Real Betis
Lo Celso y un disfraz obligado en Mestalla
Real Betis | Mercado de fichajes
Primera cita del beticismo en su santuario, más de 51.000 almas sudorosas y tras el buen juego de los suyos en un pastoso partido sobre un terreno a 38 grados centígrados, dos ruegos. Uno surgió tras el encuentro y no sorprendió: Manuel Pellegrini volvió a pedir al menos dos refuerzos para "ser más competitivos" y que no salga nadie más. El otro ruego había surgido un rato antes de forma espontánea desde el graderío después de la enésima acción defensiva de todo un experto en estas lides. "¡Guido, quédate!, ¡Guido, quédate!", atronó el Benito Villamarín en la segunda parte ante el Atlético de Madrid. Dos ruegos conectados: Pellegrini no quiere más salidas traumáticas y la afición ansía que Guido no sea una de ellas.
La afición supo del interés del Nottingham Forest inglés, que ya realizó una oferta insuficiente por el argentino, y también conoce que Laurent Blanc lo quiere para el Olympique de Lyon, que tampoco pierde de vista a William Carvalho. A ello se une que Diego Pablo Simeone, que de nuevo sufrió el excelente nivel del cinco el pasado domingo, no lo olvida en su propósito de fichar a un medio de cierre, empresa que activará el club colchonero en cuanto Rodrigo de Paul se marche al fútbol árabe, como parece que ocurrirá.
La prioridad del Cholo es el medio danés Hojbjerg, internacional que no cuenta con minutos en el Tottenham, pero en la lista también figura Guido. Que el campeón del mundo se niegue a renovar y sólo le quede un año de contrato no facilita la fuerza negociadora de Planes.
Ocurre que el Betis, aun consumada la cesión de Juanmi al Al-Riyadh árabe por una temporada y liberada su ficha de la masa salarial, aún necesita el traspaso de algún activo para atender a todos los frentes abiertos: la inscripción de los defensas Héctor Bellerín y Marc Bartra, más la llegada de un extremo con velocidad y un delantero con llegada, refuerzos que el Betis, un buen Betis, evidenció ante el Atlético que necesita.
La falta de recursos ofensivos en el banquillo (en descargo hay que recordar las lesiones de Fekir, Luiz Henrique y William Carvalho) privó al Betis de mantener su sometimiento al Atlético cuando llegó el desgaste, que fue mayúsculo bajo la tórrida noche sevillana. Por eso Manuel Pellegrini, desde su experiencia, introdujo a Andrés Guardado por Ayoze en un claro mensaje de que si no se podía ganar el partido, al menos había que asegurar un punto de un sabor muy dulce ante un Atlético ducho en asestar el golpe postrero con sus jugadores de refresco.
El poder intimidatorio del Betis es más tibio hoy. Juanmi y Joaquín solían ofrecer alternativas desde el banquillo. Eran revulsivos de primer nivel. Uno con su olfato goleador y oportunismo, el otro con su calidad innata, como en aquel pase mágico que provocó el empate de Borja en la vuelta de semifinales coperas ante el Rayo. Y por supuesto, el agujero que ha abierto Sergio Canales es enorme.
Pellegrini dejó claro que Isco Alarcón ha llegado para paliar ese vacío y lo ve en el buen camino. El malagueño ha caído de pie en el vestuario y ha entrado en el corazón de la afición, que lo votó como el MVP ante el Atlético, el segundo en dos jornadas. Pero incide el chileno en que son dos las ausencias (Canales para siempre y Fekir hasta octubre como mínimo) y que debe llegar alguien más arriba.
Faltan 10 días para el cierre del mercado estival y los clubes ya se ven apremiados para desprenderse de los jugadores que sobran en sus plantillas. Ahí entra Ramón Planes y ahí el beticismo sigue ilusionándose con nombres: el barcelonista Abde, Dani Ceballos. Pero para fichar, antes hay que vender más y por tanto, a los dos refuerzos que espera Pellegrini habría que añadir el necesario para cubrir la plaza del que se vaya.
El beticismo se ha manifestado: si se tiene que ir alguien más, que no sea Guido, la clave de bóveda, el sostén, que parece aún más sólido con el recién llegado Marc Roca a su lado. Puestos a elegir, que sea Luiz Felipe o Luiz Henrique, que dejarían una jugosa plusvalía. Pero quien elige es el comprador, no el vendedor. La cuenta atrás hasta el 1 de septiembre es inexorable.
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