Abde firma tres minutos de locura (3-0)

Sevilla/Día para la diversión y también para la reivindicación en el Benito Villamarín. Los hinchas que se dieron cita de forma masiva en el estadio heliopolitano disfrutaron con tres minutos de locura de los suyos, tiempo que fue suficiente para anotar tres goles de forma consecutiva y también para acabar con cualquier atisbo de duda que pudiera existir respecto a la presencia en la Fase Liga de la Conference League. En ese tiempo se realzó con especial brillo la figura de un Abde que apunta a dar el paso definitivo de lo que se esperaba de él cuando fue contratado hace más o menos un año, puesto que el hispano-marroquí firmó su contrato con el Betis en el último día del mercado del curso 23-24.

El futbolista del Barcelona que destacara en las filas del Osasuna no tuvo un año fácil en el Betis. Siempre apuntaba mucho más de lo que realmente ofrecía sobre el césped, pero tal vez pueda estar ante el momento crucial para su despegue como nuevo puntal de este Betis. Se ha marchado Fekir y en esa zona queda un hueco que cubrir, sobre todo porque los sustitutos de los que se hablan, Dani Ceballos o Lo Celso, juegan algo más atrás. Por esa rendija puede tener posibilidades un Abde que ya apuntara el pasado domingo contra el Alavés que está dispuesto a dar un paso adelante para reivindicarse a los ojos de los béticos y, sobre todo, de Manuel Pellegrini, que es quien tiene que darle su sitio en el equipo si se lo gana con su juego y con sus goles.

Es evidente que esta cita con el Kryvbas no es un examen definitivo. Así sucedió en la ida en Eslovaquia y volvió a pasar en esta vuelta en la calurosa tarde sevillana. Los ucranianos están a años luz del nivel del Betis y del fútbol español en general. Ni siquiera el hecho de que tuvieran una puesta en escena digna, con una oportunidad clarísima para Bandeira de haberlos adelantado, cuando remató a bocajarro, con todo a favor, al poste (14’), podía servir para cambiar los roles de ambas escuadras.

Un error que se convirtió en decisivo a favor

El Betis no parecía muy cómodo, pero faltaba el arreón definitivo antes del intermedio. Ya habían avisado Aitor Ruibal, Natan, Íker Losada o Bellerín con acercamientos con cierto peligro, pero aquello no acababa de funcionar a la perfección. Las paradojas del fútbol quisieron que un error del propio Bellerín se convirtiera en la espoleta para que todo estallara en positivo. 

El lateral catalán recuperó el balón tras su error y lanzó la contra que pasó por Losada y Abde. Éste puso el centro y Aitor Ruibal aprovechó la parsimonia de Bizimana para rematar con astucia a la red. Ahí se iba a desatar Abde para provocar el gozo de todos los béticos.

En los minutos 41 y 43 el hispano-marroquí aprovechaba sendas conexiones con Rodri para anotar dos goles de forma consecutiva. El primero llegó por su banda habitual, por la izquierda, y también se produjo con esa pierna. Disparo perfecto, cruzado, y 2-0. El segundo fue por el otro lado y llegó después de una lucha de Rodri con el guardameta Klishchuk. Abde se quedó con el balón, superó al portero y la metió de nuevo dentro. 

Todo quedó visto para sentencia a partir de ahí, de esos tres minutos de verdadera locura en los que Abde rozó incluso el hat-trick antes del descanso, esta vez de cabeza para que el catálogo fuera completo. Pellegrini también lo entendió así y en el intermedio le daba descanso a un Diego Llorente que lo había jugado todo para probar con dos centrales zurdos, ya que Natan se situó en la derecha y lo acompañaba Ricardo Rodríguez en el eje de la zaga.

Abde siguió a lo suyo, debió marcar su tercer gol (58’) justo antes de que Pellegrini pensara en la cita del Bernabéu y lo sacara del campo. La fiesta había acabado, pero restaba un tiempo entero para ir probando cosas. Pellegrini lo hizo con los dos centrales zurdos y también con Fornals en la mediapunta por dentro ante la ausencia de Fekir y la espera de Isco. Pero quien estuvo más activo fue Assane Diao, que se mereció firmar el cuarto e incluso se lo facilitó a Juanmi (89’). No fue así, pero ya daba igual, el disfrute se había concentrado en los tres minutos mágicos de Abde.