Dr. Serafín Sánchez, presidente de la Sociedad Española de Otorrinolaringología
“Los resultados en terapia génica son prometedores”
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El sentido de la vista es seguramente uno de los más valorados por el ser humano. Desde luego, el que más usamos, ya que a través de nuestros ojos nos llega el 80% de la información que percibimos a diario. Nos permite conectarnos con nuestro entorno y desenvolvernos en nuestro día a día, de ahí la importancia de cuidar nuestra salud visual.
En ocasiones podemos caer en el error de que, más allá de las enfermedades relacionadas con el enfoque, como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo, nuestros ojos estarán siempre sanos. Pero no es así, hay muchas patologías silentes que avanzan sin presentar síntomas, de ahí que a partir de ciertas edades sea conveniente realizar revisiones oftalmológicas para detectar problemas oculares. Porque algunos, si no se detectan a tiempo, pueden resultar muy limitantes o presentar daños irreversibles.
De la mano de varios especialistas de Quirónsalud, repasamos algunas de las enfermedades del ojo más frecuentes para saber más sobre su origen, su sintomatología y sus posibles tratamientos. ¡Échale un ojo a este reportaje, que tu vista te lo agradecerá!
El glaucoma es una enfermedad grave que, en casos extremos, puede llevar a la ceguera, y se produce cuando, a causa de la presión intraocular, disminuye el número de fibras del nervio óptico. Como explica el Dr. Ramón Sánchez Palencia, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Málaga, “el humor acuoso está en constante formación por detrás del iris y pasa, a través de la pupila, para rellenar la parte anterior (llamada cámara anterior). En la cámara anterior hay un sistema de drenaje, pues si no fuera así al producirse constantemente aumentaría la presión. Cuando el equilibrio entre la formación y, con más frecuencia, el drenaje se rompe, aumenta la presión en el ojo”.
Cuando aumenta la presión en el ojo (presión intraocular o PIO), explica este experto, se alteran las estructuras del mismo, y el nervio óptico es especialmente sensible al ser el encargado de transmitir las señales recogidas en la retina y transmitirlas al cerebro, donde son procesadas (los ojos envían señales, el que ve es el cerebro). En ese sentido, apunta el Dr. Sánchez Palencia, el glaucoma “se produce cuando el aumento de la presión intraocular produce alteraciones en el nervio óptico y causa una degradación progresiva del campo visual”.
El problema, añade el Dr. Rafael Giménez, especialista del servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Córdoba, es que “es como la ceguera silenciosa, no da síntomas hasta fases muy avanzadas, por lo que es preciso hacer un llamamiento para prestar atención en esta enfermedad y aumentar los esfuerzos de diagnóstico y tratamiento, ya que, aunque intervienen factores genéticos, vasculares y anatómicos, la presión intraocular sigue siendo el factor más importante”.
Las nuevas técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas para tratar el glaucoma facilitan un tratamiento individualizado de cada paciente según las características de su enfermedad y de la velocidad de progresión de la misma, apunta este especialista, que ha alertado que debe priorizarse el seguimiento y tratamiento de los pacientes con esta patología, recomendando revisiones periódicas con toma de presión intraocular a partir de los 40 años.
En este sentido, ha destacado que en la actualidad existen muchas posibilidades terapéuticas para reducir la presión intraocular y frenar el daño que produce la enfermedad y poder evitar la ceguera. Además del tratamiento médico con colirios de diversos principios activos, hay nuevas técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas que pueden actuar en distintas zonas del globo ocular, desde la zona angular a la creación de drenajes subconjuntivales, que permiten contar con una solución a medida de cada paciente dependiendo de su edad, de la progresión de la enfermedad y del estado de la superficie ocular.
“Estos nuevos procedimientos con cirugía mínimamente invasiva tienen en común la posibilidad de anestesia local tópica, son métodos menos agresivos que la cirugía clásica y pueden combinarse con cirugía de catarata. Así pues, se trata de técnicas rápidas en las que se utilizan implantes microscópicos de diversos tipos para comunicar el interior del ojo y el espacio subconjuntival. La recuperación del paciente es muy rápida, así como su vuelta a su vida habitual”, explica el especialista de Quirónsalud Córdoba.
La catarata es la pérdida de transparencia y endurecimiento del cristalino, que es una lente intraocular ubicada detrás de la pupila cuya función es enfocar los rayos de luz de forma nítida en la retina. Se estima que el 36% de la población sufre cataratas a partir de los 50 años. Un porcentaje que se eleva hasta el 49% en la franja de edad comprendida entre los 60 y 70 años y a un 70% en personas mayores de esa edad. Aunque su mayor índice se concentra en el sector de población de edad avanzada, los expertos advierten de un incremento avanzado de casos de cataratas en jóvenes. “Los síntomas más comunes incluyen visión opaca, borrosa y pérdida de colores (color amarillento). También hay otros síntomas pueden surgir como la visión doble, mala visión nocturna y la sensibilidad a la luz”, explica el Dr. Nabil Ragaei Kamel, Jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar.
