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La demencia es un declive lento y gradual de la función mental, incluida la memoria, el pensamiento, el razonamiento y el aprendizaje. Las Neurólogos y psiquiatras han detectado hasta nueve factores comunes a lo largo de la vida de una persona que influyen en el deterioro de las neuronas. En muchos casos, no es una consecuencia inevitable del envejecimiento sino que el estilo de vida de cada uno influye directamente en el riesgo de que esto suceda. Además de los que tienen que ver con el estilo de vida o la composición genética, existen otros factores que también 'contaminan', nunca mejor dicho, nuestra memoria. La contaminacióncontaminación es un desencadenante en el desarrollo de numerosas enfermedades, como el cáncer o las respiratorias, pero también se vincula con un impacto sobre el cerebro ''brutalmente rápido'', indica un reciente estudio publicado en la revista Enviromental Health.Enviromental Health.
Un equipo de investigadores de las Universidad de la Columbia Británica y la Universidad de Victoria expuso a 25 voluntarios a los gases de los automóviles durante dos horas para determinar los cambios en sus cerebros. Para ello, realizaron una resonancia magnética cerebral antes y después de la prueba. Lo más preocupante de los resultados es que esta rapidez no se traduce en cuestión de semanas o días, sino en horas.
Los participantes fueron expuestos de manera aleatoria a aire contaminado aire contaminado(300 microgramos de partículas de 2.5 micras o menos similar a la contaminación causada por los motores diesel), y otros, a aire filtrado y purificado. Para garantizar una ventilación suficiente, los voluntarios permanecieron las dos horas haciendo ejercicio ligero sobre una bicicleta estática. Todos los participantes eran adultos sanos y no fumadores.
Específicamente, la emisión reduce el número de conexiones neuronales en una red neuronal por defecto. Esta red neuronal, o RND (por sus siglas en inglés), es un grupo cooperativo de regiones cerebrales que se cree que son responsables de la mayor parte de la actividad cerebral cuando éste se encuentra en reposo. Esta red también es más activa cuando estamos pensando internamente o tratando de recordar cosas. De hecho, según muestran los exámenes, respirar el humo de los coches puede llegar a ralentizar esta actividad cerebral en sólo dos horas.
Los autores enfatizan que es demasiado pronto para sacar conclusiones importantes, ya que piden más investigación para averiguar exactamente qué funciones se ven afectadas por los cambios en el cerebro después de dos horas de exposición a gases contaminantes. "Es posible que perjudique al pensamiento o a la capacidad de trabajo de las personas", explicaba a la UBC la neuropsicóloga y autora principal del estudio Jodie Gawryluk.
En este sentido, no es una noticia nueva que el impacto de la contaminación interfiere en el deterioro cognitivo, otros estudios ya habían mostrado que influye en la aparición y en la progresión de enfermedades neurológicas, como el Alzheimer, Parkinson, ELA, esclerosis múltiple, epilepsia, ictus o migraña, e incrementa el riesgo de sufrir un ictus. Asimismo, la contaminación atmosférica, en la que tiene un papel relevante las emisiones de gases contaminantes de los vehículos, está asociada con la neuroinflamación y con ell envejecimiento prematuro del sistema nervioso central.
De hecho, un estudio realizado en Canadá concluyó que las personas que vivían a menos de 50 metros de una carretera tenían mas riesgo de desarrollar demencia No obstante, otros estudios han ido incluso más allá apuntando que la exposición a la contaminación atmosférica, principalmente a metales como el mercurio y el plomo, son un factor de riesgo para el desarrollo de este tipo de enfermedades neurodegenerativas y también para otras como la epilepsia. En esta línea, Gawryluk advierte que ''es muy preocupante comprobar como la contaminación proveniente del tráfico puede interrumpir nuestras redes cerebrales''.
La buena noticia es que los cambios registrados en los escáneres cerebrales no son permanentes y regresarán después de un tiempo cuando la persona vuelva a respirar aire fresco. La cuestión subyacente en este punto comprobar hasta qué nivel la exposición prolongada y crónica a la contaminación atmosférica puede provocar daños mayores o irreversibles.
Sin embargo, los niveles de contaminación no paran de crecer, sobre todo en las ciudades. Por lo tanto, no siempre se puede garantizar que el aire que respiramos está libre de gases contaminantes. Por este motivo, desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) ya han advertido de los problemas neurodegenerativos que pueden estar relacionados con la contaminación.
Cabe destacar que, a nivel mundial, más de 9 millones de personas fallecen cada año por causas atribuibles a la contaminación atmosférica. Además, la contaminación causa más de 3 millones de muertes prematuras, unas 27.000 en España. Desde la Sociedad Española de Neurología, el Dr. Pablo Eguia Dr. Pablo Eguia recuerda la importancia de “reducir la polución ambiental no solo ayudaría a evitar muchas de las muertes que se producen cada año, sino que también podría frenar el aumento de casos de enfermedades
cerebrovasculares y neurodegenerativas''.
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