El Málaga y el Córdoba reabren en Sevilla el debate de los recibimientos a la llegada al estadio
Fútbol
Las imágenes de este fin de semana en La Rosaleda y el Nuevo El Arcángel generan una nueva discusión sobre la excesiva distancia perimetral de la afición con el autobús que transporta a los jugadores del Betis a su llegada al Benito Villamarín
Las razones y una posible solución
La opción Lo Celso, piano, piano
Es una estampa que se repite a lo largo y ancho del país cada vez que está a punto de iniciarse un encuentro de renombre. Las aficiones engullen el autobús de su equipo en las horas previas a un gran partido, un recibimiento masificado que aporrea la estructura lateral del vehículo añadiendo unas cuantas marchas más a la inercia del futbolista, que se activa por fuerza mayor si la envoltura del partido no le sirve.
El debate entre los aficionados del Real Betis se avivó en el último derbi en el Villamarín, ¿por qué los aficionados del club verdiblanco deben convivir un día de partido con la custodia policial y una valla que les separa más de 100 metros de sus jugadores? La explicación se origina de una recomendación procedente de Madrid a través de Comisión Antiviolencia, que influyó en la Policía Nacional para alejar a los hinchas en los aledaños del estadio por culpa de unos altercados saldados con heridos en uno de los recientes derbis. Es una decisión en la que el Betis no tiene nada que ver, pero que le afecta de lleno.
"La llegada de los equipos es un momento crítico, por eso se extreman las medidas. Alrededor de los estadios hay unas burbujas de seguridad, y dentro de las mismas es más difícil acercarse", apuntó Francisco Toscano, subdelegado del Gobierno en Sevilla en la previa del último derbi disputado en el Benito Villamarín. "Más allá de ese perímetro, las aficiones pueden aproximarse respetando unos límites mínimos de distancia, por supuesto", llegó a añadir.
La otra gran vicisitud la hemos podido observar este fin de semana en Málaga y Córdoba con imágenes en las que costaba identificar el autocar donde los jugadores y cuerpo técnico de los equipos locales se trasladaban camino a La Rosaleda y el Nuevo El Arcángel para disputar la vuelta de las semifinales del playoff de ascenso a la Liga Hypermotion, todo ello sin mencionar la que han armado en Asturias entre Sporting y Oviedo…
Sin embargo, en Sevilla, especialmente en el barrio de Heliópolis, los gritos corales y espoleos de la hinchada bética languidecen cada dos fines de semana debido a una exorbitante distancia perimetral que les aleja de los futbolistas que defienden su escudo, enrareciendo y debilitando la atmósfera a la llegada del autobús del Real Betis, que se ha convertido en un mero trámite.
Las últimas informaciones hablan de que se han producido varias reuniones entre la Subdelegación, la Policía Nacional y directivos de la entidad bética para tratar de paliar ese malestar generalizado que, a priori, parece que se seguirá produciendo la próxima temporada.
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