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El dolor es el primer síntoma que manifiesta el virus herpes zóster que lo causa el virus de la varicela-zóster y que, a su vez, es el que provoca la varicela. Si la persona ha pasado esta enfermedad en algún momento de su vida, el virus permanece en el cuerpo y puede reactivarse años más tarde y causar culebrilla.
La dolencia es un síntoma que se refleja solo en una zona del cuerpo, pero además puede presentar hormigueo y ardor, picazón, ampollas llenas de líquidos que se abren y forman costras, sarpullido rojo que aparece días después del dolor, entre otros. En definitiva, sintomatología muy parecida al virus de su antecesor.
Para algunas personas, entre las cuales se encuentra cada vez más la población mayor de 50 años, perciben un dolor intenso en la zona del torso, llegando a confundirse muchas veces con problemas de corazón, pulmones o riñones. Otras veces el sarpullido sale en la cara, alrededor de un ojo o en el cuello.
El herpes zóster puede causar inflamación en el cerebro o encefalitis, parálisis en la cara o problemas auditivos o de equilibrio.
Las personas que nunca tuvieron varicela o que no recibieron la vacuna contra la varicela pueden infectarse con el VVZ de alguien que tenga culebrilla y pueden hacerlo a través del contacto directo con el líquido de las ampollas del sarpullido o al respirar partículas del virus que salen de las ampollas.
Por lo que una buena medida preventiva sería cubrir el sarpullido, evitar tocarlo o rascarse y muy importante es que, al igual que se hace para evitar el contagio con otras enfermedades, lavarse mucho las manos. En el caso de que ya sea tarde y una persona haya contagiado a otra, tendrá varicela, pero no culebrilla. Lo que no quita que más adelante la tenga a lo largo de su vida.
Debido a las altas probabilidades y a la facilidad con la que se contagia la enfermedad, hay algunos grupos de la población con los que hay que extremar las precauciones y evitar el contacto con esas personas por lo menos hasta que el sarpullido se convierta en costra ya que si no se curan bien, la persona infectada puede desarrollar enfermedades bacterianas en la piel. Tienen que tener especial cuidado con:
Es importante prestar atención a los síntomas para detectar el virus cuanto antes ya que un tratamiento temprano acorta la infección por herpes zóster y, por tanto, se reducen las posibilidades de complicaciones. La peor de todas es la la neuralgia posherpética que es una afección dolorosa y, además, ese dolor dura mucho tiempo después de que las ampollas desaparezcan.
Por otra parte, las vacunas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster. De hecho, el riesgo de contraer esta afección es mucho menor en personas que han sido inmunizadas con antelación.
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