Pellegrini pisa los talones de Szusza

TRES semanas y ya empieza a rodar la pelota según sean las órdenes de Manuel Pellegrini en su quinto mandato, con lo que igualará la marca que ostenta Ferenc Szusza. El húngaro fue una especie de maná caído del cielo para un Betis que tenía grabado a fuego el calificativo de ascensor. Y eso también ocurrió bajo la férula del magyar, que vio cómo el equipo se le despeñaba en el tramo final de la Liga para un sorprendente segundazo.

Arreglado el entuerto por la vía más rápida que posibilitaban las reglas de la competición, luego se las apañó para cimentar un equipo que llegó a ser campeón de la Copa del Rey. Esto no lo consiguió de las manos de Szusza, que hubo de abandonar la nave en el otoño de 1976 por orden perentoria del Gobierno magyar, entonces un títere manejado desde Moscú. Y recuerdo cómo Ferenc lloraba ante el imperativo legal y en esas surgió el nombre de Rafael Iriondo Aurtenetxea.

Y con Iriondo, la guinda al pastel cocinado por Szusza que no llegó a cumplir los seis años en Heliópolis, pero que se consagraba como el entrenador que más tiempo había ocupado el banquillo verdiblanco. Y ahora le sigue la pista Manuel Pellegrini, ese hallazgo que llegó a poner orden en la causa verde, blanca y verde. Y ahora, cuando va a acometer su quinta etapa verdiblanca, anda mano a mano con la dirección deportiva para intentar ese salto de calidad que tanto persigue.

Un salto de calidad desde una propuesta revolucionaria, pues son muchos los rumores que hablan de una intensa transformación que irá desde la portería al punta zurdo. Muchas son las cuerdas que anuncian cambio en este violín y todo hace indicar que para entrar hay que dejar salir. Y ahí la incertidumbre de que si en el caso de salidas, las entradas mejorarán el equipo. Confiemos en Manuel Luis Pellegrini Ripamonti, el auténtico sucesor de aquel húngaro tan recordado.