Calle rioja
Francisco Correal
El filósofo de Cerro Muriano
Betis-Girona | Informe técnico
Manuel Pellegrini vio clarísimo en el descanso que había que tratar de ganar metros como si de una melé de rugby se tratara. Que el centro de gravedad del partido no lo marcaran los medios de este admirable Girona que toca el balón con tan buen gusto. Y ordenó ardor, desenfreno, a la vez que iba acumulando hombres por dentro en cada ataque: Ayoze abandonó la izquierda, Assane se descolgó hacia dentro en cuanto podía, William Carvalho o Altimira daban el paso en busca de cazar un rechace y chutar, luego Borja por Willian José. Y el generosísimo trabajo para cerrar líneas de pase en las contras catalanas ayudó a que en esa melé fueran ganando metros los verdiblancos hasta forzar en un balón parado el empate. Premio al Séptimo de Caballería.
Manuel Pellegrini tiró de Bellerín y Miranda, sus dos laterales titulares (en espera de que Sabaly retorne por fin) para tratar de oponer la mayor resistencia a esos tres incordios que atienden por Yan Couto (derecha) y Sávio y Miguel Gutiérrez (izquierda). Bellerín estuvo incómodo ante Sávio, que lo encaró una y otra vez en situaciones posicionales, no tanto en carrera, ya que la posesión del Girona fue ya abrumadora desde los primeros minutos y la zaga bética tuvo que defender muy atrás. Guardado y Marc Roca anduvieron atentos a las ayudas y cuando Bellerín se lesionó del tobillo, Aitor Ruibal, con su ímpetu y agresividad, fijó mejor a Sávio en sus arrancadas y frenazos constantes.
No obstante, fue la pieza inesperada en el once de Míchel, Pablo Torre, quien irrumpió por dentro para originar el fuego en el área del Betis. El Girona también busca asociaciones interiores al primer toque, en paredes, y Torre lanzó a Sávio ya dentro del área, donde Ruibal lo arrastró tras el recorte del brasileño. Penalti que transformó con sangre helada Dobvyk.
En la segunda parte, el Betis arriesgó con su zaga adelantada y el dúo Carvalho-Altimira, lento con metros alrededor, por delante. Pero Ruibal, Pezzella, Chadi y Miranda ganaron sus duelos individuales siempre. Sólo una vez se coló Sávio pero fue egoísta.
Se trataba de un guion muy a contraestilo del Betis, más propio de la visita del City de Guardiola, tal fue la amplia posesión del balón por parte del visitante. Prodigiosa la capacidad de combinación de Blind, Álex García, Iván Martín y Pablo Torre por dentro, siempre con pases rasos y agudos que daban verticalidad a la jugada. El Betis trató de salir rápido tras robar el balón. A galopar. Lo hicieron Assane y Willian José en apenas un minuto con sendos remates (25’ y 26’), ambos gracias a la visión y la calidad en el toque de Ayoze en posiciones interiores.
El canario se quedó ya a maniobrar por dentro tras el descanso. Mientras, Pellegrini iba acumulando gente arriba a la caza del rebote, de un balón sin dueño o de que Ayoze o Carvalho hallaran un resquicio. Todo fue ímpetu, energía.
Respondió al mando del Girona y recuperó terreno con su energía.
Sigue poco resolutivo arriba.
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