. Es como cuando vas andando por la calle y te paras de repente porque has visto algo en un escaparate. Esta afección, según la podóloga, se caracteriza por piel pálida, dolor, las heridas no cicatrizan bien, salen úlceras en el pie y en el tercio distal de la pierna (tobillo), así como otras circulatorias, las cuales, "son muy dolorosas".
Otro síntoma característico es la falta de pulso en el pie. El sistema nervioso recoge la información del exterior y cuando una persona tiene la enfermedad del pie diabético pierde sensibilidad en esa zona del cuerpo hasta el punto de según González Morón, "tener una piedra en el zapato y no darte cuenta".
Las personas con esta enfermedad tienen úlceras que no cicatrizan bien, por lo que les produce infección en la zona. Lo que sucede es que la musculatura del pie es mucho más pequeña que la del resto del cuerpo. Esto quiere decir que las infecciones llegan antes al hueso y, además, se suelen dar con más frecuencia, por lo que tener una simple piedra en el zapato puede derivar en complicaciones más graves.
No siempre es fácil detectarle a una persona diabética esta enfermedad porque puede seguir de manera exhaustiva las recomendaciones de los diferentes profesionales sanitarios que supervisan a los pacientes diabéticos como es llevar un estilo de vida saludable, hacer deporte, no fumar, revisar los pies con frecuencia, etc. Pero, a veces, comenta Marta González, "las cosas se complican, aunque lleves un estilo de vida saludable".
Nos cuenta un caso que tuvo en su consulta de una persona que fue para tratarse un callo. Empezó a quitarlo y parecía no tener fin hasta que se dejó ver una úlcera. Automáticamente, se activa el protocolo, Marta deriva a ese paciente al Hospital y allí tiene que ser tratado por el gabinete del pie diabético cuyo equipo está formado por el endocrino y el médico de cabecera, pero no hay profesionales de la podología, los cuales, desde el punto de vista de Marta González Morón "podrían aportar muchísimo". La siguiente consulta de este paciente fue con la pierna amputada.
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