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La salud mental y el uso de antidepresivos está en los últimos años en el punto de mira del debate público y médico. Su ingesta se ha convertido en un fenómeno de masas que se inauguró en los años 50 y cuya industria es ya hoy una mina de oro que mueve millones de dólares. Sin embargo, sus afamados beneficios frente a los casos relacionados con los trastornos depresivos, están siendo reemplazados por la controversia de sus efectos negativos a largo plazo. Los más populares y prescritos son los llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, recetados para la depresión así como para algunos trastornos ansiosos y de personalidad. Los mismos que se relacionan con una adicción de su ingesta en el tiempo, que provoca un agravamiento del cuadro depresivo, problemas sexuales, nerviosismo, alteraciones del sueño o alteración del ritmo cardíaco y la presión arterial. Pero hay más, ahora un nuevo estudio afirma que contribuyen a un problema que se posiciona como la amenaza más grande de la salud global: la resistencia a los antibióticos.resistencia a los antibióticos.
En este sentido, los antidepresivos se consumen en grandes cantidades, con una cuota de mercado farmacéutica del 4,8%, similar a la de los antibióticos (5%). En España, su venta se ha disparado en un 10% en tan solo un año, encabezando la lista de los países que más ansiolíticos consumen. A este respecto, más de 35.000 personas mueren cada año por infecciones resistentes a los antibióticos en la UE, según las estimaciones presentadas en el último informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades. Así, teniendo en cuenta además que los microbios superresistentes matan a unas 700.000 personas cada año en el planeta, la contribución de los antidepresivos podría acelerar un aceleramiento del problema que ya preocupaba por su crecimiento vertiginoso.
En este sentido, en este trabajo, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences 'PNAS', se ha examinado la respuesta de las bacterias E.coli al exponerse a antidepresivos de uso común. El resultado es que se sienten agredidas y estresadas y aceleran su ritmo habitual de mutaciones para hacer frente a las amenazas. De esta manera, cuando las bacterias E.coli fueron expuestas a antidepresivos comúnmente recetados en concentraciones clínicamente relevantes, desarrollaron resistencia a múltiples antibióticos.
Además, también se ha observado cómo incrementan la transferencia horizontal de genes. Y los resultados mostraron el papel de los antidepresivos en la aceleración de la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos con células bacterianas persistentes que mantienen la resistencia a los antibióticos a través de las generaciones bacterianas.
Estos mismos autores, encabezados por la investigadora postdoctoral Yue Wang, ya habían observado cómo la fluoxetina (conocida popularmente como Prozac) podía aumentar la resistencia bacteriana hacia un número de antibióticos, pero se desconocía si este fenómeno era universal. Ahora, los resultados de este nuevo estudio han mostrado que esta resistencia puede aparecer, en algunos casos, en tan solo un día de ingesta.
Durante el experimento, los autores, sometieron a la bacteria Escherichia coli, presente en la importante microbiota humana, a cinco tipos de antidepresivos durante 60 días: sertralina, escitalopram, bupropion, duloxetina y agomelatina.
Estos fármacos, además, pertenecen a distintas clases de antidepresivos: sertralina y escitalopram, por ejemplo, son inhibidores selectivos de la recaptación del neurotransmisor serotonina, mientras que el bupropion actúa sobre la dopamina y noradrenalina.
Después, tras ser expuestos a estas familias de antidepresivos, llegó la parte importante para comprobar corroborar la teoría objeto de la investigación: la exposición a los antibióticos. El procedimiento fue enfrentar las colonias bacterianas con trece medicamentos, desde la archiconocida amoxicilina hasta la tetraciclina, pasando por la colistina y el ciprofloxacino.
Aunque los antidepresivos no generaron el mismo nivel de resistencias en todos los antibióticos, sí que se observó una menor susceptibilidad generalizada en los microorganismos, especialmente tras ser expuestos a sertralina y duloxetina en dosis clínicamente relevantes.
En el caso de la sertralina, como hemos mencionado, los efectos se empezaron a ver tras solo un día de ingesta. En concreto, una concentración de 50 miligramos por litro de sertralina indujo resistencias frente a cloranfenicol, tetracilina y ciprofloxacino aumentando hasta 20.000 veces la población de bacterias inicialmente resistentes. La duloxetina provocó un aumento significativo de bacterias resistentes al cloranfenicol y la tetraciclina.
El equipo de Wang resumió tres hipótesis para explicar estos resultados:
Otros estudios ya habían advertido de que la ingesta de antidepresivos conlleva serios efectos negativos en todos estos procesos que normalmente son regulados por la serotonina. El mecanismo de acción de los antidepresivos se basa en aumentar los niveles de serotonina en el cerebro, dado su papel regulador del estado de ánimo. Sin embargo, la serotonina es un neurotransmisor involucrado en otros muchos procesos, como la digestión, la coagulación de la sangre, la reproducción o el crecimiento. Por tanto, si concentra sus funciones en la regulación exclusiva del estado de ánimo, otros procesos podrían verse seriamente afectados.
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