Ricardo Rodríguez, de ser operado de vida o muerte al nacer a estar casi cerrado por el Betis

Real Betis

Ricardo Rodríguez con la camiseta del Torino en su cumpleaños
Ricardo Rodríguez con la camiseta del Torino en su cumpleaños / Torino FC

SEVILLA/El Real Betis Balompié sigue avanzando en la pretemporada y también en el mercado de fichajes, que desde hoy entra en su último mes de vigencia. La derrota del conjunto de Pellegrini dejó algunas notas positivas como la gran participación de Rodri Sánchez y su situación en el equipo o la vuelta de Marc Bartra tras 10 meses sin competir. Pero sin duda, también dejo claro que hay zonas del equipo que necesitan ser reforzadas más pronto que tarde y con urgencia. Una de esas zonas es el lateral izquierdo, donde tan sólo se cuenta con Romain Perraud, de ahí que esté a falta de firma el acuerdo con Ricardo Rodríguez hasta el año 2026.

El suizo, de madre chilena y de padre español, ha tenido una trayectoria deportiva envidiable, ostentando a sus 31 años una Copa de Alemania y una Supercopa de Alemania con el Wolfsburgo, un Mundial sub-17 con Suiza y un premio a mejor futbolista del año en su puesto en 2014. Llegará libre al Betis tras no renovar con el Torino de la Serie A, en el que ha disputado 37 partidos la pasada campaña a un gran nivel. Además de por el equipo alemán y el de Turín, también ha pasado por las filas de Milan, FC Zúrich y PSV disputando casi 500 partidos como profesional en Italia, Alemania, Holanda, Champions League, Europa League, Eurocopas, Mundiales... 120 partidos como internacional.

Ricardo Rodríguez controla el balón en la pasada Eurocopa.
Ricardo Rodríguez controla el balón en la pasada Eurocopa. / Christopher Neundorf / Efe

Una historia emotiva

Pero al margen de su poderío como futbolista, que aún es bastante palpable, la historia que esconde Ricardo Rodríguez desde su infancia llama mucho la atención. Nacido en el país alpino mezclando ascendencia española y chilena, los médicos le detectaron allá por 1992 una hernia diafragmática congénita cuando sólo llevaba ocho meses en el vientre de su madre, Marcela. Una situación que de no ser por el gran trabajo del equipo médico, hubiese acabado de la peor forma si hubiese nacido sin esta advertencia. Nació y directamente fue traspasado al quirófano para operarlo. De hecho, así lo contaba su madre en una entrevista con el medio suizo Blick: "Los órganos abdominales de Rici, como el estómago, el bazo, el hígado y los intestinos, se habían trasladado a su pecho a través de un espacio en su diafragma. Si hubiera nacido con esta enfermedad diez años antes, no habría sido posible salvarlo".

Junto a los profesionales, la Virgen, tal y como relata su madre, hizo el resto. Un tío del protagonista puso un cuadro de una Virgen encima de la cama con el objetivo de protegerlo. "Y María hizo un buen trabajo", sentenciaba su madre en las mismas declaraciones.

Orgulloso de sus raíces y la visibilidad de las secuelas

La madre del jugador falleció de cáncer en el año 2015, desgraciadamente. En la actualidad, su hijo la lleva siempre consigo con un tatuaje que se hizo en el brazo derecho en el que se puede ver la imagen de Marcela en una de las visitas que hizo a Ricardo en uno de sus partidos de fútbol. Además, jugó durante muchos partidos con el dorsal 68 a la espalda, como símbolo del año en el que ella nació. Además, la inicial de su padre, José, también la lleva tatuada en el cuello junto a la M de su madre.

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