“El procedimiento para curar las cataratas, a día de hoy, es la cirugía. Se trata de una intervención básica que consiste en romper la catarata mediante ultrasonido y la posterior absorción de los trozos resultantes mediante irrigación o aspiración. Una vez limpia la cápsula, se implanta en ésta una lente intraocular. La anestesia es tópica (gotas) y no requiere sutura”, explica.
Los últimos avances tecnológicos en este campo han propiciado un cambio radical en el desarrollo de estas operaciones permitiendo combinar la cirugía de catarata con cirugía refractiva. “Es decir, al mismo tiempo que se corrige la deficiencia visual provocada por el endurecimiento del cristalino, se pueden erradicar defectos visuales como miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia”, según el especialista de Quirónsalud.
Es un factor de calidad muy relevante ya que el equipamiento tecnológico de última generación permite al oftalmólogo trabajar con mayor precisión y, de otro lado, para el paciente supone un notable ahorro de tiempo ya que evita tener que ser intervenido más de una vez y ya no necesitará gafas tras la cirugía.
Tras la intervención, el postoperatorio es muy llevadero. Ofrecemos al paciente unas pautas que debe respetar en los primeros días posteriores a la cirugía (no coger peso, no hacer esfuerzos, evitar frotarse o tocarse el ojo, dormir del lado opuesto al ojo operado) y, durante un mes deberá echarse unas gotas de colirio en cantidad gradual hasta prescindir de él.
El ojo seco es la disfunción de las glándulas lagrimales localizadas en la superficie del ojo y el interior de los párpados. El evaporativo es el más frecuente, y se produce cuando hay una disminución o alteración de la capa lipídica superficial. Según explica el Dr. Manuel Cobos, especialista del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Huelva, el principal factor desencadenante es la edad, y las mujeres también suelen verse más afectadas, especialmente tras la menopausia. Tratamientos psicotrópicos, factores ambientales, cirugías o traumatismos también pueden provocar un ojo seco. “Los casos más graves se dan en pacientes con enfermedades reumatológicas que se asocian al síndrome de Sjogren cursando con sequedad de mucosas. Y cada vez más, vemos en consulta casos de gente joven afectada por el uso excesivo de pantallas electrónicas que producen un cuadro de ojo seco evaporativo por falta de parpadeo”, añade.
El diagnóstico se obtiene tras una entrevista clínica con el especialista y la realización de una prueba con un microscopio llamado lámpara de hendidura.
Según explica el doctor Cobos, en la Unidad de Ojo Seco del Hospital Quirónsalud Huelva se emplea también la tecnología ‘keratograph’ que además de diagnosticar y cuantificar un ojo seco permite determinar qué tipo de ojo seco es y con esa información determinar un tratamiento personalizado según cada paciente.
El tratamiento más habitual para el ojo seco es el uso de lágrimas artificiales que ayudan a mantener el ojo hidratado, sin embargo, existen multitud de terapias complementarias adecuadas según el caso de cada paciente.
Como conclusión, el especialista apunta que “el tratamiento del ojo seco ya no se basa únicamente en lágrimas artificiales si no que disponemos de una gran batería de terapias y tratamientos cuyo éxito lo determinará la atención integral al paciente con un correcto diagnóstico, un tratamiento individualizado y un seguimiento de este”.
El ojo vago o ambliopía se produce cuando la ruta neurológica que conecta uno de los ojos con el cerebro, no se desarrolla de manera adecuada durante la infancia, generando en la edad adulta, un ojo que de aspecto puede ser normal, pero que puede tener una capacidad de visión muy deficitaria. “Se calcula que puede afectar en torno al 5% de la población en nuestro medio”, según el Dr. Miguel Contreras, oftalmólogo del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, en Sevilla.
Entre las diferentes causas, el especialista destaca que las más comunes serían por desequilibrio en los músculos extraoculares (estrabismo), por diferencia alta de graduación entre ambos ojos (anisometropía), o por privación (por ejemplo, una catarata congénita), al tiempo que señala el parto prematuro, bajo peso al nacer, la presencia de antecedentes familiares, así como la existencia de alteraciones en el desarrollo como los principales factores de riesgo conocidos. “Es importante señalar que el periodo de desarrollo visual se culmina en torno a los 8 años de edad”, incide el doctor Contreras.
“Afortunadamente es una entidad que tiene tratamiento y, en la mayoría de los casos, buen pronóstico, si bien, para ello, es necesario un diagnóstico temprano, que sólo puede ser llevado a cabo por el médico oftalmólogo”. Así las cosas, Miguel Contreras recomienda, en ausencia de síntomas, llevar a los niños a una primera valoración a los cuatro años, ya que “a veces un defecto de graduación en un sólo ojo puede pasar desapercibido”. “Si todo está bien, con revisiones cada dos años hasta la adolescencia es suficiente”, afirma el oftalmólogo de Quirónsalud Infanta Luisa, sin menoscabo de que “ante la primera sospecha de mala visión en alguno de los ojos, desviación de los mismos o la presencia de un reflejo raro en la pupila es aconsejable valoración oftalmológica”.
