Juan Cruz se sube al triunfador Betis de Pellegrini (0-2)

Real Sociedad-Betis | La crónica

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Juan Cruz acaba de marcar su golazo y lo celebra junto a su asistente, Álex Moreno.
Juan Cruz acaba de marcar su golazo y lo celebra junto a su asistente, Álex Moreno. / Europa Press

En el Reale Arena, el mismo escenario donde hace unos meses el Betis ganó un cuarto de su Copa del Rey, el poderoso equipo de Manuel Pellegrini dio un golpe en la mesa y, con su triunfo gracias a dos postreros goles, le gritó a la Real Sociedad que él también quiere una plaza de Liga de Campeones. Y que tiene más fútbol para ganársela cuando la temporada acabe.

Juan Cruz, el chaval del filial, que no canterano, acalló a los aficionados vascos al tiempo que hacía estallar de alegría a los cientos de béticos presentes, como siempre, en las gradas. Marcó su primer gol con la primera plantilla y por ello no lo va a olvidar. Pero tampoco lo olvidará la hinchada heliopolitana. Por su belleza y por su relevancia. Corría el minuto 86 ya, flotaba que el Betis había crecido con los cambios al tiempo que la Real había menguado con los suyos. Aritz Elustondo, uno de los realistas que salieron desde el banquillo, falló en un pase a Gorosabel que interceptó Álex Moreno y la llave del partido estaba ahí. El Betis lo sabía y no la dejó escapar. Álex levantó la cabeza cuando llegó al área y vio que Juan Cruz, libre de marca y que se incorporó al remate desde la derecha, se la pedía convencido. Tenía el tiro en la cabeza ante de recibir el cuero. Y Álex se la sirvió perfecta. El chico se perfiló e hizo un gesto técnico perfecto, golpeo seco de interior, tac, para alojar el balón raso junto al palo, imposible para Remiro.

Antes de que llegara ese importantísimo gol que le devolvía al Betis la plaza de Liga de Campeones que precisamente poseía la Real, los anaranjados habían cuajado un gran ejercicio defensivo, con los cuatro de atrás muy firmes. Y con Rui Silva afianzadísimo, tapando abajo en un mano a mano ante Carlos Fernández (49’). Y después del 0-1, el portero portugués sacó una providencial mano muy arriba en un testarazo de Magunazelaia para impedir que dos de los tres puntos volaran.

Poco después de su último paradón, Álex Moreno aprovechó un resbalón de Gorosabel con toda la Real volcada en un córner mal ejecutado por Brais y, con todo el pasillo hasta el palo de Remiro, allá que esprintó para servirle la puntilla a Borja Iglesias, que sólo tuvo que empujar el balón a la red (93’). Es el octavo gol del gallego, que fue un titánico gladiador toda la noche con los centrales txuri urdin.

Ocho goles

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Ese 0-2 lo forjó el Betis desde atrás. Haciéndose sólido y sufriendo en el balón parado. Con Pezzella y Édgar emergiendo en el primer palo siempre, en cada centro lateral. Echándole un vistazo al equipo inicial, el escepticismo del bético podía nacer de la pareja de medios defensivos, Paul-Guardado. Y la inquietud quedó justificada en un primer cuarto de hora de acusada incomodidad en la formación color calabaza. El joven Pablo Marín fue indetectable en esa fase inicial de cierta zozobra bética. Maniobraba entre líneas con calidad y mala intención entre la pasividad de sus pares, más atentos a los ilustres: Brais Méndez, Merino.

Pero el que hacía daño era Pablo Marín, quien a los ocho minutos se encontró con un regalo de Paul en un saque de banda de la Real desde la derecha, pisó el área y chutó fuerte pero centrado, nada complicado para que Rui Silva repeliera la pelota.

Cinco minutos más tarde, otro escarceo de Pablo Marín por la media luna acabó con Carlos Fernández dentro del área en disposición de engatillar con su pie bueno, el izquierdo. Y lo hizo. Tras rebotar la pelota en el codo de Sabaly, viajó hasta la cepa del palo izquierdo y salió rebotada hacia fuera, afortunadamente para un Betis lánguido, retraído. Un Betis en el que apenas había tocado la pelota Canales pasado ya un cuarto de hora.

Fekir la había tocado algo más. De hecho, en la primera ocasión que controló, soltó un relámpago. Rodeado de tres rivales controló, se giró y arrancó directo hacia la portería. Estaba en mediocampo, lejos de la zona de peligro, pero ya ahí empezó a decirle el francés a la Real que ojo, que estaba ahí.

Canales, por su parte, vio que la Real se estaba haciendo fuerte en la zona ancha, que Guardado y Paul no se imponían y acudió a zonas más retrasadas para pedir la pelota y tirar de su Betis. Así fue. Hacerse con el balón es el mejor modo de respirar atrás. Y a partir de ahí, mirar a la portería de enfrente. Lo primero, defender con la pelota, lo fue haciendo ya mejor el equipo de Manuel Pellegrini conforme se fueron desgranando los minutos del primer acto. Lo segundo, atacar de verdad, ya le costó más a pesar de que una de las piezas básicas para ello, Álex Moreno, empezó a salir de la cueva con su poderoso galope.

El único remate que despertó el ¡uy! en el bético antes del descanso partió de un escarceo de Fekir por la izquierda que acabó en centro de Canales al segundo palo, donde Borja Iglesias dejó atrás de cabeza para que Luiz Henrique, en posición forzada, rematara alto y desviado (18’).

Poco más dio de sí una primera parte de respeto mutuo, de mucho contenido táctico y un miedo evidente a dar un mal paso. Pellegrini ordenó una presión más adelantada que le dio más control al Betis, aunque llegó esa ocasión referida de Carlos Fernández que abortó Rui Silva. Poco después, Fekir sacó muy cerrado un córner y la pelota se estrelló en el exterior del primer palo (57’).

Fue en el momento en que Pellegrini empezó a ganar el partido, una vez más, con los cambios. Quitó entonces a Luiz Henrique por Juan Cruz, perfilado en la derecha para hacer lo que hizo, chutar. Y en el 71, quitó a Fekir, ya con amarilla y ofuscado, para dar entrada a Carvalho. El luso le dio al Betis más vuelo para ganar el partido. También Juan Cruz, encaramado ya a un equipo rabiosamente triunfador.

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