Línea de flotación sin equilibrio

betis - valencia | el otro partido

La fe en el intento de remontada fue lo mejor de un Betis que atrás hizo aguas

Marcelino le ganó la batalla a Setién

Sin Javi García no hay paraíso

Guardado, en cuclillas y cabizbajo, tras encajar el Betis el sexto y definitivo tanto de los valencianistas.
Guardado, en cuclillas y cabizbajo, tras encajar el Betis el sexto y definitivo tanto de los valencianistas. / Fotos: Rodríguez Quesada
Juan Pinto

16 de octubre 2017 - 02:32

El éxito es una cuestión de equilibrio. Algo que no siempre se consigue y que echa por tierra, en muchas ocasiones, ese algo que se desea conseguir. Y el Betis, tanto en Anoeta como anoche no lo tuvo dentro de una locura de partido que dejó más sombras que luces en el lado del conjunto verdiblanco, con conclusiones más que evidentes: Javi García es crucial en este Betis, retroceder a Guardado y ponerlo como pivote es perder dos jugadores (al centrocampista de Mula y al azteca en labores de organizar el juego y tener último pase), Narváez es voluntarioso pero se le ve muy verde para ser titular -y menos en un partido tan exigente a nivel físico-, la mala gestión y lectura (cambios) de Setién en el partido, superado por Marcelino, y un dato demoledor que los de Heliópolis deberán corregir si quieren mantener la ilusión de pelear en mitad de la tabla hacia arriba mirando a la zona europea: 10 goles recibidos en dos partidos, a lo que hay que añadir otra conclusión, hacer siete goles y sacar sólo un punto de seis. El equilibrio...

La idea de Setién siempre está presente, el estilo cuaja, el Betis tiene fe y no da por perdidos nunca los partidos, algo que hace años que no se ve en Heliópolis y que es digno de destacar, como reconoció anoche una afición que vio cómo su equipo pasó del 0-4 al 3-4 con diez minutos por delante para soñar con el empate -ay, ese penalti desaprovechado-, pero entonces faltó cabeza dentro del esfuerzo físico que estaban desempeñando los béticos y el Valencia, que sacó provecho de las jugadas a balón parado en dos de los seis goles que hizo -otro aspecto a mejorar por los de Setién- acabó martilleando a los heliopolitanos a base de golazos. El último, de Andreas Pereira, para fulminar del todo cualquier atisbo, nuevo, de reacción bética.

Un Betis que a partir de la media hora estuvo a merced del Valencia. El meneo de los de Marcelino se tradujo en un 0-2 antes del descanso, fruto de una presión asfixiante a los anfitriones, con Guardado desbordado y Kondogbia, apoyado por Parejo, haciéndose dueño de un centro del campo bético bastante endeble, pese a tener superioridad numérica. El punto de inflexión pudo llegar en la pena máxima que Neto detuvo a Sergio León, eso espoleó al cuadro ché y de repente, 0-4 en el marcador. Entonces, apareció la fe verdiblanca, con Campbell al mando, y a aquellos aficionados béticos que se habían marchado antes de tiempo se les salía el corazón en el coche con el 3-4, pero de la esperanza se pasó de nuevo al desencanto, con un cántico que es muy, pero que muy gafe, el clásico "¡sí se puede!".

El Valencia bajó a la tierra al Betis, que recibió este domingoel primer torpedo directo de la temporada, algo que debe servir para aprender y corregir errores. Sobre todo en defensa, pues los verdiblancos llevan encajados 17 goles en 8 jornadas, los mismos que la Real Sociedad, séptima, y uno menos que el colista, el Málaga. Por contra, es el cuarto equipo más realizador del campeonato, con otros 17 goles, de ahí la necesidad de encontrar un término medio para seguir alimentando la ilusión de esos 13 puntos que lleva en este arranque de campeonato. Ahora, llega el momento de apretar y de pensar en el Alavés, de recuperar sensaciones, pero con equilibrio.

Campbell, esperanzador estreno

El cuarto de hora de Campbell en el terreno de juego fue motivo para la esperanza para el aficionado bético. El estreno del costarricense, de nuevo con la elástica verdiblanca, fue muy positivo, pues hizo un tanto, dio un pase de gol a Sanabria y siempre lo intentó. Pese a lo adverso del marcador, el futbolista tico saltó al terreno de juego con un alto grado de compromiso y de implicación, y llevó la fe a su equipo y a la grada. Después de meses lesionado y de una recuperación que ha ido poco a poco, Setién tiene ya a su disposición a un futbolista más que tiene hambre, ganas de aportar cosas a su equipo. Es el mismo caso que Tello, que marcó un gol y estuvo muy implicado en el juego pese a algunas pérdidas.

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