Castigo al pisaverde (2-1)
Huesca-Betis | Crónica
El Betis inicia el año con un partido para olvidar en el que no supo gestionar ni la ventaja del gol de Sanabria.
El colista Huesca lo remonta en seis minutos para estrenarse en casa.
Un despropósito. Un ridículo. Una desidia descomunal... Califiquen de la manera que deseen el inicio de 2019 de este Betis de Quique Setién, que como buen pisaverde que acumula noches para el recuerdo en escenarios de primer nivel, no quiso remangarse en la fría noche oscense para luchar por tres puntos que valen lo mismo en la clasificación que los sumados, por ejemplo, en el Camp Nou.
El corajudo equipo local, este Huesca colista de Primera y que sólo acumulaba en su casillero el triunfo de la primera jornada, le remontó en seis minutos para sumar su primer triunfo en El Alcoraz en la máxima categoría y dejar a los béticos sin ese regalo de Reyes que parecía una realidad tras el gol de Sanabria.
No lo había merecido el Betis, incómodo en el campo desde el inicio, lo que provocó numerosas imprecisiones en los pases, pero el delantero paraguayo puso a los verdiblancos por delante en su primer disparo a puerta, con la ejecución de un penalti que entró con suspense tras tocar en el guante izquierdo de Santamaría.
Con el 0-1 el partido parecía con el mejor guión posible para los de Setién, quien incluso movió el banquillo para colocar a Lo Celso y Guardado en el verde, con la intención de asegurar más la pelota y desesperar al esforzado equipo local. Pero no sucedió ni una cosa ni la otra. Francisco ha inyectado dosis de fe en el Huesca, que continuó creyendo que era posible ganar pese al gol en contra, mientras el Betis comenzaba a perderse en pases horizontales y a dimitir de la pelea a la que lo exigía el colista.
También pudieron sentenciar los verdiblancos en la segunda llegada con peligro de la noche. El pase perfecto de Lo Celso, casi lo único en lo que acertó, lanzó la carrera de Tello, pero el catalán, que había forzado antes el penalti con un quiebro marca de la casa, quiso esta vez habilitar a Canales en vez de disparar, y su centro fue desviado por dos veces por Miramón.
Precisamente, el catalán fue protagonista desgraciado en la jugada del 1-1. En la enésima pérdida verdiblanca, Moi Gómez cortó el intento de Tello de salir jugando desde el carril diestro y Álex Gallar penetró hasta la línea de fondo para enviar un pase perfecto a David Ferreiro, que cabeceó, solo, en el segundo palo.
Esa jugada multiplicó la creencia del Huesca en sus posibilidades, mientras los verdiblancos continuaban considerando que con su fútbol de salón sería suficiente para salir con vida de El Alcoraz. Nada más lejos de la realidad. Con ese fútbol amanerado que pierde la profundidad necesaria para hacer daño a los rivales, el Betis empezó a emitir señales de alarma. Incluso William Carvalho, el más fiable hasta entonces, acumulaba pérdidas en la medular, lo que animó al Huesca a continuar el empuje para buscar el milagro de la victoria.
Lo encontró con merecimiento el equipo de Francisco tras una acción a balón parado, otra muestra más de la desconexión verdiblanca. Al despeje del internacional portugués tras una falta frontal no acudió ningún elemento de verde, lo que permitió que Christian Rivera enganchase una volea con la derecha que se coló junto al poste izquierdo de Pau López haciendo inútil la estirada del meta catalán.
Ahí ya recurrió Setién a Joaquín, quien también aguardaba en el banquillo desde el inicio, después de que el cántabro hubiera apostado por salir con dos delanteros. No había servido para nada esa declaración de intenciones de Setién, que vio cómo su equipo se marchaba de Huesca sin probar a Santamaría más allá de la acción del penalti.
Sin profundidad por los carriles, pese a la permuta ordenada a la media hora entre Tello y Francis o a la posterior entrada de Joaquín por el canterano, el Betis nunca leyó el partido, ahogado en la medular por la presión del equipo local y sin pólvora en la vanguardia, pese a contar con Loren y Sanabria, los dos puntas disponibles, en el once.
Ni siquiera tras el 2-1, el Betis reaccionó. Si no se habían enchufado desde el inicio, los verdiblancos tampoco lo consiguieron con las prisas finales por evitar la derrota. No fue la noche de este Betis de Setién, el mismo que ha brindado otras excepcionales, que dimitió en un escenario de menos encanto. Para aspirar a competir con los más grandes se hace necesario sumar los tres puntos en campos como el del colista, el mismo que tiró de orgullo y tesón para remontar a este Betis señorito, que lo desmereció en el césped y que acabó amargando, esta vez, la noche de Reyes a su gente.
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