Un pasito más a la nada (1-1)
Betis-Eibar
El Betis reincide en su fragilidad colectiva y, obligado a remontar, como en las cuatro citas caseras precedentes, no pasa de un amargo empate
Tras el tanto de Loren, se desinfló
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Sevilla/Con dudas hasta los tuétanos se marchan al parón de octubre todos los que sienten en bético tras otro amargo empate en casa (1-1). La visita del Eibar era clave para cauterizar la herida de Villarreal, enlazar la segunda victoria seguida en el Villamarín y que el brote verde del triunfo incluso idealizara las sensaciones en estas dos semanas de paréntesis. Pero no. El Betis volvió a obsequiar a su parroquia con un partido de titubeos, de tantos claros como oscuros. Un partido en el que el rival no se sintió inferior e hizo daño. Como en las citas caseras con Valladolid, Leganés, Getafe y Levante.
Quedaron 26 minutos, sumando el alargue, desde que Loren restableció el empate, pero en ese dilatado margen, el Betis sólo volvió a acercarse en la falta directa de Fekir que dejó a Borja Iglesias solo ante Dmitrovic, pero en fuera de juego (92’). Al final, tablas justas. Otro paso corto, demasiado corto. Un pasito a la nada, que es hacia donde apunta este ambicioso proyecto si Rubi no termina de ensamblar el mecano. Piezas tiene de primera calidad. ¿Y qué ocurre?
Pues ocurre que el equipo sigue siendo demasiado esponjoso en su mediocampo. No pululaba esta vez por delante de la zaga de cuatro William Carvalho, aquejado de problemas físicos de última hora, pero en lugar de un especialista defensivo como Javi García, era Canales quien más se asomaba a la media luna. Rubi lo retrasó tanto para procurar un inicio limpio de los ataques desde atrás, que el Betis perdió buena parte de su caudal en tres cuartos de campo, donde tanto daño hizo el año pasado con sus arrancadas o su zurda de precisión quirúrgica.
Mendilibar pobló la medular, a nadie debió sorprenderle. Diop, Escalante y Edu Expósito por dentro. Por fuera, dos volantes que también tejen juego, Orellana e Inui. Y arriba, para pelearse en inferioridad con la pareja de centrales béticos, Kike García. Los armeros llevaron la iniciativa, empezaron a tocar y combinar, pero sólo Orellana llevaba veneno en lo que ensayaba. También en el balón parado, que fue lo que les puso el partido de cara pasada la media hora.
Pero antes de ese 0-1, el Betis volvió a evidenciar que si en defensa es un equipo de la mitad baja de la tabla ahora mismo, arriba atesora un arsenal para aspirar a lo que la dimensión actual del club demanda.
La estrategia ofensiva de los verdiblancos fue aguda. Y precisa. Hay que tener buen pie para ejecutar esos pases profundos a un costado u otro para que un bético bajara el cuero y desnudara así al audaz entramado vasco, o para empezar a percutir en un flanco y, de repente, descargar hacia el otro para burlar a un Eibar basculado.
Por una vía u otra, en cualquier caso en balones al espacio, el Betis hizo daño y debió ponerse por delante. Bartra ya habilitó a Álex Moreno en el minuto 8. En el 21, los verdiblancos supieron llevar el balón de la derecha a izquierda con calidad y Loren, con el exterior, puso a Álex Moreno ante Dmitrovic, pero el catalán eligió el golpeo duro y al primer palo y se le marchó el balón por el lateral de la red. Esa jugada lo pudo cambiar todo. También el latigazo desde cerca de Loren (27’) tras otra acción similar, de derecha a izquierda, que acabó con un pase atrás de Álex Moreno al goleador marbellí, que tres minutos después vio frustrado su pase de gol a Borja Iglesias porque el balón se le escapó por poco por la línea de fondo. Así lo reveló el VAR.
Y el VAR, ya en el minuto 35, coincidió en su rigurosidad con el árbitro canario Hernández Hernández a la hora de analizar el brazo que alargó Canales dentro del área, en el marcaje a Escalante, en un córner. Orellana, el mejor de largo en el partido hasta ese momento, burló a Joel.
Acusó el golpe el Betis durante unos minutos, pero Borja Iglesias pudo sacar a su equipo del atolladero justo antes del descanso en una potente arrancada que acabó en un misil cruzado que se le escapó por poco.
Rubi convirtió el match en una ruleta rusa con la entrada de Fekir por Pedraza (57’). Dejó a Mandi con Bartra atrás; Emerson y Álex Moreno, de carrileros; Canales como teórico pivote; Joaquín y Guardado, interiores; Fekir, en la mediapunta; y arriba, Loren y Borja. Pasó que a Joaquín y Guardado las piernas le pesaban ya mucho y Fekir se retrasó mucho para girarse y arrancar. Hizo daño, sí, porque nadie le quita la pelota, pero mejor si la recibe arriba.
Un Betis muy largo, abierto y cansado sólo hizo daño en una falta colgada que prolongó Mandi, remató Bartra y remachó Loren bajo palos. El VAR sí que fue providencial esta vez para que el Betis respirara, pero es tanta la sensación de provisionalidad en todo lo que ensaya Rubi, que por ahora no le da más que para dar pasitos hacia la nada. Las dudas crecen. Y con dos semanas rumiándolas.
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