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Cortes de tráfico por la Carrera Nocturna

De las novatadas al malestar por Montiel

La plantilla solicita al club la restitución del histórico masajista e incluso pide para ello la mediación de Poyet.

S. Silva San Pedro De Alcántara

13 de julio 2016 - 05:02

Pese a la alta intensidad de los entrenamientos, con el consiguiente cansancio acumulado, el ambiente entre la plantilla es distendido en estos primeros días de concentración. Únicamente el despido de José María Montiel genera todavía malas caras entre los jugadores e incluso pretenden convencer a los dirigentes para que lo restituyan en su puesto, después de que la semana pasada mostrasen su disconformidad con la situación.

Como es habitual en cada pretemporada, la convivencia entre los jugadores deja momentos para el recuerdo. El de este año tuvo como protagonista a Charlie Oatway, uno de los ayudantes de Gustavo Poyet y el más cercano a los futbolistas en el día a día, quien protagonizó la mejor novatada de las realizadas hasta el momento y que provocó las risas de los jugadores durante la cena del lunes. Esa misma noche, Rafa Navarro, Aissa Mandi y Jonas Martin también tuvieron que cumplir con esa tradición, que el domingo cumplió Durmisi, con cante y baile de por medio. Anoche fue el turno de Felipe Gutiérrez y Nahuel, a la espera de más caras nuevas.

Si estas bromas amenizan la estancia, el despido de José María Montiel todavía sigue generando malestar entre los jugadores. En el vestuario se ha tratado la situación y la opinión generalizada pasa por la permanencia del masajista como un miembro más del mismo, de ahí que pidiera a los dirigentes que reconsiderasen su decisión y ahora pretende una restitución. De hecho, los jugadores incluso han solicitado a Poyet que interceda ante el consejo, ya que entienden que para la cohesión del vestuario sería importante seguir contando con Montiel.

Mientras tanto, la entidad mantiene la postura anunciada la pasada semana y ratificada luego por Ángel Haro. El club entiende que la labor de masajista de Montiel no es compatible con la empresa que dirige, de ahí que se le instara a elegir entre las dos opciones e incluso con una subida salarial si prefería continuar en la entidad, algo que fue rechazado por el masajista, que puso fin a más de 20 años de trabajo en el Betis.

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