El Betis se reencuentra para blindar su plaza europea en Bilbao (0-1)
Athletic-Betis | La crónica
El equipo de Pellegrini recupera su mejor versión y arranca una victoria clave en Bilbao, que debe valerle para jugar por tercer año seguido un torneo continental
Marcó Willian José a los seis minutos y despuntó Paul, sobresaliente como central
Para león, el Real Betis Balompié en una noche que se anunciaba amenazante en Bilbao. Allí, en el momento más oportuno, volvió la mejor versión del equipo campeón de Copa y que fue capaz de forjarse dos clasificaciones europeas bajo la pausada batuta de Manuel Pellegrini. Allí, en la hoguera de San Mamés, compareció esa máquina de competir que ha forjado el preparador chileno. Un gol de Willian José a los seis minutos le bastó a los verdiblancos para arrancar, a sangre y fuego, una victoria de platino con la que custodia la sexta plaza, que le aseguraría una histórica clasificación, por tercer año consecutivo, para jugar un torneo continental.
Con el golpe encima de la mesa, los heliopolitanos dejan al Athletic Club a cinco puntos, 52 por 47, más el average particular. Y ya son sólo 15 puntos los que quedan por litigar en el campeonato. De ellos, además, nueve se resolverán en el Benito Villamarín ante Rayo Vallecano, Getafe y Valencia. Quizás se postule ahora el sorprendente Girona como el rival más cercano en la lucha por no caer de esa sexta plaza: los catalanes, también a cinco puntos ahora en la tabla, reciben al Betis en la penúltima jornada.
Pero antes de mirar al futuro, mejor hacerlo al pasado más reciente. Tanto, que aún está caliente. No tuvo nada que ver la puesta en escena del Betis con la de su reciente salida a Pamplona, por cotejarla con la de un partido de similar pelaje al de Bilbao. Donde entonces hubo frialdad, los verdiblancos (o esta vez blanquiazules) pusieron ardor. Valentía. Ambición. Ganas de decirle al de enfrente que no iba a ser capaz de arrebatarle esa plaza europea que ha ocupado durante toda esta Liga que ya se va consumiendo.
Manuel Pellegrini tiró de Paul para remendar el eje de la zaga, mantuvo a Guido junto a Guardado por delante de la defensa y de nuevo encomendó a William Carvalho que pululara por terrenos más cercanos al área vizcaína. A la derecha del mago luso, Sergio Canales. A la siniestra, Ayoze. Y arriba, aunque se retrasara incluso más que Carvalho cuando el Athletic tenía la pelota, de nuevo Willian Jose le ganaba la partida a Borja Iglesias.
La decisión del preparador chileno empezó a ser buena muy pronto, en cuanto la pelota empezó a rodar por el cuidado prado vasco y todos los de azul fueron a morder sin miramientos. Guido y Guardado plantaron sus reales lejos de Claudio Bravo, invitando a los cuatro jugadores más ofensivos a apretar a una retaguardia, la rojiblanca, que también temblaba por la ausencia de Yeray e Íñigo Martínez. El dúo Vivian-Paredes se mostró pronto dubitativo, tampoco Dani García y Mikel Vesga entraron con buen pie y allá que fue el Betis a explotarlo.
A los seis minutos, cayó el premio a ese arrojo inicial. En un saque de banda por la izquierda, cercano al área de Unai Simón, Juan Miranda volvió a ejercer de catapulta, Vivian se tragó la parábola envenenada y eso sorprendió al defensor que estaba justo detrás, Mikel Vesga, que no supo cómo atacar el bote del balón y, en su rechace, dejó un caramelo que Willian José agradeció con habilidad, acomodando el cuerpo para enganchar en el aire un derechazo que se coló junto al palo derecho del portero internacional por España (6’).
Ese gol vertió un enorme caño de agua fría a la encendida escenografía montada en las gradas de San Mamés. La briosa y valiente salida bética recordó a la que también heló Anoeta la pasada campaña en aquellos cuartos de final de la Copa a partido único.
El Betis se armó de confianza con ese 0-1. El primero Paul, que se asentó, primero, para irse agigantando con el paso de los minutos. Se anticipó y se cruzó por abajo como si hubiera jugado 300 partidos como central en la máxima categoría. Por arriba siempre estuvo en el sitio para emerger, y con la pelota no cometió un solo error en la salida. Impecable su actuación, que volvió a cargar de razón a Pellegrini.
En realidad, toda la zaga bética rayó a un notable nivel. Sabaly y Miranda no se arrugaron jamás, se jugaron su integridad física en cada pelota dividida. También Pezzella estuvo providencial en los momentos de fuego graneado que tiene todo partido en San Mamés.
Unos metros más arriba, el triángulo que conformaron Guido y Guardado, más Carvalho como vértice más adelantado, se engulló a Dani García y Mikel Vesga en la zona ancha. Ayoze, como siempre, trabajó muchsísimo y bien sin balón y rozó el gol en el minuto 40, en una gran acción de Sabaly y Carvalho. No llegó el canario por poco. Al momento, Paul pudo culminar un partido perfecto si su balón peinado de cabeza no sale repelido por el larguero y se cuela.
Pudo irse el Betis 0-2 al descanso. Pero también el Athletic tuvo las suyas en la segunda mitad. Sancet, entre líneas, le puso algo de inventiva y peligro. Y conectó una violenta volea al larguero (69’). Luego, Claudio Bravo se unió a la feliz noche bética con sendas paradas al duro pero centrado tiro de Iñaki Williams (74’) y a la volea de Raúl García (76’), en la que salió a tapar con maestría.
Borja, cuya entrada despertó a un Canales a media voz, forzó la expulsión de Vivian ya en el tiempo añadido y Ander Herrera tuvo el empate en la última jugada, pero remató desviado dentro del área.
Sólo faltó que Joaquín saliera para que la noche fuera perfecta. No hizo el paripé, como él dijo, de salir para jugar un minuto. Pero se fue de San Mamés muy feliz con su Betis.
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