Demasiadas pantallas y poco ejercicio físico entre los jóvenes
Sedentarismo
Un estudio explica la relación directa entre las horas de uso y el desgaste sobre el bienestar
Las consecuencias psicológicas negativas del uso de pantallas aparecen al superar una hora al día
El incremento de horas de uso de pantallas, sean móviles, ordenadores o consolas, ha tenido en las últimas décadas un efecto evidente en el sedentarismo. Además, su incidencia en las tasas de obesidad por su vinculación a la falta de ejercicio físico redunda también en la salud mental de los adolescentes. Un estudio amplio publicado recientemente en The Lancet Child & Adolescent Health ha demostrado que los niveles más altos de tiempo frente a la pantalla y los niveles más bajos de actividad física se asociaron con una menor satisfacción con la vida y mayores quejas psicosomáticas entre los adolescentes de países de ingresos altos. El trabajo se basa en encuestas realizadas en una muestra de más de medio millón de niños en edad escolar de 42 países de Europa y América.
A la vista de sus conclusiones, los autores del estudio, un grupo mixto de investigadores canadienses y australianos, abogan por estrategias de salud pública que logren promover el bienestar mental de los adolescentes” y para ello “deben tener como objetivo disminuir el tiempo frente a la pantalla y aumentar la actividad física simultáneamente”. Al igual que otros elementos que componen nuestro estilo de vida, el sedentarismo se ha visto propiciado por la pandemia. Ya en mayo de este año la Sociedad Española de Obesidad indicó que un 58,7% de los jóvenes que viven en España con edades comprendidas entre los 16 y 30 años ha ganado peso durante la pandemia de coronavirus.
Según el estudio, las asociaciones perjudiciales entre el tiempo frente a la pantalla y el bienestar mental comenzaron cuando el tiempo frente a la pantalla excedió una hora al día, mientras que los aumentos en los niveles de actividad física se asociaron de manera positiva y constante con el bienestar. Al estudiar la asociación conjunta del tiempo dedicado a la pantalla y la actividad física y relacionarlo con el bienestar mental, los resultados mostraron que, en comparación con los participantes con más de ocho horas diarias de tiempo frente a la pantalla y sin actividad física, los jóvenes menos expuestos a pantallas mostraban “una satisfacción con la vida considerablemente mayor y menores molestias psicosomáticas”. Así, el exceso de estas tecnologías y la actividad física insuficiente parecen operar de forma independiente y sinérgica para aumentar el riesgo de un bienestar mental deficiente en los niños en edad escolar.
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