La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Betis-Real Madrid
Sevilla/Cristian Tello, el hombre de los goles jubilosos en el Betis, volvió a hacerlo. Benzema arriesgó muchísimo con un pase horizontal hacia zonas interiores cuando su equipo salía de atrás y Guardado, el más listo de la clase, se anticipó y, en un pestañeó, provocó el fuego en la hierba. Tello, que es frío para lo malo pero también para lo bueno, encaró a Courtois, levantó la cabeza, detectó hacia dónde se vencería el gran portero belga y aseguró el golpeo abriendo el pie hacia el ángulo contrario. Gol. Importantísimo gol. Por los tres puntos, que despejan los fantasmas que afloraron desde la zona baja de la tabla, y por el rearme moral, anímico, a una semana de ir a Nervión.
Si Guardado encendió un fuego en el terreno de juego con su astuto robo, Tello lo encendió en la grada, por fin alborotada hasta que González González dio los tres pitidos finales. Estalló de júbilo el Villamarín, porque el Madrid atacó con todo y Sergio Ramos y Lucas Vázquez amenazaron con un agrio empate a dos en sendas acometidas a la desesperada. Todo acabó en fiesta después de muchos minutos de insospechada frialdad, hasta de protestas y réplicas a las protestas. Pero nada une más que una victoria. Más si es ante el Real Madrid y más aún si cae antes de un derbi al que la parroquia verdiblanca miraba con demasiados temores por las dudas de los suyos.
El alivio fue mayúsculo. Como la justicia que hizo ese 2-1 por la notable segunda parte que cuajaron los verdiblancos, que en el descanso detectaron que el Madrid no tenía su noche y que había que morder más arriba, sin los remilgos iniciales. Porque este Madrid de Militao como improvisado lateral derecho, de Kroos y Modric venidos a menos en la zona de creación y de Lucas Vázquez y Vinicius en los extremos no podía intimidar a un equipo con Bartra, Guardado, Canales, Joaquín o Fekir. Claro que no. Pero el Betis tardó media hora en verlo. Se soltó en el cuarto de hora final del primer acto, en el que se adelantó con un zapatazo de Sidnei a la escuadra (40’), y tras irse con rabia al intermedio por ese penalti del propio central brasileño a Marcelo que transformó Benzema en el segundo minuto del alargue, sí que salió con el cuchillo entre los dientes tras el descanso.
La pequeña historia de esta Liga dice que el Betis es más seguro con Édgar en esa posición híbrida de tercer central en la salida de la pelota y medio defensivo cuando el rival ataca. Y repitió Rubi con ese recurso que lleva su firma.
Fue extraño el desarrollo de la primera mitad. Extraño, sobre todo, por frío. Baste recordar que la primera falta que pitó González González, y seguramente la primera que en puridad se produjo, acaeció en el minuto 23, pasado ya el primer cuarto de pleito. Y tampoco es que fuera una destemplada patada: Casemiro quedó arrodillado en la hierba y bloqueó a Fekir cuando arrancaba. Y poco después llegó el primer saque de esquina... Nada sucedió hasta entonces entre la actitud demasiado contemplativa de los verdiblancos y la tibieza ofensiva del Real Madrid. Cualquiera diría que el primero se jugaba alejarse de esa zona de descenso que apareció en lontananza con la victoria del Mallorca, y que el segundo pugnaba por recuperar el liderato que le arrebató el Barcelona un día antes.
Rubi escalonó por dentro a Édgar, Guardado y Canales, escoró esta vez a Joaquín a la derecha para buscarle las cosquillas a Marcelo junto a Emerson y dejó más a su aire a Fekir como apoyo de Loren arriba, aunque el francés, vista la querencia de Joaquín a su esquina predilecta, pululó más por la izquierda.
Los únicos conatos de fuego en ese primer cuarto tan gélido fueron de Canales cuando arrancaba su moto por los pasillos interiores. Hacía falta una chispa que encendiera aquello. Y, tras un cabezazo alto de Bartra con todo a favor (28’), el juego bético prendió definitivamente con una acción entre Canales y Fekir que acabó con un misil del francés que desvió Courtois de forma prodigiosa (36’). Joaquín también apareció al fin por la derecha en una combinación con Emerson y al momento llegó el gol de Sidnei, precedido de dos reclamaciones béticas escalonadas en esa misma jugada, una por manos y otra por penalti de Sergio Ramos a Fekir.
Con el penalti a Marcelo, al Betis le pasó algo parecido a la visita del Barça, en la que SergioBusquets evitó sobre la campana que los verdiblancos se marcharan con ventaja a recuperar fuerzas a la caseta.
Pero esta vez los verdiblancos aprendieron la lección, dieron el paso adelante para forzar los errores de las desmañadas piezas de Zidane en la zona ancha y el juego se volcó hacia Courtois. Debió marcar Joaquín en el minuto 55. Fekir, de nuevo estelar en las citas de lujo, sacó el tiralíneas para lanzar a Canales, éste habilitó a su izquierda a Joaquín y el portuense dribló a Courtois, pero a puerta vacía ni siquiera lanzó entre los tres palos con su zurda. Cortó Modric.
La grada se fue animando conforme el Betis fue sometiendo al Madrid. Más con la arrancada de crack de Fekir por la izquierda que acabó en una volea de Guardado que rozó la escuadra (75’), cuatro minutos después de que Mendy lanzara al larguero. Y el hombre que aplacó el debate de la grada y devolvió al bético las ganas de fútbol fue Tello, el chico de los goles jubilosos. Y oportunos.
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