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El caramelo sabe amargo, pero ojo... (2-2)

Betis-Valencia | Crónica Semifinal Copa del Rey

El Betis desperdicia un dos a cero en la recta final y deberá acudir a Mestalla con la obligación de una gesta

La entrada de Gameiro le hizo daño a la defensa verdiblanca

Joaquín marcó un gol de córner directo

Gameiro se marcha de Francis . / Antonio Pizarro

El caramelo supo al final amargo para el Betis en el primer asalto de esta semifinal copera tan cargada de contenido futbolístico. Después de tener un dos a cero a su favor que prácticamente encauzaba el pase a la finalísima en el mismo escenario, los verdiblancos no pudieron aguantar esa extraordinaria ventaja y cedieron un empate tras la irrupción postrera de Gameiro. Pero, ojo, el desencanto con el que acabó el juego no supone, en absoluto, un dictamen definitivo, en Mestalla puede pasar cualquier cosa y todo estará tremendamente abierto.

La pena, sin embargo, fue que la fiesta estaba magníficamente planteada con esos dos tantos conseguidos por los anfitriones en sendos saques de esquina y que ahora todo conduce a un sufrimiento que debió ser mucho menor. Pero el fútbol y sus gestas no entienden de otro planteamiento, siempre es necesario pasar malos ratos para que el disfrute sea muchísimo mayor y eso podría acontecer también en Mestalla dentro de tres semanas.

¿Quién dice que no será así? El Betis, este Betis capaz de apoderarse de la pelota sea quien sea el grupo de futbolistas que tenga enfrente, ha demostrado ya en escenarios de mucho fuste que está más que capacitado para salir con una sonrisa de oreja a oreja. Y ése debe ser el único ánimo positivo antes de diseccionar detalladamente lo acontecido sobre la perfecta pradera del Benito Villamarín en este primer asalto.

Lo primero que llama la atención a la hora de hacerlo es la osada apuesta de Quique Setién de colocar a Joaquín con todo el carril derecho para él. Tanto fue así que en los análisis previos muchos veían un dibujo con cuatro defensas. Pero no, para nada fue así, el portuense se tenía que arremangar para atacar, en una banda con Canales por delante, y también para defender las llegadas de Gayá y Cheryshev.

Y la decisión, como el propio partido en sí, acabó en tablas, porque si bien Joaquín fue el protagonista directo de uno de esos golazos que pasarán ya a los anales de la historia con un lanzamiento de córner directo que se introdujo en la portería de un sorprendido Domenech para gozo de todos los béticos, también es justo reconocer que el arreón final de los valencianistas tuvo mucho que ver con la fatiga acumulada ya por el veterano capitán. Por ahí llegaron los dos goles y también el error que permitió el cabezazo de Cheryshev al travesaño justo antes del dos a dos final.

Vaya lo uno por lo otro en la valoración de Setién. A partir de ahí, el técnico santanderino optó por un planteamiento bastante similar al que tan buenos réditos le viene dando desde el ejercicio anterior con la diferencia de que la idea de partida era sobar menos el balón y tratar de llevarlo algo más rápido hacia las bandas para ganar superioridades por ahí con las llegadas tanto de Joaquín como de Júnior y las ayudas de Guardado por el costado izquierdo y de Canales por el derecho. A ellos se sumaba como comodín Lo Celso tanto por una vía como por la otra.

Ésa era la idea, pero el rival también cuenta, lógicamente, a la hora de desarrollarla. El Valencia, también con su dibujo tradicional, con ese 1-4-4-2 inalterable para Marcelino en busca de cerrar todos los espacios y de salir rápido a la contra, no tuvo el menor rubor para parapetarse atrás en el arranque del juego. Le cedió el balón al Betis y prácticamente lo esperaba en el último tercio del terreno de juego, sin importarle lo más mínimo la posesión de la pelota.

Joaquín, decepcionado tras el empate. / Antonio Pizarro

Todo fue muy igualado, pues, en esa apertura en la que también se iba a producir una mala noticia con la lesión de Bartra. El primer disparo a puerta no llegaría hasta el minuto 23, cuando Canales al menos lo intentó. A partir de ese momento, el Betis sí invitó al Valencia a presionarlo, combinando muchas veces con Joel Robles, para que éste fuera el primer futbolista de campo. Entonces llegarían las ocasiones de Rodrigo y de Santi Mina, pero el guardameta bético demostró que estaba ahí para hacer de manera perfecta su trabajo.

En ese tramo tan equilibrado, el balón parado se tornó en decisivo. El Betis anotó en sendos córners, prácticamente separados por el entreacto. Minutos 45 y 53, Loren y esa maravilla firmada por Joaquín, y todos los que profesan la fe balompédica radicada en el sevillanísimo barrio de Heliópolis tenían motivos para levitar.

Su equipo tenía un dos a cero a favor y ésa es una renta que en una eliminatoria se debe salvaguardar como el mejor de los tesoros. El Benito Villamarín estallaba con toda la lógica cuando los entrenadores comenzaron a mover sus piezas, algo que esta vez, por lo que dictaminó el resultado, fue favorable a los valencianistas. La velocidad de Gameiro, en esa fase en la que tanto se añoró al lesionado Bartra, le quitó el caramelo al Betis de la boca, pero, ojo, esto es fútbol y nada está dicho todavía. La eliminatoria queda ligeramente inclinada, en la teoría, hacia el lado valencianista, sobre todo después de haber estado todo 2-0, pero fútbol es fútbol, como bien decía Vujadin Boskov. El Betis aún puede soñar con la fiesta final.

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