EPOC y diagnóstico tardío

género y salud

Los cambios en los patrones de consumo tabáquico hacen que la EPOC hoy día afecte más a las mujeres, sobre todo tras la menopausia

Actualmente un 60% de las personas afectadas por la enfermedad son mujeres.
Actualmente un 60% de las personas afectadas por la enfermedad son mujeres. / Barrionuevo
Silvia C. Carpallo

08 de abril 2017 - 02:36

Fráncfort/Algunos expertos vaticinan que la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, más conocida como EPOC, causará un 30% más de muertes en los próximos 10 años, llegando a ser la tercera causa de muerte en 2030. A día de hoy, afecta a alrededor de 384 millones de personas en el mundo y supone un gasto global de 140 billones por año en la Unión Europea. Tradicionalmente, se ha pensado en el paciente de EPOC como un hombre fumador, mayor de 60 años, que ve afectada su capacidad pulmonar al no dejar el hábito del tabaco. Sin embargo, durante el encuentro 'El paisaje cambiante de la terapia de mantenimiento de la EPOC', realizado por Boehringer Ingelheim en la ciudad de Frankfurt, expertos internacionales desmentían ese prototipo.

"El gran avance en EPOC es que hemos empezado a entender mejor la enfermedad, desde el punto de vista epidemiológico", aseguraba Antonio Anzueto, profesor de Medicina en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio, Estados Unidos. Así el experto explicaba que los pacientes de EPOC son un 40% hombres y un 60% mujeres, sin embargo, "la mujer llega más tarde al diagnóstico, porque no se relaciona con una enfermedad de mujeres".

Los profesionales no están concienciados para realizar espirometrías

Este hecho supone un problema, porque no solo hay más mujeres con EPOC, sino que además "en ellas esta enfermedad progresa mucho más rápido después de la menopausia", según el experto. Es por ello que cuando se diagnostica la enfermedad, ya se encuentra en un estado moderado, o incluso avanzado. La causa, según Anzueto, está en que los profesionales no están concienciados en descartar una posible EPOC en mujeres, mediante una sencilla espirometría, pero también en la falta concienciación por parte de la población.

Tal y como explicaba el especialista, síntomas como una tos frecuente, flemas en la mañana, disnea, dificultad para respirar y hacer esfuerzos o incluso un aumento de peso deberían ser consultados. "Hay mujeres que no sospechan porque dejaron de fumar a los 40 y ahora tienen 50", por lo que no achacan que tosan todos los días a una posible enfermedad relacionada con el tabaco.

Igualmente, el experto señalaba que no se trata de una enfermedad de personas mayores, ya que "ahora sabemos que es una enfermedad que empieza desde el útero". No solo porque influya que la madre sea fumadora, sino por la influencia de vivir en un entorno de fumadores, puesto que es una patología que también aparece en fumadores pasivos.

"La enfermedad no empieza a los 40 o 50 años, como se solía pensar, ya a los 25 años puede verse una diferencia en los individuos", apuntaba el experto de Texas.

En cuanto a los tratamientos, durante esta jornada se concluía que hay diversos estudios que han demostrado la eficacia de la utilización de la combinación de dos broncodilatadores en un mismo inhalador, por encima de la combinación con corticoides.

Así, Anzueto aseguraba que "han demostrado que tienen una máxima eficacia, no solo en la función pulmonar, sino una mejor calidad de vida, al reducir notablemente la sintomatología y las exacerbaciones, por lo que debe ser la opción como primera línea de tratamiento para todos los pacientes", dejando la posible combinación con corticoides solo para casos concretos en exacerbaciones.

Esta combinación de tratamientos tiene menos efectos secundarios y mejora en un 25% las exacerbaciones, lo que reduce las hospitalizaciones y por tanto, también repercute en un menor gasto sanitario. Asimismo, pacientes con asma también se beneficiarían de este tratamiento, que tampoco interfiere en otras enfermedades concomitantes.

Por último, el experto insistía en que para que funcionen realmente los tratamientos, es clave que el paciente deje de fumar. Si bien, "muchas veces no se confiesa al médico que se sigue fumando, y es importante comunicárselo para pedir ayuda profesional, dejar el tabaco es quitarle a esa persona una parte de su día a día y no es un proceso sencillo". La clave para el experto está en hacer un cambio social, "en EE.UU encenderse un cigarrillo en una reunión social es tan inadecuado como quitarse la ropa, no podemos aceptar socialmente algo que sabemos que nos enferma".

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