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El Nolotil ha sido durante años uno de los medicamentos más consumidos por la población española, según datos del Observatorio del Medicamento. Se trata de un analgésico y antipirético (es decir, que una de sus cualidades es la de bajar la fiebre del paciente).
Según su prospecto recogido por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, se receta para casos de "dolor agudo moderado o intenso postoperatorio o postraumático", pero también para bajar la fiebre del paciente si otros medicamentos no han funcionado. Es usado, además, como espasmolítico, puesto que reduce el dolor provocado por espasmos musculares y dolores viscerales.
Se trata de un medicamento de uso a corto plazo, es decir, debe consumirse únicamente durante el período prescrito por un médico. Además, para su buen funcionamiento, el Nolotil solo puede administrarse por la vía oral y consumirse la cápsula entera (no sirve masticarla).
Como todos los medicamentos, antes de consumirlos se han de tener en cuenta una serie de cuestiones, como la posibilidad de sufrir efectos secundarios.
Entre estos, los más comunes son hipotensión (o disminución de la presión arterial), que puede afectar a 1 de cada 10 personas. De forma menos frecuente pueden aparecer problemas cutáneos (erupciones y reacciones). Los efectos adversos raros son reacciones alérgicas, asma, habones en la piel o disminución del número de glóbulos rojos en sangre.
El Nolotil puede causar problemas hepáticos, por lo que de desarrollarlos es necesario suspender el tratamiento y acudir al médico. Los síntomas relacionados pueden ser: náuseas, fiebre, orina oscura, heces de color claro y coloración amarilla de la piel o de la esclerótica ocular, entre otros.
Por ello, no se recomienda su uso si se ha sufrido con anterioridad daño hepático ante el consumo de otros medicamentos con metamizol. Tampoco es recomendable su consumo si se encuentra en los últimos tres meses de embarazo, puesto que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones tanto para la madre como para el feto, entre ellas hemorragias o cierre del conducto de Botal de forma prematura. Esta recomendación se alarga también hasta la lactancia, especialmente si se trata de uso regular.
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