'Cotillear', un aliado para la salud mental
Salud mental
Varios estudios demuestran que cotillear es beneficioso para nuestra salud mental, ayuda a mantener el orden social y reduce el estrés. ¿Pero qué tipo de 'cotilleos'? La ciencia nos da las claves
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Cotillear es uno de los deportes mundiales por excelencia. Y quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Eso sí, a menudo se considera un tabú social y se descarta por su connotación negativa. Pero, ¿Quién nos iba a decir que los tan mal vistos cotilleos iban a tener algún beneficio para nuestra salud mental? Pues nada más y nada menos que la propia ciencia. Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Berkeley asegura que cotillear produce dos beneficios: primero, nos ayuda a mantener el orden social y segundo, reduce nuestro nivel de estrés.
El estudio en el que participaron más de 300 personas diferentes concluye diciendo que compartir cotilleos con otras personas nos ayuda a formar alianzas sociales valiosas. Los investigadores trabajaron con personas reclutadas a través de la web Craiglist (un sitio de anuncios y contactos), a los que se pagó 50 dólares. En exámenes previos fue evaluada su generosidad y de acuerdo con las conclusiones, que incluyen chismorreos sobre algunos de los propios voluntarios, se difundieron más chismes sobre las personas que resultaron menos generosas.Y es que, ser cotilla ayuda a entablar relaciones sociales, favorece la paz mental y la interacción social e incluso puede ayudarnos a lidiar con los problemas que se presenten en el futuro.
Y no es de extrañar porque,este 'pasatiempo', va intrínseco en el ser humano. Los niños empiezan a ser chismosos desde los 5 años, y los chismes, tal como los entienden la mayoría de los investigadores –hablar entre al menos dos personas sobre otras ausentes– representa alrededor de dos tercios de la conversación de todas las personas.
COMPARTIR UN MAL COMPORTAMIENTO
Según el profesor en Psicología y Sociología, Robb Willer, asegura que chismorrear es sano especialmente si se trata del mal comportamiento de una persona. ''Difundir información sobre una persona que se comporta mal tiende a hacer que la gente se sienta mejor, reduciendo la frustración por lo que produjo el chisme", explica.
El estudio muestra que esta forma de cotilleo se denomina 'prosocial', porque critica la explotación y la deshonestidad. Difundir ese chisme reducía el malestar de aquellos que habían presenciado el mal comportamiento de otro. De ese modo, recuperaba su bienestar.
De hecho, los investigadores trabajaron con personas reclutadas a través de la web Craiglist (un sitio de anuncios y contactos), a los que se pagó 50 dólares. En exámenes previos fue evaluada su generosidad y de acuerdo con las conclusiones, que incluyen chismorreos sobre algunos de los propios voluntarios, se difundieron más chismes sobre las personas que resultaron menos generosas.
En consecuencia,difundir chismorreos sobre alguien que se porta mal, según el trabajo de los investigadores, es especialmente beneficioso cuando divulgamos comportamientos de alguien que explota a una tercera persona.
Según Willer, "cuando vemos que alguien se porta mal, sentimos frustración y ser capaces de contar a otros lo que hemos visto nos hace sentir mejor". Así, se mantiene el orden social.
OTROS ESTUDIOS: CHISMES 'POSITIVOS'
Eso sí, como en muchos ámbitos de la vida, lo que triunfa siempre son las formas. Por ello, otros estudios realizados en relación a esta cuestión, coinciden en que en que los beneficios para la salud se producen cuando los chismes se cuentan en un tono positivo o neutral y no cuando se expresan con mala intención. Es más, hablar mal de otras personas, es decir, con la intención de dañarles o de forma despectiva parece que produce efectos totalmente nocivos para nuestra salud.
De hecho, otros estudios realizados por las universidades de Stanford y Berkeley descubrieron que las personas que habían emitido cotilleos negativos dentro de un grupo solían ser excluidas por el resto. Pero esa reacción no fue lo más significativo. Lo que ocurría a continuación era lo que más llamó la atención de los investigadores. Estas personas, después de ser apartadas por el grupo, cambiaban sus hábitos e intentaban recuperar la aprobación de los otros sujetos. Para ello renunciaban a compartir cotilleos negativos.
Sea como fuere, y aunque algunos resultados sean contradictorios, la próxima vez que te sientas tentado de cotillear, no temas, puede que en realidad estés promoviendo la cooperación, aumentando la autoestima de los demás y realizando la tarea esencial de los humanos.
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