Joaquín destroza el tiempo

Sevilla/No fue una semifinal brillante, pocas lo son. El exceso de tensión, quizá ese cartel de favoritísimo que lucía el Betis, le quitó precisión con la pelota y también eficacia en el remate. Hasta que apareció Joaquín, ya con el 0-1 de Bebé. El capitán, el Ángel de la Guarda del beticismo, destrozó el tiempo. Recibió en la banda izquierda, amagó y metió un pase interior al desmarque de Canales para dejarlo ante Luca Zidane, en una maniobra decisiva para el gol final de Borja Iglesias. E incluso el portuense dispuso de un mano a mano en el último suspiro, pero su remate se fue por centímetros cuando el Benito Villamarín ya casi explotaba de felicidad.

Toda la destemplanza del Betis desapareció con el capitán sobre el césped. La madurez del equipo supo responder a ese mazazo que supuso el misil de Bebé que igualaba la eliminatoria, sobre todo después de que el conjunto verdiblanco no hubiera liquidado al partido en esos minutos del 70’ al 76’ en los que el Rayo se había quedado grogui.

Le había costado al Betis llevar el mando del partido. El buen planteamiento defensivo del Rayo, con un derroche de energías de sus jugadores para ejecutarlo, minimizó a Canales, William Carvalho y Fekir, lo que repercutió en la clarividencia bética con la pelota, aunque los heliopolitanos sí se mostraron firmes atrás.

Defensa

Intentó el Betis apretar en campo rival, con esa presión alta que lidera habitualmente Guido, pero pronto tuvo que dar pasos atrás ante el buen manejo de la pelota del Rayo. Aun así, la zaga, con tres novedades –Sabaly, Pezzella y Édgar– se mostró expeditiva, además de contar con la colaboración del argentino, siempre al auxilio de sus compañeros.

Apenas concedió remates el Betis a su rival, que halló el gol en un lanzamiento directo de falta, en el que Bravo no estuvo fino.

Ataque

Atascado en la medular, con Fekir perdiendo metros para entrar en juego, al Betis le costó generar ocasiones, que sólo aparecieron en el primer acto con las escasas incorporaciones de Sabaly y Álex Moreno.

Con el Rayo volcado, el Betis sí encontró espacios para correr y ahí debió sentenciar la eliminatoria, con esos cuatro remates que dispuso entre el 70’ y el 76’, sobre todo uno de Fekir tras una conducción de Willian José –con recuperación previa de Pezzella en campo rival–, en el que el francés remató al cuerpo de Zidane.

Tras el 0-1, Pellegrini movió ficha con las entradas primero de Joaquín y Borja Iglesias después. Y ambos fueron decisivos. El portuense, eterno, guió al equipo heliopolitano con su clarividencia y saber estar sobre el césped. El pase hacia Canales, en un desmarque de fe del cántabro, abrió el camino hacia el gol de Borja, que estaba en el sitio adecuado para meter un gol para la historia del club verdiblanco.

Virtudes

No perder la compostura tras el mazazo del 0-1 para seguir creyendo en el estilo hasta hallar el gol decisivo.

Talón de Aquiles

Agarrotado por la tensión, sobre todo con la pelota.