Herpes en los ojos: La incómoda y peligrosa afección relacionada con el estrés
Si no se trata, esta infección viral, puede provocar graves daños en la córnea que afectan a la calidad visual
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Cuando se menciona el término "herpes", muchas personas suelen asociarlo de inmediato con la conocida "calentura" en los labios o la aparición de erupciones en diversas áreas del cuerpo. No obstante, es importante tener en cuenta que el herpes también puede afectar los ojos, lo que puede tener implicaciones serias si no se detecta y trata de manera oportuna. Esta condición médica es una manifestación intrincada de la interacción entre el virus del herpes y uno de los factores más insidiosos de la vida moderna: el estrés. Más allá de su enfoque en la incomodidad física, el herpes ocular plantea una serie de desafíos clínicos y oftalmológicos, poniendo de manifiesto la necesidad imperante de comprender y abordar tanto sus aspectos médicos como psicosociales.
El herpes ocular y sus manifestaciones
El herpes ocular es una infección viral que afecta el ojo y sus estructuras circundantes. El virus del herpes puede atacar la córnea, el iris y otras partes del ojo, causando una serie de síntomas desagradables. Los síntomas comunes incluyen enrojecimiento, dolor, sensación de cuerpo extraño en el ojo, lagrimeo excesivo y sensibilidad a la luz. En casos más graves, el herpes ocular puede causar úlceras en la córnea, lo que puede conducir a una disminución de la visión e incluso a la pérdida de la misma.
Un considerable número de individuos alberga el virus del herpes sin tener conocimiento de ello, dado que este puede mantenerse en estado latente durante un prolongado período sin manifestarse. La transmisión del virus se lleva a cabo mediante el contacto directo con la fuente viral.
La transmisión del virus no garantiza la inmediata manifestación del herpes ocular, ya que este puede surgir tras meses e incluso años posteriores al contagio. La reactivación del virus suele ocurrir cuando el portador experimenta un debilitamiento de su sistema inmunológico, fiebre, momentos de estrés, durante el ciclo menstrual o debido a una prolongada exposición solar, entre otras causas. Una vez que el herpes ocular ha hecho su aparición, similar al herpes labial, existe la posibilidad de que resurja periódicamente, transformándose en una afección crónica caracterizada por episodios recurrentes.
Síntomas
Los indicios que deben generar la sospecha de la presencia de herpes ocular y, en consecuencia, motivar la consulta a un oftalmólogo, abarcan los siguientes aspectos:
- Experimentar dolor en el ojo o en su contorno. Es común que esta sensación afecte únicamente a un ojo, aunque ello no descarta la posibilidad de que ambos ojos puedan involucrarse simultáneamente.
- Sentir una incómoda sensación arenosa o de cuerpo extraño. Es importante destacar que, ante esta señal, es crucial evitar frotar el ojo, ya que tal acción podría agravar daños previos en la córnea, según lo explicado por el Dr. Antolín.
- Observar enrojecimiento ocular.
- Experimentar un aumento en la producción de lágrimas, posiblemente acompañado de secreciones.
- Sentir sensibilidad a la luz, también conocida como fotofobia.
- Experimentar visión borrosa.
- Padecer irritación o erupciones en los párpados y en el área circundante de los ojos.
- Presentar inflamación de la córnea, conocida como queratitis.
La conexión entre el estrés y el herpes ocular
Múltiples factores pueden desencadenar un brote de herpes ocular, y uno de los más sorprendentes es el estrés. Si bien el herpes es un virus que permanece en estado latente en el cuerpo después del primer contacto, el estrés puede desencadenar su reactivación. La relación entre el estrés y el sistema inmunológico es compleja; el estrés crónico puede debilitar las defensas naturales del cuerpo, lo que permite que el virus del herpes se reactive y cause síntomas.
Las situaciones estresantes, como cambios significativos en la vida, exámenes, problemas laborales o personales, pueden contribuir a la reactivación del herpes ocular. Los estudios han demostrado que las personas que experimentan altos niveles de estrés tienen un mayor riesgo de experimentar brotes.
¿Tiene tratamiento?
En la mayoría de casos, esta condición suele resolverse con una dieta equilibrada, antiinflamatoria, técnicas de relajación y un estilo de vida más reposado. Si el herpes ha generado una inflamación en la córnea y, adicionalmente, ha ocasionado alguna pequeña lesión, sería necesario complementar el tratamiento con antibióticos. Esta medida busca prevenir la posible infección de la herida, lo que podría llevar a la formación de cicatrices en la córnea. Estas cicatrices corneales tienen el potencial de afectar la calidad visual de la persona.
Aunque por lo general el herpes ocular es una afección de carácter leve y tiende a resolverse en pocos días con el tratamiento adecuado, en situaciones en las que el paciente no acude al oftalmólogo al presentar síntomas o utiliza colirios sin supervisión médica, como los corticoides, el virus del herpes podría causar daños significativos en la córnea. Esto puede resultar en la formación de opacidades corneales graves, que incluso podrían requerir un trasplante corneal para su corrección.
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