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Bromazepam es un fármaco que pertenece al grupo de las benzodiazepinas y que en España recibe también el nombre comercial de Lexatín, aunque también puede hacerse bajo el nombre del principio activo y de la empresa farmacéutica que lo comercializa, al ser también un medicamento genérico.
Bromazepam se puede pautar para el tratamiento de enfermedades que tengan síntomas como la ansiedad, la angustia, pero también que presenten obsesiones, compulsiones, fobias e hipocondrías. Según varios prospectos también se usa en "el tratamiento de las reacciones emocionales exageradas que surgen de situaciones conflictivas y estrés".
Puede también pautarse en casos en los que el paciente tenga dificultad de contacto interpersonal y de comunicación, trastornos de conducta, agresividad excesiva, inadaptaciones sociales y como auxiliar de psicoterapia.
Según los prospectos también puede pautarse en la organoneurosis (una enfermedad orgánica en la que factores psicológicos tienen un papel importante), así como en otras somatizaciones.
Hay pacientes con dolencias previas para los que el uso de bromazepam está contraindicado. Se trata de pacientes con:
También es necesario tratar con su médico las cuestiones relativas a afecciones previas y tratamientos (con y sin receta) para optar por las mejores decisiones durante el tratamiento con bromazepam.
Se debe evitar el consumo de alcohol o depresores del sistema nervioso central al tiempo que se toma bromazepam, puesto que puede aumentar los efectos clínicos del medicamento entre los que se incluye: sedación intensa, depresión respiratoria o cardíaca (ralentización de la respiración o de los latidos del corazón) que pueden llevar a una parada cardíaca y a la muerte.
Las benzodiazepinas como bromazepam pueden producir amnesia anterógrada, por lo que se suele recomendar que se tomen antes de dormir al normalmente ocurrir varias horas después de la ingesta del medicamento.
También pueden causar cambios en el comportamiento, como reacciones de intranquilidad, irritabilidad, agitación, delirios, ataques de ira, alucinaciones o psicosis, entre otros. En estos casos se deberá suspender el tratamiento.
El tratamiento también puede hacer que se desarrolle cierta tolerancia a los efectos de las benzodiazepinas. Y también pueden provocar una dependencia, por lo que es fundamental seguir las pautas de ingesta proporcionadas por su médico para evitar que, dentro de lo posible no ocurra, o no se desarrollen síntomas de abstinencia tras el tratamiento (para lo que se le indicará una reducción gradual de las dosis).
Otros de los efectos secundarios listados en los prospectos de este medicamento son: confusión, trastornos emocionales, somnolencia, dolor de cabeza o mareos. Las frecuencias en las que pueden aparecer no son conocidas, pero la lista completa puede consultarse en el prospecto o en la página web de CIMA.
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