Le faltó más gas para la excelencia (1-1)
Betis-Milan | Crónica
El Betis desarboló al Milan durante una media hora magnífica en la que combinó su toque tradicional con la profundidad
Los italianos igualaron a través de Suso, aunque el triunfo debió ser verdiblanco en el tramo final
Sevilla/El Betis de Setién no pudo culminar su gran obra. La falta de gas impidió al cuadro verdiblanco protagonizar una nueva exhibición contra el Milan que se hubiera acercado, sin duda, a la excelencia. Porque la primera media hora de los anfitriones fue espectacular, con juego al toque, como siempre, y con profundidad para hacerle daño a un adversario con un pedigrí de los que pocos clubes en Europa pueden presumir. Y, además, en ese periodo inicial esta vez sí existió algo fundamental en este deporte que se denomina verticalidad, ya que los béticos fueron al espacio y llegaron a marcar un precioso gol a través de Lo Celso, pero no se quedó ahí la cosa, pues luego tuvieron la opción de firmar alguno más.
Lamentablemente, no fue así, se puede acudir al tópico balompédico de que el Betis dejó vivo a un adversario de la talla del Milan y eso le iba a pesar con posterioridad. Porque es cierto que las ideas de Setién en lo referente a la tenencia del balón se impusieron con rotundidad al planteamiento inicial de Gattuso, por mucho que el italiano también partiera con la intención de no aborrecer el esférico. Durante la primera media hora del juego, el objeto más preciado de este deporte fue monopolizado por los locales e incluso no fue mayor la posesión porque esta vez sí existieron riesgos a la hora de jugar hacia adelante y eso, lógico, también provoca pérdidas.
Pero ni siquiera eso le puede afear el posicionamiento inicial al Betis. Setién, como en los últimos tiempos, colocó a los suyos con tres zagueros atrás; una línea de tres en el medio en la que Tello y Júnior se situaban en el dibujo a la altura de William Carvalho; dos interiores, que ya son habituales en las figuras de Canales y Lo Celso; y el único matiz llegaba arriba, donde Joaquín, aunque hiciera de delantero, sí enganchaba mucho más para que el escalón a subir hasta Sanabria no fuera tan alto y sí se hiciera más accesible en las llegadas por los costados.
Ésa era la gran diferencia para que el Betis destrozara al Milan, pues al habitual juego de toque se le añadía una profundidad letal, sobre todo por el costado en el que Joaquín se asociaba con las entradas de Júnior. Así, después de una excelente jugada en la que la pelota pasaba por muchos de los futbolistas verdiblancos, era Júnior quien ponía un pase magnífico que Lo Celso hacía aún más excelente con su toque a la primera a la red. Uno a cero, sólo 12 minutos consumidos, la situación siempre deseada por Setién en sus ruedas de prensa por mucho que enfrente estuviera un gigante con tanta historia a sus espaldas como es el Milan.
No se puede decir que los béticos dieran el paso atrás, sino todo lo contrario. La máquina siguió funcionando de la misma forma, protección del balón a través de toques hacia las zonas de confort para que el rival corriera detrás de fantasmas, sin capacidad para recuperarla por mucho que quisiera presionar. Y en esa fase llegarían las dos opciones más claras del Betis para haber finiquitado todo aquello, ambas con unos protagonistas finales bastante parecidos.
Porque Joaquín conectó con Lo Celso por el sector izquierdo para colocar el dos a cero, pero en la primera acción Sanabria no pudo llegar al remate tras el pase del portuense. En la segunda, en una jugada cercana a la excelencia que partió de Pau López, que hizo grande Lo Celso, tocó Joaquín y después puso el balón de oro Júnior en su llegada como un AVE, otra vez el paraguayo no la puso dentro de las redes.
Se habían ido opciones clarísimas para que el Betis se hubiera llevado la segunda alegría en dos semanas contra el Milan y en ese momento, con sólo media hora jugada, nadie hubiera apostado a que aquello pudiera cambiar. Pero son las cosas de este deporte, que está reglado en su justa medida para que los esfuerzos tengan que ser administrados y que valga casi lo mismo un futbolista con magia en los pies que un grandullón capaz de soportar los noventa minutos corriendo sin parar, aunque le cueste darle la pelota al compañero más cercano. El Milan fue creciendo en presencia en el campo y fue capaz de ir igualando las cosas.
El cambio de tendencia se pudo aventurar antes del intermedio y se acrecentó tras la pausa. Pau López le hizo un paradón a Suso en una palomita y fue el gaditano el que igualó después de que su entrenador hubiera retocado el esquema retrasando a Kessie, adelantando a Bakayoko y escorando al autor del empate. Después del primer aviso llegó el tanto de Suso y todo pareció mucho más igualado.
El Betis había acusado el desgaste, sobre todo por parte de Joaquín, pero esta vez Setién sí reaccionó con la entrada de Guardado y otra vez merodeó el triunfo al final, sobre todo cuando el Milan se enfrió con el golpetazo de Kessie a Musacchio. Ahí, con Loren y el mexicano en el campo, el Betis volvió y debió culminar un nuevo triunfo ante el Milan, pero Reina lo evitó en dos ocasiones clarísimas para que se hubiera dado el dos a uno. Ya no hubiera sido fruto de la excelencia, algo que impidió el cierre de la espita del gas, pero habría sabido igual de bien en este doble examen que el Betis sacó con un notable alto.
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