El Betis resiste en pie tras la zancadilla de Cuadra Fernández (1-2)

Enorme ejercicio de resistencia el del Betis en La Cerámica para traerse a Sevilla tres puntos fundamentales para alimentar sus aspiraciones europeas ante un rival directo como el Villarreal. Una muy controvertida decisión del árbitro Cuadra Fernández al expulsar con roja directa a Chimy Ávila en el minuto 34, nada más hacer el 0-1 Vitor Roque, amenazó con reventar las ilusiones verdiblancas en La Cerámica. Pero el grupo de Pellegrini fue más aguerrida tropa que nunca y aguantó de pie durante una hora larga para vencer. Titánico aguante. Victoria que puede contener una bisagra para que el Betis se deje de dudas y vaya de verdad a por su quinto visado europeo de forma consecutiva.

Fue clave para el rotundo aldabonazo bético que nada más reanudarse el juego, cuando Marcelino García Toral seguramente se había llevado todo el intermedio aconsejando a sus chicos que tuvieran paciencia para hacer dos goles ante un rival con diez, Vitor Roque se fabricara una falta al borde del área local, envenenada e ideal para Lo Celso. El argentino falló una primera en el minuto 27, pero ésta parecía mejor situada. Y esta vez no falló esa zurda finísima que posee. Elevó la pelota por encima de la barrera con la precisión y potencia justas para que el portero Junior Reis no llegase. Y ese 0-2 armó de más confianza aún a los béticos para guarecer su portería durante toda la segunda mitad.

Acortó distancias Álex Baena en el minuto 55, demasiado pronto, y cuatro después Sabaly salvó el empate entre los palos, sobre la línea, tras un testarazo de Yeremy Pino. Si la falta certera de Lo Celso fue fundamental para blindar la confianza bética, qué decir de la acción del lateral senegalés. 

Desde ahí hasta el final del partido, el Betis siguió demostrando que hacía más méritos sobre el campo que el Villarreal, pero desde otros parámetros obligados por la expulsión de Chimy: con un repliegue ordenadísimo, un evidente dominio en el juego aéreo y una encomiable superioridad a la hora de ganar los despejes. Barry, eso sí, pudo empatar en el alargue al elevarse en el segundo palo tras un centro de Kiko Femenía desde el primero, pero Marc Bartra evitó que la pelota fuera a la portería –allí estaban Fran Vieites y dos defensores más– y bloqueó con su testa el cabezazo del gigantesco ariete.

Antes de la muy polémica acción que cambió el decorado del partido, la roja a Chimy, el Betis había sido muy superior a los amarillos. El planteamiento de Manuel Pellegrini neutralizó al de Marcelino. El preparador chileno optó de salida por su dibujo táctico más recurrente en el Betis, el 4-2-3-1. Johnny retornaba al eje para bien. Cuando el internacional estadounidense está enchufado y se siente dominador en la zona ancha, el equipo verdiblanco, esta vez vestido con la extraña equipación azul verdoso, da varios pasos al frente. Y poco tiempo pasó para que la tropa heliopolitana se hiciera dueña de la pelota ante un rival cada vez más incómodo.

Casi siempre llegaba un bético antes al balón dividido, a menudo los atacantes forzaban el error de uno de amarillo en zona de riesgo. Sobre todo del central Eric Bailly, una calamidad con el balón en los pies que además sobrevalora sus aptitudes para el juego. Esto es, un peligro para su equipo. Con la vivacidad y el dinamismo de Chimy Ávila en la derecha, Abde en la izquierda y Vitor Roque pululando arriba, olfateando como un depredador, el Betis empezó a recuperar balones prometedores que, sin embargo, se perdían en el limbo por reiterados centros inocuos. Primero fue Perraud por la izquierda en un par de ocasiones, una de ellas en un excelente pase al espacio de Lo Celso, y luego Chimy Ávila otras dos ocasiones en sendos centros desde la derecha sin visos de peligro alguno, en los minutos 15 y 18. Dos minutos después, el argentino tuvo la tercera oportunidad desde ese costado derecho donde Sergi Cardona nunca estaba en el sitio. Y esta vez la pelota sí viajó con mala uva a la testa de Abde, que no remató como un experto cabeceador.

Transcurrido el primer cuarto del partido, la defensa bética vivía con placidez. Diego Llorente y Bartra no dejaban recibir y maniobrar a Gerard Moreno y Ayoze, maniatados y crispados, mientras Yeremy Pino no superaba en velocidad a Perraud y por el costado siniestro, Sabaly agradecía de nuevo la generosidad en el trabajo sin balón de Chimy para sujetar a Álex Baena.

Era cuestión de tiempo que el Betis marcara. Lo pudo hacer en otro error de Bailly que acabó en un golpe franco directo propicio para Lo Celso, pero el argentino buscó el palo de Junior Reis con un tiro flojo abajo (27’).

Y pasada la media hora, Abde eligió esta vez bien y sirvió un centro al segundo palo que Vitor Roque detectó mucho antes que su marcador Bailly. Se lanzó el brasileño como un tigre, efectivamente, y soltó un testarazo inapelable.

Al minuto, Álex Baena llegó poco antes que Chimy a un cruce, el argentino enseñó taco pero no llegó a ser un impacto violento ni merecedor de roja directa. Cuadra Fernández se la mostró. Pizarro Gómez se inhibió desde el VAR. Pero el Betis de Pellegrini se conjuró para brindar a los suyos un hermoso ejercicio de resistencia. Desde Fran Vieites hasta Natan, que entró muy al final por un desfondado Altimira. Desde un cuarteto de defensas soberbios a Assane Diao, Isco y Aitor Ruibal, relevos de Vitor Roque, Lo Celso y Abde cuando las energías ya no daban para más. A pesar de la zancadilla de Cuadra Fernández, victoria titánica. Y para mirar arriba.