Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
La crónica del Betis - Valencia
Nueva exhibición de una máquina de fabricar buen fútbol llamada Real Betis Balompié. El cuadro de Manuel Pellegrini llevó a los suyos a un estado de felicidad absoluta, cercano al nirvana, con una demostración de poderío frente a un Valencia al que llegó a minimizar hasta convertirlo en un verdadero pelele. Los verdiblancos incrementaron en cuatro esa cuenta goleadora que suele premiar a los equipos que buscan sin cesar la portería contraria. No fue ninguna casualidad que así sucediera, está claro.
Porque este Betis juega con el pie apretando el acelerador a fondo. Como se apuntaba del mejor Liverpool de Jürgen Klopp es puro rock and roll, busca la portería contraria a una velocidad increíble, casi como si en lugar de futbolistas se desempeñaran sobre el césped verdaderos especialistas en los 100 metros, en la prueba reina del atletismo. La diferencia, indudablemente, es que la tropa que tan bien dirige Pellegrini y que comandan Fekir, Canales y William Carvalho lo hace de manera primorosa a la hora de manejar un balón sobre el perfecto tapete que en estos momentos es el Benito Villamarín.
Ahí no hay ningún momento para el respiro, para pararse a otear el horizonte, todo es tirar para adelante para crear las superioridades pertinentes sobre el rival y la consecuencia, no pocas veces, es comprobar que los vestidos de verdiblanco percuten contra la línea defensiva con situaciones de cuatro contra tres, tres contra dos y en la mejor de las veces, para el rival, en una paridad de elementos.
El Betis, con cinco futbolistas de refresco en su alineación, volvió a ser un torbellino desde el primer minuto hasta que finiquitó todo
El Betis no se para jamás, sale en estampida a por sus adversarios y los derriba sencillamente porque los busca, porque juega en explosión continua y porque su estado físico es realmente espectacular. Sus futbolistas están todos en un perfecto estado y, lógicamente, en eso tiene mucho que ver la distribución de los esfuerzos que realiza su entrenador. Pellegrini no toma las decisiones a través de una hoja de excel, sino que va variando las piezas con serenidad, sin hacer locuras, permutando incluso en no pocas ocasiones ocho futbolistas respecto al encuentro que hayan jugado los suyos con anterioridad.
En esta cita contra el Valencia no iba a ser tan excesiva esa dosificación. Repetían en la alineación titular respecto al Rayo Vallecano Claudio Bravo, Álex Moreno, Guido Rodríguez, Canales, Fekir y Juanmi, nada menos que cinco futbolistas de campo y el guardameta, pero esto puede tener una explicación en la trascendencia del litigio por estar enfrente un igual en la teoría, cada vez menos en la práctica, y también en el hecho de no tener que viajar, de volver a desempeñarse en el Benito Villamarín.
La confianza que Pellegrini le ha dado a todo el equipo hace que éste siempre mire hacia adelante en busca de más goles sin especular
Y con esos elementos, además de Montoya, Pezzella, Víctor Ruiz, William Carvalho y Borja Iglesias, que eran los que ingresaban, el Betis salió dispuesto a liquidarlo todo con rapidez. Además, esta vez los riesgos que toma, que también existen, lógicamente, aunque la confianza es tal que siempre es posible la remontada, no fueron penalizados en los primeros minutos. Al contrario, Claudio Bravo le hacía un verdadero paradón con el rostro al joven Jesús Vázquez y en la siguiente acción ya se ponía cuesta abajo la cosa para este gran Betis que tanto enamora a los suyos.
Borja Iglesias pelea un balón con Gabriel Paulista y sale con velocidad para buscar a Cillessen. El gallego se topa con Alderete y éste lo derriba, Díaz de Mera se cree que todo ha sucedido fuera del área y así sanciona la infracción, pero ese invento tan útil llamado VAR le indica al árbitro de campo que el derribo se ha producido dentro.
Incluso pudo ser digno de una de esas llamadas tarjetas naranjas, por su indefinición entre la roja y la amarilla, pero bueno, al menos sirve para que el delantero bético demuestre, una vez más, su precisión en los lanzamientos desde los once metros y que los suyos ya estuvieran por delante en el electrónico a los 14 minutos.
¿Es tiempo para la especulación en el Betis después de ponerse por delante? A tenor de lo acontece un partido tras otro, esa situación apenas debe ser entrenada en el laboratorio de la ciudad deportiva por Pellegrini y su cuerpo técnico. Allí no hay un respiro, nadie se detiene para coger aire y el Betis sigue a lo suyos de salir, una y otra vez en estampida. Incluso, insisto, le da igual tomar riesgos atrás, porque es consciente de que ese camino lo conduce a estar mucho más cerca del éxito que del fracaso. Ya lo ha evidenciado más de una vez con las remontadas que ha protagonizado este curso.
Salvando las distancias en el aspecto individual, los verdiblancos cada vez recuerdan más al juego del Liverpool de Klopp
Da lo mismo que Marcos André roce el empate, el Betis sigue y sigue. William Carvalho empalma a las manos de Cillessen una situación ideal en el borde del área, Fekir estrella un balón en el poste después de un paradón del portero holandés... Hasta la próxima, proclaman los verdiblancos, y ésta ya sí es decisiva, pues Borja Iglesias, Canales y Juanmi llegan en manifestación para pasarse el balón muy rápido y que vuelva a ser el gallego el que dispare para alojar la pelota dentro de la portería.
Sólo se llevaba media hora y el Betis ya estaba arriba con un dos a cero. Es más, tampoco se arrugó con el hecho de que Gabriel Paulista recortara antes del intermedio y que incluso Guedes diera un buen susto no más reanudarse el juego, la tropa de Pellegrini siempre mira hacia delante. Y también es capaz de situar muchos hombres dentro del área en las jugadas a balón parado.
Pezzella se aprovechó de ello en un córner sacado por Fekir y rematado con comodidad por el argentino. Tres a uno y golpe ya definitivo para los hombres de Bordalás. Lo mejor ahí es no pararse y siete minutos después era Juanmi quien finiquitaba todo en una nueva acción a las espaldas de la zaga rival. Incluso pudo repetir el malagueño, pero tampoco era cuestión de correr riesgos. El Atlético aguarda y convenía dosificar fuerzas, porque este Betis es un verdadero huracán y encima juega de maravilla al fútbol.
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