El calvario de los béticos en Praga: problemas con las entradas, robos de bufandas y agresiones
Real Betis
"A un señor de unos 55 años le dieron una paliza", cuenta uno de los hinchas desplazados a la capital checa
Una importante cantidad de aficionados se colaron mientras otros no pudieron ver el partido hasta el descanso pese a tener entradas
Tras la derrota en Praga... Almería
El masivo desplazamiento de los aficionados del Real Betis hasta la capital de la República Checa, Praga, no tuvo un final feliz. Ya no solo por la derrota de su equipo en Europa League, lo que apenas tiene importancia en comparación con lo sucedido, sino por el comportamiento de varios miembros de la seguridad del Sparta de Praga y algunos de sus 'aficionados'. En declaraciones para Diario de Sevilla, testigos presentes en cada una de estas escenas reflejan el malestar y miedo por lo ocurrido en el Generali Arena y sus alrededores.
El primer problema emergió a la hora de intentar acceder al estadio. Ya en el 'corteo' de los hinchas era evidente que muchos intentarían colarse, pues el Betis únicamente vendió 988 entradas y rumbo al campo había una cantidad mucho mayor, como reflejan los vídeos grabados en la zona. Pero... ¿Lo consiguieron? Lo cierto es que sí.
Algunos se colaron y a otros con entradas les impidieron acceder
Seguidores verdiblancos presentes en esos momentos denuncian que otros se colaron con entradas falsas. Los pases no eran nominativos, por lo que muchos optaron por fotocopiarlos y aprovechar el momento de caos para colarse en la zona visitante. De hecho, una importante cantidad de béticos no pudieron acceder a su sector hasta el descanso, con la seguridad alegando que esa parcela del estadio ya se había completado: "No pudimos entrar hasta el segundo tiempo. Sólo había dos tornos y siete personas para cachearnos", comenta uno de ellos.
En este sentido, no sólo existió la problemática con las entradas. El acceso interior hacia la misma grada de los heliopolitanos se convirtió en otro caos: "Estábamos como sardinas en lata. Toda la gente agolpada en escaleras y pasillos sin vigilantes ni policía. Seguridad cero", recalca otro bético, quien alude a la fe para agradecer que no se produjo ninguna tragedia: "No pasan desgracias porque Dios no quiere".
En la grada local, más problemas
"This sector is for fans of Sparta", gritaba una de las responsables de seguridad a los aficionados que tenían entrada en la parcela de los checos. Aquí aparece el segundo de los casos sucedidos. Si para los que tenían boleto en zona visitante fue difícil entrar... aquellos que poseían tickets para acceder a la zona checa se encontraron con los mismos problemas.
La seguridad local se negaba a mezclar a las dos aficiones. Ante ello, miembros del Real Betis acudieron a la zona para intentar mediar: "El jefe de seguridad del Betis envió a otro compañero para solucionar el asunto. Muy bien por el club", ensalza una de las afectadas en este aspecto.
Finalmente, todos los perjudicados que se encontraban en la zona visitante o en el sector local accedieron en el descanso, cuando la seguridad finalmente les dio paso para disfrutar del segundo tiempo del partido entre Sparta de Praga y Betis.
Agresión y robos a la salida del partido
Tras la derrota del equipo de Pellegrini, los ánimos parecían calmados. Los forofos del Sparta habían conseguido su ansiada victoria y, pese a cantar en repetidas ocasiones "¡Puta Betis, puta Betis!", la sensación desde la grada no iba encaminada a que pudiese haber altercados. Desgraciadamente, sí se produjeron.
Uno de los desplazados detalla lo acontecido en los aledaños del Generali Arena: "Después del partido fuimos escoltados por la policía hasta una explanada cercana. Después, y algunos lo avisábamos, había que cruzar un parque oscuro para regresar a la ciudad", cuenta este bético. "Entramos en el parque en grupo y, de repente, la gente comenzó a correr hacia atrás. Yo iba con mi padre y mi tío, personas con más de 70 años. Salimos corriendo también. La gente empezó a gritar para alertar a la policía, que no se encontraba muy lejos. Llegaron a caballo y pudimos cruzar el parque junto a unos antidisturbios", continúa.
Es, al solucionar el problema, cuando aparecen los afectados para narrar lo sucedido: "A un chaval lo abordaron y pudo huir, pero le quitaron la bufanda. Otro chaval vio un par de hombres que iban para él y empezaron a hablarle, hasta que de repente salieron otros varios de detrás de los árboles", cuenta este chico, quien aclara que "aquel lugar es muy oscuro. Imposible ver algo. Hubo otro que se cayó cuando huía y se hizo bastante daño", confiesa.
En última instancia, el mayor afectado: "La peor parte se la llevó un hombre de unos 55 años que llevaba toda la cara reventada y un bulto considerable en la cara. Le habían pillado entre unos varios y, literalmente, le habían pegado una paliza. Patadas en la cabeza y espalda mientras estaba en el suelo", concluye.
Sin duda, unos sucesos lamentables que jamás deberían producirse en estadios de fútbol ni en contextos de este tipo, donde muchas familias acuden a disfrutar de sus equipos con el único fin de conocer una maravillosa ciudad y disfrutar de lo que debería ser una verdadera fiesta del deporte.
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