Una vez detectado, como explica el especialista, la primera medida es corregir la causa que lo provoca (graduación, tratamiento del estrabismo, cirugía de la catarata, entre otras), a la vez que se va estimulando el ojo vago, penalizando el ojo mejor, ya sea mediante parches ocular o gotas dilatadoras que dificultan la visión del ojo mejor obligando a que el cerebro utilice y estimule el ojo vago. “Este tratamiento debe ser supervisado por un oftalmólogo pediátrico pautando revisiones periódicas para ver la evolución visual del niño”, subraya el doctor Contreras, quien añade que, en el caso de un paciente adulto, si tiene un ojo ambliope, existen posibilidades de estudiar, en función de cuál fue la causa, las opciones de aprovechar al máximo el potencial visual del ojo.
La conjuntiva es una membrana transparente y recubre el interior de los párpados y a la esclera. Esta esclera, que está debajo de la conjuntiva, es la que nos aporta el característico color blanco de los ojos. La conjuntivítis es la inflamación de la conjuntiva y es una afección muy frecuente. Se afectan desde recién nacidos hasta personas de todas las edades y hay diversos tipos: infecciosas, alérgicas, irritativas, etcétera. “En general tienen poca gravedad, pero a veces pueden complicarse seriamente, además hay que saber diferenciarlas de otras patologías importantes como, glaucoma, herpes, escleritis, queratitis y otras”, explica el Dr. Francisco Martín Leal, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, en Sevilla.
“Sus síntomas son hiperemia (ojo rojo), picor, fotofobia, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo y secreciones, las conocidas legañas, que serán desde secreciones acuosas a secreciones mucosas abundantes; Especial atención merecen las conjuntivitis virales y entre ellas las adenovíricas, ya que son muy contagiosas y afectan a comunidades enteras, familia, compañeros de trabajo, colegios etcétera, pues aparte del impacto por bajas laborales que provoca, pueden dejar secuelas visuales importantes”, asegura.
El tratamiento, que debe ser indicado por un especialista, consiste, dependiendo de su etiología, en gotas antibióticas en las infecciosas, antihistamínicos en las alérgicas, medidas paliativas en las víricas, incluyendo lágrimas, higiene y precauciones para prevenir contagios, etcétera.
La retina es la membrana que tapiza al ojo por dentro, y la encargada de transformar las imágenes proyectadas en ella en señales eléctricas que mandará al cerebro a través del nervio óptico. El desprendimiento de retina es una patología muy grave, que consiste en la separación de la retina neurosensorial de la capa que está por debajo de esta (epitelio pigmentario). Esta separación, según explica el Dr. Francisco José Barrero Sojo, Jefe de Unidad de Retina del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Marbella, puede dar lugar a la formación de un agujero/desgarro en la retina (desprendimiento de retina regmatógeno), a la tracción normalmente por aparición de vasos anómalos (desprendimiento de retina traccional) u otros procesos más raros como exudación de posibles procesos inflamatorios o tumorales (desprendimiento de retina exudativo)
La prevención es un gran aliado para detectar los síntomas de desprendimiento de retina. De ahí la importancia de acudir al especialista para realizarse revisiones oftalmológicas periódicas o acudir de inmediato en caso de percibir alguna alteración de la visión como disminución de la agudeza visual, visión de destellos luminosos, visión de "moscas volantes", mancha periférica que crece hacia el centro, aparición de sombra o cortina oscura en el campo de visión.
Además del proceso de envejecimiento, existen otras causas que pueden ser origen del desprendimiento de retina. Es el caso de la alta miopía, traumatismo ocular, diabetes mal controlada, intervención intraocular, patologías oculares, antecedentes familiares…
Cuando se diagnostica, se debe recurrir a la cirugía lo más rápidamente posible para que la pérdida de visión no sea permanente. “Dependiendo de cada caso, se optará por una o varias técnicas de microcirugía existentes en la actualidad. Las más frecuentes son la vitrectomía (acceso a nivel intraocular mediante incisiones de pequeño calibre, eliminación del gel vítreo, drenaje del fluido subretiniano, y reparar el desgarro de retina mediante láser) o cirugía escleral (cierre de la rotura mediante la colocación de una banda de silicona alrededor del globo ocular)”, apunta.
Todos ellos procedimientos quirúrgicos muy habituales en centros especializados en cirugía vítreo-retiniana, que permiten al paciente su recuperación en un corto-medio periodo de tiempo tras superar el tiempo de reposo establecido por el especialista.
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