Calidad hay de sobra (2-1)
Real Betis / La crónica
El Betis culmina una remontada de mucho mérito gracias a los goles de Loren y de Fekir, éste muy inspirado siempre
Los verdiblancos siguen permitiendo demasiado al adversario
Suspiro de alivio para el Betis cuando el balear Cuadra Fernández emitió los tres pitidos finales. Los verdiblancos salían por primera vez en esta Liga con la sonrisa de oreja a oreja y tenían motivos para estar contentos. Uno, siempre es trascendente ganar, pero más lo era con la deriva de las dos derrotas anteriores; y dos, los casi 50.000 fieles que se dan cita cada dos semanas en el Benito Villamarín van a disfrutar en este curso de futbolistas de una calidad excelsa en la zona más importante del balompié, es decir, en su delantera. Tanto Fekir como Borja Iglesias son promesas rotundas de buenos tiempos, de elementos capaces de desequilibrar cualquier cita en un chispazo gracias a su calidad. Y encima Loren ha recuperado una de sus rachas para anotar cada vez que juega.
Todo estos ingredientes metidos en una coctelera tienen que servir para lograr un mejunje digno de ser disfrutado, aunque hay que decir bien pronto que existe algo que puede deslucir el sabor si Rubi no logra atajarlo pronto. El Betis se vio obligado a remontar gracias a sus elementos ofensivos, pero nadie puede esconder las facilidades que otorga al rival para que éste le pegue un susto detrás de otro a un Joel bastante acertado en esta ocasión.
Son las dos caras de un Betis que tiene motivos de sobras para la celebración. Que sí, que el Leganés siempre tiene que ser uno de esos adversarios que salgan derrotados cuando visitan el Benito Villamarín, pero la situación no era precisamente cómoda y eso incrementaba de forma considerable el umbral de la dificultad. Y encima el gol de Braithwaite le añadía un punto más de inquietud a la situación, que tornó en peligrosa cuando el danés remataba a puerta vacía el balón rechazado por el cancerbero local.
El Betis se había puesto por debajo con la segunda mitad ya iniciada, pero el efecto, lejos de ser pernicioso, fue justo el contrario. El equipo de Rubi tuvo raza para voltear la situación con prontitud. Arrestos y, por supuesto, calidad, porque el golpeo de Fekir en el dos a uno no es nada fácil y la jugada trenzada con anterioridad por Joaquín y Canales también tuvo mucho mérito por la precisión de sus toques.
El fútbol es así de curioso e inexplicable. Si el Betis no había sido capaz de generar durante el primer periodo acercamientos de peligro real hasta Cuéllar más allá del arreón final previo al intermedio, el tanto del Leganés sí sirvió como un rejón de castigo para que los verdiblancos se vinieran arriba y dieran varios pasos adelante con prontitud.
Ahí, en esa fase de rebelarse contra la situación originada por el cero a uno, fue cuando se vio a las claras la calidad de este equipo arriba. Primero fue una llegada profunda de Emerson que era rematada con mucha habilidad por Loren en la posición de un delantero centro auténtico, después llegaría la excelente combinación que culminaba Fekir con su no menos brillante remate a la primera. El cuadro de Rubi, algo importante, había demostrado también que tiene sangre, que es capaz de sacar adelante una situación complicada y con celeridad, además.
Sin embargo, no todo fue bueno durante los 101 minutos que se registraron en el cronómetro con los añadidos correspondientes por las pausas de hidratación. El Betis transmite demasiada sensación de endeblez en las zonas más retrasadas. Por mucho que Willliam Carvalho esta vez ejerciera de pivote defensivo más anclado por delante de los centrales o que Canales se situara tras el intermedio en una posición más centrada para colaborar con el portugués en las salidas de la pelota, los hombres de Rubi sufrieron demasiados acercamientos peligrosos por parte de un Leganés que no había marcado ni siquiera un gol hasta el que anotó Braithwaite.
Sin duda, es un déficit que debe ser solventado por Rubi y su cuerpo técnico en el trabajo semanal, ya que el riesgo es máximo, aunque ya se pueda anticipar que la solución tampoco es fácil en una escuadra con tantos elementos con vocación ofensiva en su once inicial, incluidos sus dos laterales, que no se caracterizan precisamente por ser recios atrás y sí por avanzar con profundidad cada vez que se proyectan. Pero es cuestión de intentarlo.
Pero después de dos derrotas en el arranque conviene de todas todas quedarse con lo positivo a la hora de saborear el primer triunfo. Y en ese sentido hay dos nombres propios que respondieron al esfuerzo económico realizado para su contratación. Fekir demuestra su nivel cada vez que le llega la pelota con regates y un montón de elementos más que lo señalan como un futbolista de los que ganan partidos. Y encima la recta final de Borja Iglesias sirvió también para evidenciar lo que puede dar el espigado delantero centro en el momento en el que se integre definitivamente dentro del equipo. El Betis llega al parón por las selecciones con la ilusión recuperada, motivos tiene, porque calidad hay de sobra.
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