Abde, ahogado en promesas, aminora su impacto en el Betis

Es, de lejos, el más utilizado en ataque, pero la situación podría cambiar con la llegada de Antony y la ya asentada presencia de Jesús Rodríguez

Las aficiones, hartas, aúnan fuerzas frente al hastío provocado por la patronal

Abde circula junto al área técnica de Pellegrini, en el último duelo ante el Mallorca.
Abde circula junto al área técnica de Pellegrini, en el último duelo ante el Mallorca. / Cati Cladera | EFE

La de Abde no está siendo una temporada despampanante, explosiva como algunos, el futbolista en primer lugar, prometían. Superado el ecuador, esos mismos ya comienzan a deslizar que el año II de Abde en el Real Betis se encamina a la decepción, todavía muy lejos de las expectativas planteadas.

¿En qué estrella estará, por tanto, el Abde que ilusionaba sobremanera? El bajón del marroquí ya es un tema recurrente en las sobremesas de los aficionados béticos. Quienes babeaban por su explosión definitiva este verano no saben dónde meterse al ver la apatía, la cierta indiferencia a su potencial con la que hace frente al día a día. La sensación que transmite actualmente el extremo es de dejadez, basta con recordar el polémico episodio del penalti errado ante el Espanyol, que desquició a su técnico, pues no era la primera vez que ocurría.

No regatea, ha perdido consistencia y fluidez a la hora de encarar y ahora, con la llegada de Antony y con la fuerza con la que están irrumpiendo chicos de la cantera como Jesús Rodríguez o Pablo García, el norteafricano debe salir del letargo.

Jesús Rodríguez, además de Antony, ponen en aprietos la regularidad del actual Abde.
Jesús Rodríguez, además de Antony, ponen en aprietos la regularidad del actual Abde. / Europa Press

No será por falta de confianza de Manuel Pellegrini. Abde es el tercer futbolista más utilizado por el técnico chileno y, de lejos, la pieza de ataque con más participación de toda la plantilla heliopolitana.

Junto a Diego Llorente y Natan, son los únicos que sobrepasan los 2.000 minutos de juego. Por contextualizar, acumula 500 minutos más que Vitor Roque y dobla casi a Chimy Ávila. No haber tenido competencia directa en la banda izquierda ha favorecido que le hayan llegado numerosas oportunidades pese a que sus estadísticas, como casi las de todos arriba, dictan de lo esperado. Pero con Abde, Pellegrini ha tenido otro trato que podría estar próximo a cambiar...

A Jesús Rodriguez, aun definido por sus rasgos de niño, empieza a dibujársele cara de indiscutible en el once y la breve etapa de Antony en el Villamarín será intensa o no será. De puerta grande o enfermería, pero a priori tendrá más minutos de los que dispuso Assane Diao. ¿Qué sentido tiene sino abonarle tan estrenduoso salario al brasileño por 5 meses de estadía?

No arranca

Casi siempre empieza los partidos con energía, con atrevimiento, hasta que el paso de los minutos reduce todas esas valerosas intenciones. Se esfuman y su ímpetu se diluye. Sólo un gol en LaLiga. A pesar de ser de la partida en 18 de las 21 jornadas disputadas no va más allá el rendimiento ofensivo de Abde. Además, las tres veces que salió desde el banquillo (Girona, Alavés y Osasuna, en la primera vuelta) dispuso de una media de 30 minutos. Aún siendo de un perfil idóneo para ello, tampoco cuajó como revulsivo.

Está bien. No es que sea un futbolista que sus cifras anotadoras vayan a proliferar. La campaña pasada anotó 5 goles en 36 partidos, los mismos que lleva a estas alturas, con 30 encuentros en su haber.

La estadística, que no es precisamente alta para uno de los recursos más habituales de Pellegrini, se maquilla con los goles en trámites coperos y rondas previas europeas: uno al Sant Andreu, dos al Kryvbas ucraniano y uno, este sí que fue una imagen del Abde de Osasuna, ante el Copenhague. Abrió el apetito con un lejanísimo y combado disparo que superó al meta de los daneses, pero, meses después, el estómago, engañado e insatisfecho por los parpadeantes destellos, sigue hambriento.

Una mirada enfocada que ha perdido.
Una mirada enfocada que ha perdido. / AFP7 / EP

Suele profundizar el campo, pero también tiene mucho que mejorar en el último pase, centro más bien. La temporada anterior no sumó ninguna asistencia y ésta, que no ha sido la monda, ha repartido tres. Quizá sea la de Copa del Rey ante el Huesca la más significativa, pues sirvió para que Isco desatascara mágicamente un tosco partido en El Alcoraz.

De hacerlo, Abde piensa mejor en medio de la revolución. Siempre se ha sentido cómodo dentro de ese fútbol callejero que él recrea dentro del tapete. Ahora, la sensación que deja es que está perdiendo la batalla con esos demonios internos que le invitan al caos cada vez que coge el balón.

En el Hércules, bordeando la mayoría de edad, rara era la vez que su descaro no se canjeara por el gol. No hay que obviar que era Segunda B, claro, pero que en el Rico Pérez atendieran por él una llamada de Can Barça da ciertas dosis de valor que, desde luego, no han sido representadas todavía en el Betis.

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