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Carmen Pérez
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A día de hoy la salud mental está empezando a ser considerada en la sociedad como un problema que hay que tratar y gestionar. La ayuda de los profesionales de este campo se está poniendo en valor ya que hay muchas personas que necesitan de su guía para poder manejar su vida de una manera más saludable. El ritmo de vida frenético en el que se vive ha desencadenado estrés y ansiedad en gran parte de la población mundial, y aunque parezcan lo mismo, no lo son.
El estrés y la ansiedad tienen algunos rasgos en común, ambos son respuestas fisiológicas que se generan en el cuerpo ante una situación peligrosa, de alarma o tensión.
El estrés es una reacción física que padece una persona durante un periodo de tiempo acotado y en el que el sujeto no se ve con la capacidad suficiente para abarcar el problema que se le presenta. El cuerpo se activa y se pone en modo alerta y activa el cortisol provocando malestar en la persona que siente estrés.
Algunos de los síntomas que suelen tener las personas que sufren estrés son: ritmo cardíaco más rápido
respiración más rápida, pensamientos de ansiedad, mal humor, irritabilidad o enojo, infelicidad general sensación de agobio, soledad, náuseas, mareos, diarrea o estreñimiento.
Todas estas reacciones son producidas por un factor externo y cuando se sale de esa exposición al detonante que causa estrés, la persona vuelve a regularse y vuelve a su estado habitual.
La ansiedad es una respuesta fisiológica derivada de la activación continuada de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA) del organismo. La ansiedad no es un estado emocional, ni un sentimiento, sino una simple activación fisiológica, que tiene unos síntomas específicos pero que en cada persona se puede manifestar de distintas formas.
Algunos de los síntomas de la ansiedad son: Manos o pies fríos (personas sin ansiedad suelen tener manos calientes), Manos húmedas, Temblor de manos, Dolor de cabeza, Constante fatiga, Problemas estomacales
Problemas de sueño, Sudores, Temblor de voz, Despersonalización.
Hay factores que ayudan a discernir qué sufre una persona, si estrés o ansiedad. Los factores desencadenantes de uno y de otro son distintos, por ejemplo, cuando un apersona tiene estrés los factores que lo desencadenan son externos, mientras que en el caso de la ansiedad son más internos, relacionados con nuestra parcela cognitiva, pensamientos y sensaciones. Existe un miedo de carácter subjetivo.
El estrés genera preocupación mas que miedo, en cambio la ansiedad sí tiene como protagonista el miedo a algo negativo que puede pasar en el futuro, por eso las personas que sufren de ansiedad tienden a anticiparse a situaciones negativas o catastrofistas.
El estrés se localiza en el presente, el tiempo se hace eterno mientras la persona busca una alternativa para poder afrontarlo. Por su parte, en el caso de la ansiedad se sitúa en el futuro, como una anticipación de lo que puede ocurrir. El estrés la intensidad se corresponde con la importancia que tenga el factor desencadenante, mientras que en el caso de la ansiedad es más irracional, más subjetiva.
La ansiedad es una manifestación del estrés: es una respuesta emocional o un síntoma de este. Por su severidad, la ansiedad es una patología más grave y su severidad es mayor, ya que puede originar trastornos psicológicos de mayor alcance como ataques de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, trastornos fóbicos, etc.
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