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Cáncer
Un gen, 'el master regulator' (FOSL1), hasta ahora desconocido en lo que refiere a tumores cerebrales, ayudará a conocer mejor la biología de este cáncer y a buscar terapias para combatirlo. Investigadores españoles internacionales han descubierto que funciona como un interruptor genético general que activa el subtipo de cáncer cerebral con peor pronóstico, conocido como glioblastoma mesenquimal.
La investigación, que ha sido liderada por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y la Universidad de Medicina de Friburgo (Alemania), no se traducirá a corto plazo en un nuevo tratamiento, pero "es un paso adelante en la búsqueda de terapias contra un tumor de mal pronóstico", ha valorado Massimo Squatrito, jefe del Grupo de Tumores Cerebrales Fundación Seve Ballesteros del CNIO.
El GBM ha sido históricamente uno de los tumores más difíciles de tratar. Las terapias convencionales han mostrado respuestas muy limitadas, y por tanto nos encontramos delante de un tumor todavía incurable hoy en día. Esto supone un reto para investigadores y médicos, ya que este tipo de tumores del sistema nervioso central son los más comunes y letales en adultos.
Se clasifican en varios tipos atendiendo a sus características moleculares, aunque tienen una gran tendencia a cambiar de un subtipo a otro, siendo la transición más frecuente el subtipo mesenquimal, que es la que responde peor al tratamiento. La tasa de supervivencia de este subtipo apenas ha aumentado en los últimos 50 años, con una media de unos 12-15 meses, lo que pone de manifiesto la "necesidad urgente de desarrollar nuevas estrategias terapéuticas".
La identificación de FOSL1 supone encontrar una pieza del rompecabezas que se buscaba hacía tiempo. Se sabía ya que otro gen, el NF1, tiene un papel importante en glioblastoma mesenquimal, pero se desconocía su mecanismo de acción. Este trabajo señala a FOSL1 como el ''eslabón perdido'' entre NF1 y la activación del programa genético implicado en glioblastoma mesenquimal, señala Squatrito.
Los investigadores demuestran en ratones que sin el gen máster regulador FOSL1 los animales desarrollaban la enfermedad más tarde, aunque tengan mutaciones en NF1. Además, han descubierto que las denominadas 'células madre del tumor', causantes de la reaparición del tumor tras haber sido eliminado, pierden esa capacidad de regeneración debido a la ausencia del FOSL1.
Este trabajo también muestra que FOSL1 tiene un papel esencial: ''Nuestros datos experimentales muestran que FOSL1 es un regulador clave de la plasticidad entre subtipos del glioblastoma y la transición mesenquimal'', señalan los autores.
El siguiente paso, según concluyen, será buscar la manera de bloquear este gen y trasladar estos resultados a ensayos clínicos para estudiar si esta terapia combinada es también efectiva en pacientes con esta enfermedad.
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