La fiesta del Betis no se traslada al césped con el Athletic (0-0)

Betis - Athletic | La crónica

Los béticos no pueden aprovechar la felicidad que les llegaba desde la grada para derrotar a los bilbaínos en un partido equilibrado

Ningún equipo tuvo ocasiones muy claras para marcar

Luiz Felipe fue expulsado al final

Así hemos contado el partido

Fekir vuela tras chocar con Vivian en el centro del campo.
Fekir vuela tras chocar con Vivian en el centro del campo. / Antonio Pizarro

Tablas en el reestreno de la Liga en un partido tan competido como equilibrado para las dos partes. El Betis arranca con un punto que sabe a poco por el hecho de haberse jugado el partido en el Benito Villamarín, pero que también tiene un valor en la suma al final del ejercicio debido a la calidad del adversario, un Athletic que también pelea por la misma zona de la tabla clasificatoria. Sensación, pues, de botella medio llena o botella medio vacía, aunque siempre habrá que valorar la importancia de sumar, aunque sea sólo un punto.

Ambiente de fiesta absoluta en el Benito Villamarín, más de 53.000 espectadores en un día laborable y un horario de comercios abiertos en estas fiestas navideñas, pero hay que tener en cuenta que los fieles a la fe balompédica radicada en Heliópolis llevaban 49 días sin disfrutar de su Betis en un partido oficial y había unas ganas enormes de volver a hacerlo.

Pellegrini llega a este día con problemas en la zona del centro de la defensa y sin sus dos campeones del mundo, pues los argentinos sólo salieron al césped para recibir el homenaje de los suyos. Pero el Betis, pese a los irregulares resultados en el tiempo dedicado al Mundial, sigue mostrando su imagen de solidez, incluso con un chaval de 18 años como central izquierdo. El joven Félix no decepcionó para nada con su rendimiento y siempre colaboró a que la portería de Rui Silva no pudiera ser batida.

El problema, pues, no estuvo ahí, sino en el otro área, en la que Borja Iglesias no fue capaz esta vez de imponer sus reales ante la fiereza de Vivian y Yeray, la pareja que escogía Ernesto Valverde entre los suyos. Como tampoco Canales iba a estar particularmente inspirado al Betis le costó mucho trabajo hallar las vías de penetración hacia el internacional Unai Simón. Eso sí, en la segunda mitad casi todos los acercamientos más peligrosos fueron suyos, aunque ninguno con una nitidez para catalogarlo como ocasión clarísima de gol.

Fue la misma tónica de todo el litigio, de una partida de ajedrez que nunca se decantó hacia un lado ni hacia el otro. En la primera mitad, el Betis partía con el mismo esquema de siempre, pero echaba en falta no tanto a los centrales como a la figura de Guido Rodríguez, un hombre que siempre abarca más campo que el resto y que provoca en infinidad de ocasiones la superioridad numérica sobre el adversario. Ese hueco lo tapó Pellegrini con Guardado, que fue el acompañante de William Carvalho, y sin estar mal en el global del juego, es evidente que el mexicano está a mucha distancia del argentino y por ello los roles de ambos en la plantila son tan diferentes.

Sí contó el entrenador bético con Luiz Henrique, que, pese al fallecimiento de su padre, era titular por la banda derecha y se iba a convertir en una de las principales vías béticas para tratar de acercarse hasta Unai Simón. Precisamente el brasileño protagonizó la primera llegada clara para los suyos, cuando robó un balón en la frontal y armó el disparo con celeridad, pero Unai Simón estuvo muy seguro para repelerlo (10').

El juego iba a estar muy equilibrado desde ese primer arreón. Los dos equipos trataban de imponer su juego moviéndose en el campo del rival, pero los minutos iban transcurriendo sin que se produjeran apenas acercamientos claros a las porterías contrarias. Un disparo de Yuri que sacaba bien Luiz Felipe (31'), un tiro cruzado de Fekir (37') y una llegada de Iñaki Williams salvada de nuevo por el central italo-brasileño del Betis (40').

El bagaje no era excesivo en ese primer acto, pero el juego no decepcionaba en su globalidad a casi nadie, pues siempre se caracterizó por la intensidad de las dos escuadras. Sí se iba a decantar algo más hacia los locales a raíz del intermedio, los verdiblancos tenían una punta más de velocidad y el ejemplo más claro estaba en la tarjeta amarilla que vio Vesga por detener como pudo la carrera de Luiz Henrique por la derecha.

Desde ahí todo comenzó a inclinarse hacia el plano bético, Fekir tuvo una falta que se le fue alta (53'), Luiz Henrique le hizo cosas cargadas de belleza a Yuri (58') y Unai Simón iba a aprovechar su buena colocación para que otro disparo del joven zurdo brasileño no se convirtiera en el primero de los anfitriones (64'). Desde ese tramo y con los cambios se volvió a equilibrar de nuevo el juego y tal vez las mejores llegadas fueran del Athletic, aunque tampoco fueran nada del otro mundo y también tuviera una llegada Joaquín con una mala elección (87') y una falta final de Willian José (95') que le salió muy centrada.

Hernández Hernández ordena la expulsión de Luiz Felipe tras su entrada a Muniain.
Hernández Hernández ordena la expulsión de Luiz Felipe tras su entrada a Muniain. / Antonio Pizarro

Era el resumen de un partido que, paradójicamente, llegó a parecerse más a los que acontecen en septiembre, con un físico de más a menos en todos sus componentes y que tuvo el epílogo polémico de la expulsión de Luiz Felipe por una entrada a Muniain. Todo fue exagerado entonces, desde el proceder del central bético hasta el color de la tarjeta, demasiado riguroso. Fue el final de una fiesta que se quedó más en el exterior que en el mismo césped.

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