La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Dónde está el límite de la vergüenza?
Real Betis
SEVILLA/La situación con los árbitros en España ha llegado a un punto en el que no hace falta utilizar sus errores como excusa para justificar distintas actuaciones de los diferentes equipos en la competición. Actualmente el conjunto verdiblanco se erige como uno de los equipos que más ocasiones falla en sus partidos, la principal causa de que a día de hoy no lleve más puntos. Una delantera formada por un Bakambu al que le está costando reaparecer tras su lesión (pero que en LaLiga ya ha mandado dos balones al palo), un Chimy Ávila cuyo trabajo se aleja de los goles y que de cara a portería, de momento, no está teniendo buenas sensaciones y un Vitor Roque que tiene un dato demoledor a pesar de los tres tantos que acumula en la competición doméstica: ha fallado un total de ocho ocasiones manifiestas de gol en lo que va de campaña. Esa es la principal causa de que el Real Betis Balompié a día de hoy lleve 20 puntos y 14 goles a favor.
Pero esta no puede ser una situación que impida reflejar, al igual que han ocurrido a favor pero en ocasiones muchísimo más puntuales y señaladas, los errores arbitrales que han costado puntos, o al menos golpes anímicos de los que no han podido levantarse los hombres de Pellegrini en algunas situaciones.
A pesar de que las conversaciones y los llamamientos a la federación son continuos por parte de la entidad, eso sí, a nivel interno como ya también han explicado públicamente en alguna que otra ocasión, la acción ante el Celta de Vigo fue una gota que ya asoma por el borde de un vaso que se va llenando poco a poco. Este curso, con más gotas de la cuenta. El mosqueo en el Betis por estas acciones cada vez es mayor, aunque reconocen que la situación no tiene una solución fácil y ni siquiera aparente.
Para muchas personas la acción de Diego Llorente en El Gran Derbi ante el Sevilla FC no puede ser penalti nunca. Para otras, la infracción es evidente. En este caso, poco tiene que hacer el VAR ya que si se realiza un seguimiento escrupuloso del reglamento, la actuación fue correcta: se dejó todo a merced del colegiado en una acción puramente interpretativa. El error en este caso llegó por parte de quien consideró esa mano, en un salto hacia detrás en el que el defensa debe impulsarse para realizarlo y sin ver la pelota al recibir el contacto (lo que implica la involuntariedad de hacerlo). Y por supuesto del reglamento, que para este tipo de jugadas donde la orientación al error es tan clara debería permitir la intervención del VAR. Eso sí, el Betis tuvo muchísimos minutos para poder hacerle daño al Sevilla, y ni siquiera se acercó.
La comprensión hacia los árbitros se aleja en la acción que se vive en el campo de la Unión Deportiva Las Palmas. En un balón dentro del área que pasa de forma horizontal frente a la línea de gol, Johnny Cardoso no acierta a empujarla al mismo tiempo que le dan un rodillazo en la cabeza. El impacto es suficiente para que el estadounidense no termine de impactar bien el balón y la ocasión no termine en gol. Aquí, más allá de que el árbitro no lo viese, lo llamativo es que el VAR no lo llamase a revisión. Un rodillazo en la cabeza frente a la línea de gol y con el jugador presto para rematar a bocajarro. Esta acción sí es más determinante que la del derbi. Al igual que la de este pasado fin de semana ante el Celta de Vigo. La posición de fuera de juego de Startfelt es meridianamente clara y ni siquiera se molestan en enseñar la imagen de la herramienta de fuera de juego semiautomático porque desde el VAR no consideran que el futbolista molestase a Rui Silva. El guardameta portugués tiene que moverse para mirar por detrás del sueco y no ve venir la pelota. Un despropósito de Pizarro Gómez, que también estuvo en el VAR de El Gran Derbi.
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