El vapeo, otro arma contra el tabaquismo
Tabaquismo
El uso de vapeadores o cigarrillos electrónicos se abre camino como una herramienta útil para dejar de fumar y reducir los daños asociados a la adicción al tabaco
En España el número de fumadores ha aumentado un 3,3% entre 2017 y 2019 hasta situarse en el 23,3% de la población, con un consumo medio diario de 10,7 cigarrillos según las últimas cifras de la Encuesta de Tabaquismo. Este hábito, asociado a multitud de enfermedades, mata a 55.000 personas al año. Se estima que hay 11 millones de fumadores y que un tercio de ellos expresa su deseo de dejar de fumar. El 70% de las personas que lo intentan fracasan y vuelven a recaer. En total suman unos dos millones de fumadores que, pese a apoyarse en tratamientos y seguimiento médico, no consiguen la deshabituación. Como en todas las adicciones, la transición no es fácil.
La llegada de cigarrillos electrónicos, vapeadores y otros dispositivos similares, se reveló para muchos fumadores como una alternativa útil para dejar de fumar. Desde entonces, su uso ha proliferado, está accesible en los estancos, pero aún no forma parte de las recomendaciones de los médicos y otros profesionales sanitarios. El camino para trasladar una innovación al consejo médico habitual tampoco es una transición fácil. La referencia para aquellos que promueven su uso es Reino Unido. Allí las autoridades sanitarias, tras el posicionamiento del Royal College of Physicians, respaldaron el consejo médico para pasar de fumar a vapear, convencidos de que los cigarrillos electrónicos son un 95% menos dañino que los cigarrillos tradicionales. En ese contexto, se presentó recientemente en Madrid la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, integrada por una veintena de médicos. El portavoz de esta iniciativa, el doctor Fernando Fernández Bueno, subraya que “las medidas de cesación que implantó el gobierno desde 2005 fueron positivas, pero han llegado a su límite”. Así, “se trata de plantear alternativas al tabaquismo utilizando los vapeadores que, en función de los estudios y la evidencia actual, sabemos que al menos resultan un 95% menos dañino que el tabaco”.
Fernández Bueno es cirujano oncológico y conoce bien los estragos de la adicción. Ahí nació su interés por ayuda a dejar de fumar. “Son muchos los que han probado tratamientos tradicionales, medicación o parches, incluso terapias alternativas que no funcionan, y podrían beneficiarse de estos dispositivos. El objetivo es que los vapeadores o cigarrillos electrónicos, al igual que con los chicles o los parches, se barajen en los planes y leyes contra el tabaquismo y formen parte del consejo médico”.
En Reino Unido lo han entendido así y han logrado en una década reducir el número de fumadores de un 30% a un 17%. También allí han reforzado la presión fiscal y una cajetilla de cualquier marca vale más de 10 euros. Existen modelos similares en Canadá, Francia, Noruega, Nueva Zelanda o Islandia.
“Yo tengo pacientes que han logrado dejar de fumar con terapias clásicas, pero aquellos pacientes que no lo logran o que entran en ciclos de dejarlo y recaer continuamente, es interesante poder ofrecerles la alternativa de los vaporizadores. Al menos que tengan una herramienta más para aminorar el daño”, afirma el portavoz.
La comunidad médica aun no respalda unánimemente esta opción y aluden generalmente a que no se puede demostrar el nulo daño del vaporizador. “Los críticos dicen que no se puede determinar la inocuidad de los vaporizadores. Tampoco son inocuos los fármacos, los parches o los chicles; pero seguidos por un profesional son muy útiles. En esta misma línea, creemos que los vaporizadores pueden ser una buena solución”, destaca Fernández Bueno.
Cada vez más estudios disponibles
La evidencia científica va engordando el corpus de sus defensores. La revisión de estudios sobre cigarrillos electrónicos de 2015 y 2018 de la Agencia de Salud Pública de Reino Unido es una de las más sólidas. También el año pasado, The New England Journal of Medicine publicó un estudio que demostró que los cigarrillos electrónicos resultaron ser más efectivos que las terapias de reemplazo de nicotina. Asimismo, hay estudios con dispositivos concretos, como el realizado el año pasado por el Center for Substance Use Research de Estados Unidos que demostró usuarios primerizos disminuyeron drásticamente, hasta un 75%, el consumo de cigarrillos.
Un 95% más de probabilidades de alcanzar el éxito
Muchas instituciones públicas y privadas están estudiando la viabilidad de los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar. Una de las más recientes procede de la organización non profit Cancer Research UK. Según el estudio publicado en la revista Addiction, las personas que usan cigarrillos electrónicos para dejar de fumar tienen alrededor de un 95% más de probabilidades de alcanzar su objetivo comparadas con las personas que intentan dejar de fumar sin ayuda. El estudio analizó individualmente las tasas de éxito de varios métodos para dejar de fumar, incluidos los cigarrillos electrónicos, los parches y las terapias de reemplazo de nicotina (NRT) y la medicación con vareniclina.
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