Pólvora en suspensión
El derbi | La presentación
El duelo de este domingo en Heliópolis llega enmarcado en la tensión entre los clubes y la brecha de ocho puntos que tiene el Betis sobre el Sevilla
El Sevilla recibe la invitación al palco del Betis y este martes podría responder

Es el duelo más deseado y a la vez uno de los más temidos. Si se le preguntara a actores directos del mundo del fútbol (presidentes, directivos, entrenadores...), la mitad eliminaría el derbi del calendario anual. Distinto es para los futbolistas, que disfrutan este tipo de enfrentamientos por el calor que encuentran en la grada, un bonito espectáculo que también esconde su parte menos agradable, como están comprobando en este largo parón los encargados de cuadrar los detalles protocolarios.
Y es que no lo está poniendo fácil la situación generada entre ambas entidades a nivel institucional desde el último duelo en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El pulso entre ambos consejos de administración tras la ruptura de las relaciones es otro derbi, paralelo al futbolístico, que se libra en una semana marcada por la incógnita de si el Sevilla estará representado o no en el palco del estadio Benito Villamarín. Ni unos olvidan que el enemigo traspasara la línea roja de denunciar un comportamiento del rival ante el Comité de Competición, buscando un claro perjuicio deportivo, ni los otros la afrenta de la dichosa banderita.
Acordeón extendido
La situación deportiva de Betis y Sevilla dibuja un acordeón que sus trayectorias en el último mes han distanciado. Apretados hace cinco semanas en la tabla con un solo punto de diferencia, en las jornadas 23 y 24, la racha triunfal de los de Manuel Pellegrini ha dilapidado esa supuesta igualdad. El Sevilla ha tenido durante esta campaña la oportunidad de incluso estar una semana por encima de su máximo rival –en enero– dos años después de la última vez. Fue una alegría que duró muy poco, y es que la muchachada de García Pimienta demostró enseguida los motivos por los que es un equipo poco o nada fiable.
Las cinco victorias consecutivas del Betis han elevado esa distancia a 8 puntos, algo directamente proporcional a la positividad de las sensaciones que se respiran en cada barrio. Mientras en Heliópolis vienen de una remontada espectacular en Leganés, los de Nervión ofrecían ante el Athletic uno de los peores partidos de la temporada, reconocido por el propio García Pimienta. En este punto siempre surge el tópico de que en un derbi no cuentan las rachas. Y cierto es. Pero sí ofrecen un punto anímico que puede que después, cuando el balón ruede, se olvide, pero que de partida está. Claro que está.
El factor Isco
El vídeo que corría ayer por las redes sociales con Monchi de protagonista resume la guasa del derbi que tanto conocemos en Sevilla. El aficionado bético siente orgullo por lo que Isco Alarcón está haciendo en su equipo y quien abordaba al ex director deportivo sevillista le agradecía la supuesta pelea que hizo estallar la relación del malagueño con el club enemigo.
Isco es la bandera de este Betis triunfador que no se conforma con cualquier competición y que pelea por lo más granado de Europa. La magia de su juego es la definición práctica del mejor ensayo futbolístico jamás publicado con cerca de 60 años sin perder un ápice de vigencia: Dinámica de lo impensado, de Dante Panzeri.
En el Sevilla no hay un jugador que se le pueda parecer ni lo más mínimo. Y por eso el equipo de García Pimienta carece de identidad a pesar de su pretensión de estar confeccionado para proponer un fútbol de atracción desde atrás e ir ganando altura con la fórmula del buen gusto. Eso era en la pizarra de Víctor Orta en verano. En la práctica se ha demostrado que el Sevilla es el balón a Lukébakio y poco más, lo cual no es poca cosa, por otra parte. El belga tiene la virtud de ser el más vigilado y saber escabullirse de esa vigilancia cuando quiere.
El fichaje “perfecto”
Otra de las diferencias. Se refirió hace poco el entrenador del Sevilla a Rubén Vargas como “el fichaje perfecto”. Toda una osadía totalmente gratuita y seguida de una incongruencia como un castillo cuando en el partido inmediatamente posterior, ante el Athletic, estando disponible lo dejó en el banquillo.
Un ejemplo de fichaje perfecto lo puede exponer perfectamente el Betis con Antony, el jugador que ha espoleado el rendimiento del equipo verdiblanco con su llegada. El brasileño es un atacante diferencial que ha encandilado a su afición desde el minuto uno y que raro es el partido que no da puntos. En el balance del mercado de invierno los resultados han demostrado que los béticos han salido ganando más que los sevillistas, que no saben aún si Akor Adams es carne o pescado.
Sí se ha demostrado que Vargas es un jugador que ha llegado para sumar, pero puede decirse que casi al mismo nivel que el Cucho Hernández, decisivo en algunos partidos pero que de momento no es fijo ni insustituible. Ejuke se agarró a una lesión del helvético para cambiar las tornas, si bien su presencia suma.
Y eso es algo que de momento no puede decir Akor Adams, a quien algunos ven como sorpresa en el once del derbi por aquello de que vino para algo y que alguna vez a Isaac se le agotará el crédito si sólo marca tan de cuando en cuando.
Las ausencias
Aparte de si falta o no uno de los presidentes a su cita al palco de autoridades, las ausencias, focalizadas en el Sevilla en una misma parcela del campo, no son significativas como para llorar por ellas. No se ha ganado Saúl Ñíguez el derecho de ser un líder, pero estará. Si soñaba con ser un estandarte en el derbi, su las más de las veces triste figura aporta poco a priori. Oye, luego puede que sea hasta el héroe de su equipo, pero son cosas que pasan en los derbis, pero nunca se sabe. Horas después de decidir uno con un gol en Heliópolis Antoñito confesaba a quien quería oírlo que Marcos Vales no era consciente de lo que había hecho. Y apostaría a que sigue sin serlo.
En el Sevilla las bajas por sanción de Agoumé y Sow inquietan más porque se amontonan en un puesto cogido con alfileres que por otra cosa. En el rival, sólo hay una ausencia segura, Marc Roca. En eso sale ganando Pellegrini, que lo que más tiene son dudas. Johnny Cardoso y Lo Celso son las incógnitas, aunque encajar el argentino en un once que funciona a las mil maravillas es más un problema que una solución para Pellegrini.
Los estilos
El partido después puede salir por peteneras, pero el Betis tiene muy clara su identidad y el Sevilla lo mejor que puede hacer es abrazar un modelo que claramente apueste por la verticalidad y la velocidad al contraataque, justo como ejecutó su asalto al Reale Arena. La duda está en si el bloque aguantará tan sólidamente como lo hizo ante los suplentes –no se olvide– de la Real Sociedad. El de Pellegrini es un equipo que cargará el ataque desde el minuto uno con una línea de tres cuartos que está en un momento sencillamente sensacional. Isco lanzará y Antony y Jesús Rodríguez tienen la electricidad para castigar a un sistema defensivo que da una cal y diez de arena, además ante un Betis que carga el área de muchos rematadores en cada ataque.
El análisis, desde el ambiente tenso que trata de desintoxicar el alcalde, ha ido derivando hasta su final hacia el meollo del derbi, lo que al final cuenta. El fútbol. Lo demás todo se olvidará. Incluso si acude Del Nido Carrasco o no. La pólvora en suspensión recuerda la rivalidad de otros tiempos, aunque en realidad es la misma de siempre. Sólo hay que desear que no acabe como algunas veces.
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