Betis: El problema de la zaga se hace ‘bendito’

Real Betis

De las dudas con los sustitutos de Pezzella y Chadi al gran nivel de los recambios

Tendrá ese 'bendito problema' con tres centrales de alto nivel donde elegir

Así juega Vítor Roque, el que será el delantero del Real Betis en las próximas horas

Marc Bartra celebra el 1-0. / Europa Press

SEVILLA/El Real Betis Balompié, a pesar de que Manuel Pellegrini ha mejorado muchísimo el rendimiento defensivo del equipo desde su llegada a Heliópolis, siempre ha tenido problemas defensivos. De hecho, en las últimas temporadas (no en todas pero sí en la mayoría), el bajo rendimiento en la zaga ha sido el lastre que ha impedido a la entidad de La Palmera llegar más arriba en la clasificación de LaLiga EA Sports. Los datos siempre son muy esclarecedores. La pasada campaña encajó 45 goles habiendo anotado solo 48. En la 22/23 volvió a sobrepasar los 40 (fueron 41). En la temporada 21/22 (año en el que tiene un gran registro goleador con 62 tantos y gana la Copa del Rey) fueron 40 los goles que recibió. Y cuando llegó, no pudo evitar llegar a los 50 goles encajados. Un auténtico drama defensivo que aún así le sirvió para clasificarse a competiciones europeas. El Ingeniero siempre lo ha admitido, la voluntad es intentar no sobrepasar esos 40 goles y mejorar los registros ofensivos (ya que prácticamente sería un promedio de gol en contra por partido), lo que aseguraría, casi al 100%, estar en Europa.

A su llegada, Bartra, Mandi, Víctor Ruíz y Sidnei fueron los centrales del chileno. Al año siguiente, se produjo la llegada de Germán Pezzella porMandi y Édgar tuvo mayor protagonismo. El nivel subió bastante con el argentino en su segunda etapa. En el tercer año, Luiz Felipe sustituyó a Marc Bartra, que se marchó a Turquía. Como se ha podido ver anteriormente, las dudas en defensa siguieron a pesar del buen nivel del ítalobrasileño en algunas fases de la temporada. El verdadero drama llegó el curso pasado. Bartra volvió, y se lesionó perdiéndose todo el curso. Luiz Felipe salió a Arabia Saudí. Se firmó a un joven chico del Barcelona como promesa para irlo intercalando poco a poco, pero las circunstancias obligaron a Chadi Riad a sacar el grandísimo central que llevaba dentro desde prácticamente el primer día. Con los meses se firmó a un Sokratis que estaba sin equipo y que rindió muy por encima de lo esperado. Manuel Pellegrini consiguió formar una zaga firme y que en un amplio número de partidos no pasó apuros en la competición doméstica, porque en Europa fue otro cantar.

Manuel Pellegrini durante el último amistoso de pretemporada ante el Bayer Leverkusen. / Christopher Neundorf | EFE

Un drama que evolucionó

El problema pasó de tener un mal rendimiento defensivo en los primeros cursos, a traer buenos jugadores (como Pezzella y Luiz Felipe) que mejoraron las cifras en cierto modo. Después, la evolución del drama llevó a tener al argentino y a un chico que no había debutado en primera división como únicos jugadores y después a un veterano que venía de varios meses sin equipo (aunque a la postre rindiese bien). Cuando terminaron con un rendimiento aceptable, el miedo llegó por la salida de absolutamente todas las piezas que habían jugado el pasado curso y consiguieron la clasificación europea. Unos 15 millones fijos y dos más en variables dejó Chadi en las arcas verdiblancas al principio de la ventana estival de traspasos (en una operación que cuando comenzó a darse no había terminado la temporada aún). Por un poco más de cuatro millones ha hecho lo propio Pezzella hace algunas semanas ya. Sokratis se retiró. El problema pasó a ser el acertar con los sustitutos.

El único guerrero que quedaba fue Marc Bartra. Y nunca mejor dicho lo de guerrero después de superar la lesión grave que ha tenido y volver de la forma en la que lo ha hecho. El conjunto de las trece barras ha recibido 20 millones por su pareja de centrales titular y no podía reinvertirlo todo debido a la situación económica que lo tenía fuera de la famosa regla del 1:1 en la que podía reinvertir el 100% de lo que ingresase. Se gastó 3,5 millones de euros en Diego Llorente (y no todo a la misma vez, al poder pagarlo a plazos) y un millón en la cesión de Natan de Souza.

Natan da una orden durante el partido de su debut oficial. / RBB

El nuevo problema, el bendito

Tras todo esto, ahora llega un nuevo problema para Manuel Pellegrini. Es el archiconocido 'bendito problema' el que se tiene cuando hay que elegir entre varios futbolistas que pueden hacerlo bien en una demarcación para sólo cubrir dos puestos. Marc Barta volvió a un nivel colosal durante la última fase de la pretemporada, y la ausencia de fichajes le obligó a ser titular en el debut ante el Girona en el Benito Villamarín. Fue el mejor futbolista del conjunto local, se ha erigido como gran capitán esta temporada y todo apunta a que será un fijo en los planes del chileno. Aunque, lo mismo pasa con Diego Llorente. Había muchas dudas respecto al rendimiento que iba a dar el madrileño ya que se fue de España con el cartel de 'central blandito', pero pocos minutos le han bastado para demostras que la película ha cambiado. Su paso por la Premier League y la Serie A le han hecho un central bastante poderoso en el juego aéreo, rápido al corte, valiente en salida de balón y mucho más experimentado. Jugó muy bien ante el Girona y durante toda la pretemporada, pero su partido en Kosice ante el Kryvbas enamoró a todos los béticos que aún no lo habían hecho con su fichaje.

Para añadirle picante al asunto, el brasileño Natan de Souza debutó con muy buenas sencaciones con la elástica, en el caso del partido europeo, amarilla. Rápido, duro y contundente al corte, con una planta imponente y con una gran proyección por delante. Lo tendrá complicado Manuel Pellegrini para decidirse en los partidos importantes, pero seguro que lo agradece en los momentos en los que necesite rotar. Además, Nobel Mendy y Ricardo Rodríguez lucharán por molestar lo máximo posible a estos tres. Bendito problema.

Diego Llorente calienta. / RBB

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

Odio el verano | Crítica

Aquí no hay quien veranee