Fekir no se lo creía cuando analizaba el partido en Movistar

Vitoria/Un empate fuera de casa siempre es un resultado que se valora, pero en esta ocasión los béticos acabaron insatisfechos, pues tuvieron la opción de ganar en el tramo final. Dos oportunidades malogradas por Fekir fueron fundamentales para los hombres de Pellegrini, mientras que Sivera se lució en un disparo de Chimy Ávila.

Fekir | La primera de las ocasiones tiene que acabar en gol, sin más

La jugada del minuto 75, tras el excelente pase de Pablo Fornals que le dejó una autopista hacia la portería rival, no admite ningún tipo de debate, tiene que acabar en gol. Un futbolista de la calidad de Fekir, con ventaja de sobra respecto a los rivales que no lo alcanzaron y con el balón perfilado hacia su izquierda delante de Sivera, tenía que haber localizado el disparo en un sitio que fuera imposible para el portero. Después, incluso, tuvo otro para darle los tres puntos al Betis.

Abde | Su presencia en el campo le dio dinamismo al Betis

Con el hispano-marroquí en el campo, al mismo tiempo que Chimy Ávila, todo varió para mejor en la escuadra de Manuel Pellegrini. Abde estuvo muy incisivo por la banda izquierda y, además, le dio bastante dinamismo al juego para que los suyos comenzaran a crear mucho peligro. Él tuvo una en la que pitaron falta previa y eligió el palo corto, lo que facilitó la intervención de Sivera.

Chimy Ávila | Nada que ver con él de punta, pases y paradón

Había salido de nuevo Pellegrini con Aitor Ruibal como punta de referencia y la verdad es que su equipo tuvo pocas llegadas a gol. En la más clara, Ruibal incluso impidió el remate franco de Pablo Fornals al no ver su llegada. Con Chimy, en cambio, hubo peligro real. Sivera le hizo un paradón increíble y, además, le puso otra a Fekir de cara. Hasta le dio un balón en la espalda que era peligroso.

William Carvalho | En el primer tiempo transmitía desgana 

Las estadísticas publicadas en el intermedio se encargaron de señalar al medio centro portugués, que había perdido, al parecer, nada más y nada menos que 16 balones, 13 de ellos en pases y otros tres en conducciones. Pero lo peor no era eso, era la desgana que transmitía, como ya se vio en la primera jugada, justo después del saque de centro. Después mejoró algo.