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Estornudos, ojos hinchados, problemas para respirar. Llevaba algunos días sintiéndose en el ambiente y la llegada esta semana de la primavera ha terminado por confirmarlo. Las alergias ya están entre nosotros. Y con ello el bienestar de más de 14 de millones de españoles se ve alterado de alguna o otra forma. Entre las alergias más comunes se encuentra la alergia al polen, que se produce debido a una reacción alérgica frente a esos minúsculos granos presentes tanto en las partes verdes como en las flores. Ese polvo amarillo que se encuentra en el interior de la flor, que se torna invisible en el aire y que se introduce con gran facilidad en nuestro organismo y termina convirtiéndose en un martirio continuo de asma, rinitis, estornudos y lagrimeo.
Hay gente que tiene alergia al polen desde pequeñito y gente que de un año para otro empieza a sentir ciertos síntomas y que al hacerse las pruebas averiguan que son alérgicos cuando no lo habían sido nunca antes en su vida. Estos síntomas van desde el picor en los ojos a la congestión nasal, pasando por el lagrimeo, los ojos hincados, el picor de nariz y los estornudos. Hablamos en el caso de producirse un episodio de alergia corto y leve. Estos síntomas pueden hacerse más prolongados en el tiempo y más angustiosos, añadiendo la fatiga, la tos seca, y los pitidos en el pecho al respirar, viéndose afectado todo el aparato respiratorio y llegándose a lo que se conoce como asma bronquial.
Evitar la alergia no es posible, pero sí que existen, y son muy necesarios los tratamientos para mitigarla lo máximo posible. En el caso de la alergia al polen son dos los elementos que se suelen usar para ponerle freno: las vacunas y los antihistamínicos. Tanto las vacunas como los antihistamínicos, tanto en formato spray como a través de un colirio, consiguen que seamos más tolerantes ante los factores alérgicos y aplacan los síntomas antes descritos en futuras exposiciones al polen.
El en caso de que los síntomas sean leves o no tengamos acceso a tratamientos por cualquier motivos, los expertos también recomiendan algunos remedios caseros para tratar la alergia al polen como puede lavarse la nariz con agua y sal, tomar una infusión con manzanilla y aumentar la ingesta de alimentos probióticos, como el kefir y los yogures, en nuestra dieta.
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