Pellegrini, acción y reacción en un Betis flexible
El técnico ha olvidado el cambio de hombre por hombre para cambiar su esquema de juego adaptándose a los jugadores
En Bilbao pasó tras el descanso a un 1-4-1-4-1 con el que el su equipo frenó mejor el ataque del Athletic
Sevilla/Muchos béticos no entendieron cómo en el derbi perdiendo el partido Bakambu entró por Vitor Roque; Ruibal, por Marc Roca pasando Fornals al doble pivote; Chimy Ávila sustituyó a Abde y Perraud a Ricardo Rodríguez. Eran cambios de nombres, de jugador por jugador, pero el esquema no variaba y el conjunto verdiblanco, aun acabando con superioridad numérica por la expulsión de Nianzou fue incapaz de encerrar al rival. Tampoco lo consiguió antes en Conference League en la derrota frente al Legia de Varsovia. Pero desde el duelo en Nervión algo ha cambiado. Manuel Pellegrini ha vuelto a dar un giro de tuerca al equipo, uno más, para acertar con la tecla para paliar las importantes (y constantes) ausencias. Ante la falta de efectivos y creatividad ya no bastaba con quitar a uno y meter a otro en su lugar, sino que la situación exigía un cambio más profundo que está funcionando.
Y lo mejor es que esa flexibilidad de la que ha dotado el técnico al conjunto verdiblanco tiene más variaciones. Y no es sólo cambiar el 1-4-2-3-1 que parecía inamovible para jugar con dos delanteros, sino que en Bilbao viendo que el Athletic era un vendaval tocó de nuevo su dibujo para optar con un 1-4-1-4-1 con el que el Betis se sintió más a gusto y compitió mejor. Los cambios ya no son de hombre por hombre, sino mucho más profundos variando el esquema para adaptarse a las necesidades y exigencias que el rival de turno impone.
En San Mamés el conjunto de Ernesto Valverde era un ciclón ofensivo que primero hizo daño por el costado de Bellerín. El técnico chileno, como cualquiera, lo vio claro y reforzó esa banda con la entrada de Sabaly y Assane. Dos de los tres cambios de una tacada al inicio de la segunda parte, una medida inusual en el preparador chileno. Lo hizo, por ejemplo, ante el Leganés, pero sobrepasada la hora de juego, cuando todavía con 0-0 dio entrada a Lo Celso, Vitor Roque y Bellerín, aunque sin variar el esquema como sí hizo en la capital vizcaína, donde introdujo a Iker Losada (junto a Fornals, ambos por delante de Johnny como único pivote), un lateral más defensivo y jugador de refresco con pulmones y piernas para ayudar atrás y subir en ataque. Por ahí llegó el tanto del castellonense, pero el cuadro vasco cambió el plan y pasó a atacar por el otro punto débil, la banda de un Perraud desbordado un partido más.
La variación en Bilbao fue una más de las que Pellegrini viene dotando a un Betis cada vez más flexible y con capacidad para reaccionar a lo que acontece sobre el césped. El inamovible doble pivote y la línea de creación por delante de tres jugadores ha mutado un clásico 1-4-4-2, con la posibilidad de volver a la vieja idea ante un rival de menor entidad como el Gévora, para cambiar al descanso en San Mamés para reforzar el centro del campo con Johnny como pivote y Fornals e Iker Losada por delante para no renunciar al ataque.
Sólo tres cambios en el once inicial en los tres últimos partidos ligueros
La filosofía de rotaciones que Manuel Pellegrini introdujo en el Betis es otro aspecto que ha cambiado para adaptarse a la situación de la plantilla. De hecho, desde la vuelta del anterior parón tras la derrota en del derbi, el conjunto verdiblanco ha disputado tres encuentros ligueros y de uno a otro el técnico chileno apenas ha hecho tres variaciones en total en sus onces iniciales. Del equipo que saltó en Pamplona al que dispuso frente al Atlético sólo hubo dos variaciones con la entrada de Abde y Chimy Ávila. En Bilbao, con respecto al conjunto que ganó a los de Simeone en Heliópolis el único cambio fue la entrada de Bellerín por Ruibal.
Y todo porque la plaga de bajas en el centro del campo obligó al técnico bético a amoldarse a las piezas con las que cuenta y no calzar a los jugadores disponibles a un sistema que ha pasado de inamovible a cambiante. Ante la acción, la reacción de Pellegrini. Y es que perdió muy pronto para toda la temporada a William Carvalho, Isco no ha debutado este curso y se lo espera, si todo va bien, para enero y Lo Celso y Marc Roca no juegan desde el derbi. “Nos falta creación”, decía Pellegrini, que apostó por la presión alta con dos delanteros y un centro del campo con la misión de recuperar la pelota y lanzar el ataque con velocidad como apuesta ofensiva, sin olvidarse de una solidez defensiva que sigue marcando diferencias.
Pero no todo es el cambio de dibujo de Pellegrini. El paso adelante dado por la plantilla ha sido fundamental, ya que ha asumido la necesidad de jugar de otra forma, con menos toque y magia y más trabajo, más esfuerzo si cabe en la presión y más mordiente para recuperar el balón. Y es que el propio técnico argumentó tras el partido del domingo que no es lo mismo contar con William Carvalho, Isco, Guido Rodríguez o Lo Celso a disponer ahora de jugadores “menos técnicos, pero más potentes”.
Incluso ha perdido el Betis el desplazamiento en largo de Marc Roca. Es Diego Llorente el encargado de lanzar desde atrás los balones más directos cuando los atacantes tienen espacios. Chimy Ávila, pro ejemplo, desaprovechó ante el Athletic un preciso pase del central madrileño. Johnny Cardoso es un jugador más de destrucción que de creación y Sergi Altimira es de esos futbolistas que el técnico ve en formación y que, como le pasara a Chadi Riad la pasada campaña, se le han abierto de par en par las puertas de la titularidad por las lesiones de otros compañeros. Y está cumpliendo sobradamente. En lo que va de curso ya ha jugado más minutos que toda la temporada pasada y en nueve partidos de LaLiga (556) casi iguala los que jugó la campaña anterior en 14 citas (566).
Las carencias en la planificación y el infortunio de las lesiones han obligado a Pellegrini a reinventarse, a responder a las adversidades y pensar en lo que tiene y no en quienes ha perdido haciendo un Betis más flexible.
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