La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
BETIS - VALENCIA | FINAL COPA
Noche histórica para el Real Betis Balompié. Los verdiblancos se reencuentran con el privilegio de ser actores directos en una final de la Copa del Rey después de diecisiete años sin hacerlo, concretamente desde que un 11 de junio de 2005 derrotara al Atlético Osasuna por dos a uno gracias a un gol de Dani en la prórroga. Fue el segundo título copero de los verdiblancos tras el conquistado en 1977 en el mismo escenario frente al Athletic Club. Llega la oportunidad, pues, de alzar por tercera vez el trofeo y todo sea por cambiar el estribillo del "somos campeón de España, somos campeón de España, en el Vicente Calderón" para actualizarlo con un "en el Estadio de la Cartuja" que sonaría a gloria a todos los seguidores de la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Heliópolis.
Nada menos que eso, la gloria, es lo que espera en el faraónico estadio que se construyera en los tiempos de Alejandro Rojas Marco, con la ayuda, entonces, de Rafael Carmona como gestor de las obras. Allí, más de dos décadas después de la inauguración del recinto que acogió posteriormente los Mundiales de Atletismo, la justificación para la inversión, comparece el Betis con el deseo de vivir una verdadera fiesta en compañía de todos los suyos.
Más o menos el número de béticos y el de valencianistas debe estar equilibrado si nos atenemos al reparto de la entradas por parte de la Federación Española de Fútbol, pero es evidente que el Betis tendrá en esta ocasión la ventaja del apoyo por todas las calles de la ciudad, ya que la final se disputa a algunos kilómetros de su sede social, por mucho que ésta esté casi en la otra punta de la ciudad, en la salida de Cádiz en lugar de la de Huelva o de Mérida, que es donde aproximadamente se sitúa la Cartuja.
Los béticos tienen motivos más que sobrados para lucir con orgullo los colores verdiblancos por las calles de Sevilla
Los béticos tienen motivos más que sobrados para la fiesta previa, para sentirse orgullosos de lucir los colores verdiblancos por todas las calles de Sevilla y también en los balcones de sus domicilios particulares con esa bandera que el club tuvo a bien regalar a todos sus socios con motivo de esta final. El equipo tan bien entrenado por Manuel Pellegrini ha conseguido que todos los béticos lo sientan en una comunión lógica a la vista del buen fútbol que practica en la mayoría de las ocasiones.
Así se puede comprobar también analizando la trayectoria hasta alcanzar esta final en el Estadio de la Cartuja. Sólo en las semifinales hubo más problemas al evitar la prórroga contra el Rayo Vallecano con un gol de Borja Iglesias prácticamente sobre la hora después de haber vencido en Madrid por 1-2 e ir cayendo por 0-1 en el Benito Villamarín con el zambombazo de Bebé. También en la segunda eliminatoria, cuando tuvo que esperar al tiempo suplementario para golear al modesto Talavera después de una cómoda clasificación anterior ante el Alicante.
Tras el Talavera, llegó la cita que cambió toda la trayectoria. El Betis superaba el emparejamiento con el eterno rival, el Sevilla, en una cita que debió dividirse en dos entregas por el famoso episodio de la barra que golpeó a Joan Jordán tras un gol de córner directo de Fekir que igualaba el que había anotado Papu Gómez. El choque, tras la suspensión decretada por De Burgos Bengoetxea, hoy en el equipo arbitral de Hernández Hernández, precisamente el que estuvo en Talavera, se reanudó un día después y Canales se encargó de rubricar la clasificación de un Betis que ya se lanzaba hacia el objetivo de la final.
Después caería la Real Sociedad en Anoeta con absoluta brillantez. El Betis estaba cada vez más cerca de meterse en su quinta final de la Copa gracias a la confianza que manaba de Pellegrini y de todos los suyos y no iba a desaprovechar la oportunidad frente al Rayo. Enfrente ahora tendrá al Valencia de José Bordalás, un equipo también de autor, aunque en las antípodas en lo referente a la vistosidad de su fútbol.
Los valencianistas fueron capaces de dejar fuera en las semifinales al Athletic en sendos choques vibrantes y antes tampoco habían tenido un camino excesivamente complicado a pesar de sufrir contra el Cádiz. Pero eso no quiere decir mucho cuando se trata de dilucidarlo todo a una única cita en esta finalísima en el Estadio de la Cartuja. Llegados a este punto, sin embargo, sí habría que señalar que el Betis parte como teórico favorito a tenor de lo mostrado por ambas escuadras a lo largo de la presente temporada.
15 puntos es la diferencia que separa al Betis, quinto en la tabla, con el Valencia, décimo clasificado
Son quince los puntos que tiene de diferencia a su favor la tropa de Pellegrini sobre la de Bordalás y eso debe significar algo. El Betis es quinto en la Liga con 57 puntos mientras que el Valencia es décimo con 42. Los valencianistas llegan, además, después de cuatro jornadas sin ganar, aunque eso también puede suponer que hace tiempo que sólo piensan en esta final de la Copa como único objetivo que ya les queda en el presente curso. Todo lo contrario de los béticos, que siguen peleando por meterse en la próxima Liga de Campeones a través de los cuatro primeros puestos de la Liga y se han visto obligados a seguir peleando por un objetivo tan lustroso.
Siguiente cuestión, quiénes serán los elegidos por Pellegrini dentro de esas rotaciones continuas que tan bien ha sabido llevar el chileno en su gestión de la plantilla. Sólo una duda parece que pudiera haber y ésta estaría en la portería entre Claudio Bravo, el más probable como titular, o Rui Silva. El resto, salvo algún problema físico desconocido para el gran público, debe ser un equipo compuesto por Bellerín, Pezzella, Bartra, Álex Moreno; Guido Rodríguez, William Carvalho; Canales, Fekir, Juanmi; y Borja Iglesias.
El Betis debe ser fiel a su estilo de rock and roll, de atacar sin temer a lo que pueda suceder a sus espaldas para imponerse
En el Valencia, mientras, están pendientes de los problemas físicos de Gabriel Paulista y sí parece que están recuperados Gayá, Guedes y Bryan Gil para conformar un equipo irregular pero con buenos futbolistas entre sus once elegidos, porque a ésos hay que añadirle a Carlos Soler y otros hombres de peso, aunque es verdad que no son numerosos los futbolistas de gran calidad.
Se encargará del arbitraje el canario Hernández Hernández, un hombre con el que ninguno de los dos equipos tiene números positivos, pero al que daba gusto oírlo en sus explicaciones en la rueda de prensa previa. Ojalá, entre él y el VAR, no se equivoquen para nadie y todo se pueda desarrollar como una verdadera fiesta del fútbol. El lleno está garantizado en el Estadio de la Cartuja y ojalá gane el protagonista sevillano, el Real Betis Balompié, para que conquiste por tercera vez esta Copa del Rey y reparta la felicidad que se merecen todos los suyos.
Temas relacionados
También te puede interesar
Lo último
3 Comentarios