Claves para que el autocuidado sea un proceso de trabajo interno y no una meta

Investigación y Tecnología

El autocuidado es proceso en el que intervienen el área física, mental y social

Implica un trabajo de autoconocimiento para saber qué necesitas e introducir cambios pequeños y de forma gradual

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Mujer abrazándose.
Mujer abrazándose.

El autocuidado es como ese abrazo que te das con tanto mimo y con tanta delicadeza como si estuvieras abrazando a una persona herida o que está muy enferma. Normalmente, tenemos el concepto de autocuidado como una actividad que hay que poner en práctica, cuando, en realidad, debería salir de manera automática a través de la puesta en práctica de hábitos que, aunque nos resulten incómodos al principio, nos hacen sentir bien.

El autocuidado es más bien un proceso en el que intervienen diferentes áreas y para que sea efectivo, hay que llevar a cabo un trabajo de autoconocimiento en el que hay que indagar en tu propio interior para descubrir qué necesitas en cada uno de los aspectos y que el resultado global sea fruto de un trabajo físico, mental y social.

De esta forma, te darás cuenta cómo cambia tu vida. Serás más productivo, te conocerás mejor y por tanto tu autoestima se fortalecerá y serás más agradecido con los demás. Al tener una autoestima más fuerte, te sientes bien contigo mismo y con más ganas de relacionarte con los demás. Así que el autocuidado más que un fin es un conjunto de diferentes áreas.

¿Cómo puedes favorecer el autocuidado?

El autocuidado es un entrenamiento de hábitos hacia el interior y hacia el exterior. Hacia el interior sería ejercitando tu mente y tener el cerebro estimulado como por ejemplo: leer un libro, hacer un puzle o un rompecabezas, crucigramas, dibujar, tocar un instrumento o, incluso, aprender algo nuevo. Ahora que empieza el año y los propósitos están "frescos" puedes aprovechar para salir de tu zona cómoda y hacer algo diferente a lo que siempre has hecho.

Aprende a gestionar tus sentimientos, sobre todo, los que se refieren a una connotación negativa como el enfado o la ira los cuales, normalmente, nos hacen explosionar y tener un fuerte impacto en la otra persona. Para gestionar el enfado es necesario, pararte a pensar si ese enfado proviene del momento presente o, por el contrario, son cosas acumuladas. Por ello, ten en cuenta el origen, el lugar y el momento. Puedes preguntarte: ¿Está siendo objetivo mi comportamiento?

Para que haya un equilibrio, además del interno, hay que trabajar la parte externa que tendría más que ver con la sociabilidad de las personas como puede ser apuntarte a alguna actividad, retomar el contacto con alguien que hace tiempo que no ves, etc y luego está el autocuidado físico en el que se trabajan tanto la parte interna como la externa ya que hacer deporte no solo implica un cambio físico sino mental porque alivia el estrés, vences la pereza y, poco a poco, te vas superando.

El cambio poco a poco

Al ser un proceso de cambios, los hábitos deben introducirse poco a poco. La manera en la que te alimentas, cómo es tu descanso, cómo es tu relación con la familia, cuánto tiempo les dedicas, si haces deporte, etc. .

Es un error querer cambiarlo todo y de una vez ya que los cambios tienen que ser pequeños y graduales, para que puedas ir integrándolos de una manera más sencilla, fácil y óptima en tu día a día. Puedes empezar por hacerte una lista de acciones que te gustaría llegar a hacer en un futuro, ordenarlas según el orden de importancia y dificultad de cumplimiento y empezar poco a poco.

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