Sergio Canales y sus ligamentos de 10
Real Betis | Copa del Rey
El líder espiritual del Betis vuelve a San Sebastián en su mejor momento y dispuesto a repetir, en una cita clave, sus buenas actuaciones recientes en ese escenario
Sevilla/“Es un día diferente, con sensaciones extrañas porque después de cuatro años y medio es momento de decir adiós. Estoy muy agradecido a todo el club, a la afición, aquí he tenido momentos increíbles y me han hecho crecer como persona y futbolista”. Así se despedía Sergio Canales de la Real Sociedad, de la afición txuri urdin. De la Bella Easo. Allí sí que cuajó como futbolista importante tras una odisea desde Santander a Valencia, pasando por Madrid, a causa de las lesiones.
En diciembre de 2015, dos años después de recalar en la Real durante la ventana invernal procedente del Valencia a cambio de 3,5 millones de euros, Canales sufrió la tercera rotura del ligamento anterior, esta vez de su rodilla izquierda, a diferencia de las dos primeras. Por entonces, el talentoso zurdo santanderino aún tenía demasiado fútbol dentro, un tesoro de hecho, pero entre su precoz irrupción y su rosario de graves lesiones, cualquiera diría que sólo tenía 24 primaveras.
A tope
El fútbol y los goles de Canales ante Rayo, Sevilla, Alavés y Espanyol revelan que volvió a su mejor nivel
Ahí fue donde Canales, con su trabajo, su fe, su tesón y su anhelo de triunfar, le metió con su elegancia innata un gol por la escuadra a su destino. El 30 de diciembre de 2015 se había roto en el Bernabéu y ocho meses después, en septiembre de 2016, era titular en un amistoso contra el Alavés.
Ocho meses que estuvo erre que erre, con sesiones de bici, gimnasio y de nuevo bici por las mañanas; piscina, más bici y fisio a mediodía; y bosu (hemisferio de goma hinchada para trabajar la rodilla) y TRX (entrenamiento en suspensión) cada tarde. Sin decaer. Día a día. Semana a semana. Mes a mes.
De esa lucha consigo mismo salió Canales con sus ligamentos de puro acero. Y triunfó las campañas 2016-17 y 17-18 en la Real. De la mano de Eusebio Sacristán, otro que veía el fútbol como él, tan pronto actuaba de medio centro ofensivo como se abría a un extremo u otro. Como en el Betis.
Con 27 años en el DNI, pero más joven aún en su espíritu (se perdió seis meses de fútbol en su primera lesión grave, casi un año en la segunda y ocho meses en la tercera), Canales atendió la llamada del hombre que le dio sabios consejos en los escalafones inferiores del Racing de Santander, Enrique Setién. Y decidió hacer la maleta y bajar a Sevilla en el verano de 2018 con la carta de libertad.
Entorno
En San Sebastián fue donde libró esa batalla final de ocho meses de la que salió como un tiro al estrellato
De verdiblanco, Canales ha entrado en otra dimensión. Por fin ha escalado hasta el estrato que todos los analistas vaticinaban cuando impresionó en aquella campaña en el Racing (2009-10) con sólo 18 años. En el club heliopolitano recibió los galones nada más aterrizar y con su personalidad y calidad, la historia, historia de la mejor, se está escribiendo sola. En el Betis lleva 31 goles en 146 partidos, por los 13 en 161 con la Real.
Tres años y medio después de dejar San Sebastián, Canales aterrizará hoy y repartirá saludos a diestro y siniestro entre los guipuzcoanos que allí lo recibirán. Y mañana... Ahí las sonrisas acabarán durante una hora y media. O dos. O algo más de dos si hay penaltis. Cuando sean las ocho de la tarde, el 10 liderará a su Betis hacia la noble empresa de meterse en unas semifinales de Copa. Se reencuentra con su ex equipo ahora que Canales vuelve a ser el mejor Canales.
Su mes de enero ha sido realmente extraordinario. Como el de Fekir. El cántabro hizo el gol con el que el Betis se rebeló a la injusticia que había sufrido en Vallecas con aquella roja a Álex Moreno; hizo el gol del triunfo en el derbi de Copa, con lo que eso alegra los corazones de la afición bética; y ante Alavés y Espanyol encadenó dos disertaciones de lo que es gobernar un partido de fútbol porque ya tiene las piernas a tope para ello.
Hambre
La enorme dimensión de Canales como futbolista debe tener un palmarés más acorde y es la ocasión
Manejó los tiempos, encauzó la pelota por donde la jugada siempre aconsejaba. En Cornellá rescató a su Betis de las dudas con su pícaro pelotazo al brazo de Aleix Vidal que, regla en mano, es penalti. Y abrochó su recital con una improvisada espuela, tan difícil como sutil, que Borja Iglesias hizo aún mejor con su control orientado con el pecho. Golazo, 1-3 y partido en la buchaca para custodiar esa preciadísima tercera plaza.
Canales porta el 10 de Julio Cardeñosa reencarnando su fútbol de seda. También porta el corazón del equipo. Y sabe que es el momento de ir más allá y que su palmarés se acerque a la magnitud de su fútbol. Ganó una Copa del Rey en aquel Madrid de Mourinho (2010-11) donde apenas jugó 10 partidos de Liga y 15 oficiales. Pero alzarla en la Cartuja le va a saber infinitamente mejor. Como jugar Champions de verdiblanco la próxima campaña (jugó dos partidos con el Madrid y 4 con el Valencia).
Con el Betis, siempre se ha sentido realmente bien en sus regresos a Anoeta, ahora llamado Reale Arena. Allí precisamente desbrozó el camino del Betis hacia los cuartos de la Copa de 2018-19 con su gol, el 0-1 de un partido de vuelta que acabó 2-2 después del empate a cero en Sevilla. Y allí, la pasada Liga, marcó el primero de los dos postreros goles béticos que arrancaron un empate a dos que supo a triunfo. Está ante una noche para demostrar que sus ligamentos con el Betis, con el que acaba de renovar hasta 2026, son de 10.
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