Los cambios en la piel también alertan sobre el cáncer de mama, según los expertos

A través de la piel se puede conocer más de esta enfermedad, por eso es muy importante la exploración

Los técnicos sanitarios apuntan a una "digitalización mal planificada" como causa del colapso del seguimiento de cribados de mama

Mamografía
Mamografía / Freepik

El cáncer de mama es una enfermedad muy frecuente entre mujeres de todo el mundo, representando a 2,3 millones de personas a nivel global según los datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta se manifiesta a través de un bulto o una masa en el pecho, sin embargo, en algunas ocasiones, la piel que recubre la glándula mamaria también puede verse afectada.

Algunos de los cambios sutiles pueden ser enrojecimiento, engrosamiento cutáneo o cambios en la forma del pezón, incluida su textura. La piel se puede volver más naranja. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de ir más allá de la autoexploración convencional y prestar atención a cualquier cambio visible en los senos, incluso, en ausencia de dolor o nódulos palpables.

Desde la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) se indica que una de cada 20 mujeres en todo el mundo será diagnosticada con cáncer de mama a lo largo de su vida y de mantenerse la tendencia actual, se prevé que para 2050 se registren 3,2 millones de nuevos casos, con un incremento especialmente relevante en países con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH).

La Dra. Daniela Silva, especialista en Medicina Interna y E-Health Medical Manager de Cigna Heatlthcare España, explica que: "La visibilización de signos menos conocidos del cáncer de mama, como los cambios en la piel, sigue siendo una asignatura pendiente en la prevención y educación sanitaria. Reconocer estas señales de manera temprana, no busca generar alarma, sino ampliar el umbral de atención y fomentar la detección precoz".

Consejos y estrategias para conocer las señales del cáncer de mama

Los expertos de Cigna Healthcare ofrecen una serie de consejos y estrategias con el objetivo de reconocer este tipo de señales, además de medidas de prevención previas:

  • La piel sufre algunos cambios que no deben ignorarse. Una de ellas es la aparición de una textura irregular en la piel del pecho, con poros marcados y pequeños hoyuelos, similar a la superficie de una cáscara de naranja, que pueden indicar alteraciones de la glándula mamaria. Por ello, se recomienda hacer una autoexploración y observar las mamas frente a un espejo, con buena iluminación y la piel relajada, por ejemplo, después de una ducha. Si el aspecto persiste y no desaparece al estirar suavemente la piel, debe considerarse un signo de alerta y acudir a revisión médica.
  • Detectar enrojecimiento, inflamación o diferencias de temperatura. Un área de la mama que permanece enrojecida o más caliente durante varios días sin causa aparente, como una irritación, alergia o golpe, puede ser un signo de carcinoma inflamatorio u otros procesos relevantes. Es importante tener en cuenta que estas alteraciones no siempre generan dolor, por lo que es fundamental prestar atención a cualquier cambio detectado visualmente y no ignorarlo, aunque no provoquen molestias.
  • Prestar atención a endurecimientos, engrosamientos o úlceras. En algunas zonas localizadas de la mama donde la piel se presentan más rígidas, tirante o engrosada al tacto o adherida a planos profundos, así como heridas que no cicatrizan, grietas o llagas persistentes, requieren evaluación médica.
  • Vigilar cambios en el pezón y la areola. Cualquier retracción o alteración de la forma del pezón, así como descamación, costras alrededor de la areola o secreciones anormales, especialmente si se presentan en una sola mama y sin presión externa, pueden ser indicios de un proceso patológico. La observación regular frente al espejo y la palpación suave pueden ayudar a detectar estos cambios de forma temprana.
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