El Betis sube otro peldaño en la escala (3-1)

Los verdiblancos estarán en los cuartos de final de la Copa del Rey por la sencilla razón de que ya no tienen nada que envidiarle ni a la Real Sociedad ni a los equipos de ese nivel

Borja Iglesias, con dos buenos goles, se suma al protagonismo de Canales en un equipo que ilusiona a los suyos

El Betis-Real Sociedad de Copa del Rey, en imágenes
Los futbolistas del Betis celebran el triunfo eufóricos entre la niebla. / Antonio Pizarro

El Betis da un paso más en su escalada para consolidarse como un buen equipo de fútbol. Los verdiblancos no sólo metieron su bolita en el sorteo de los cuartos de final de la Copa del Rey, lo cual ya es una noticia tremendamente agradable para su afición, también se ganaron el derecho a subir un peldaño en la escala de los equipos de fútbol de la Liga española. Y la razón es bien sencilla, con independencia de las circunstancias que pudieran producirse entre la niebla que cubría el Benito Villamarín, los hombres que entraban de refresco por parte verdiblanca eran nítidamente superiores a los que ponía en liza Imanol Alguacil. Una vez puede ser casualidad, fruto de las circunstancias en un determinado final, pero dos veces en el plazo de cuatro días ya no lo es, así que en el global de la eliminatoria, por mucho que sea un litigio de una competición y otro de la otra, este Betis, a día de hoy, ya no tiene nada que envidiarle a la piropeada Real Sociedad.

Incluso, para que nada faltara en este relato optimista de la situación verdiblanca, justificado entre otras cosas por una clasificación para estar entre los ocho mejores de esta Copa del Rey, hasta se sumó una pieza de tremenda trascendencia. Borja Iglesias, el delantero que se convirtió en una de las mayores inversiones de la historia de la entidad, por no decir que la mayor, y que había sido degradado a la categoría casi de ex futbolista, levantó su brazo con firmeza para exigir un sitio en la constelación de Canales.

Borja Iglesias se sumó a la constelación de Canales con dos goles conseguidos de forma perfecta

El gallego fue el autor material de los dos goles que le dieron al Betis la clasificación y, además, los consiguió de una manera perfecta. En el primer pase profundo de Rodri, muy bueno por cierto, su control es maravilloso para orientarse el balón entre los dos centrales y para ejecutar después con la izquierda con una calidad suprema para un delantero centro. En el segundo, su cabezazo en el caramelo que le pone Joaquín desde la derecha es impecable, un remate propio de los mejores delanteros centro. Así que una noticia gozosa más para sumar a esta subida del Betis a los sitios que hace meses parecían inalcanzables.

Todo lo anterior no es un canto al optimismo propio de una ciudad acostumbrada a pasar de la sima a la cima igual que al revés. En esta cita en el Benito Villamarín, el Betis fue mejor en el compendio de los 120 minutos por mucho que las circunstancias no le fueran nada propicias en el arranque. Porque Oyarzabal aprovechó uno de los tradicionales regalos de la zaga verdiblanca para adelantar a los suyos muy pronto, concretamente a los 13 minutos de juego. Fue Montoya el que se ausentó de su zona, Mandi cayó como un pardillo en el desmarque de Isak y el cero a uno estaba en el marcador. Demasiado fácil, sin duda.

La gran diferencia está en que este Betis no da su brazo a torcer sin pelear y así se consiguen cosas

La diferencia, sin embargo, entre este Betis que ha ascendido en la escalera de los buenos equipos de la Liga con el anterior que no hacía honor al escudo que defendían sus futbolistas es la capacidad para no dar el brazo a torcer. Los verdiblancos, a pesar de que en la primera mitad, no tuvieron acercamientos realmente peligrosos hasta Remiro, más allá de los dos iniciales en un remate de Paul y en una falta cerrada de Fekir, sí supieron mantener la esperanza de revertir la situación.

La Real Sociedad no era el equipo dominador de otras ocasiones, en absoluto, el duelo estaba equilibrado y eso ya es una buena señal cuando se está analizando a un Betis que hace poco estaba muy por detrás de esas escuadras que suelen moverse por los puestos que dan derecho a disputar competiciones continentales. Así que tras el mazazo del cero a uno no se descompuso y siempre estuvo cerca de darle la vuelta a todo.

Por favor, que nadie apele a la dudosa expulsión de Illarramendi, porque el medio centro vasco ya disfrutaba de una segunda vida tras haber podido ser expulsado en el primer periodo, como Lainez, cierto es. Su entrada fue a destiempo, aunque apenas rozaba a Sidnei. Desde ahí la Real quiso poner un autobús atrás y lo destrozó Canales con un disparo seco y colocado desde el borde del área.

Está claro que el cántabro está tocado por la varita de los dioses y el camino volvía a abrirse para un Betis que ya en ese momento había perdido también a Sanabria por una ingenuidad propia del patio de un colegio. Pero el equipo de Pellegrini, con las sustituciones, comenzaba a parecer más fuerte que la Real Sociedad.

La celebración de los futbolistas béticos al final, propia del fútbol alemán o del balonmano, estaba más que justificada

Todo se iba a decidir en la prórroga. Los vascos salieron fuertes, Joel Robles, que ya había salvado a los suyos ante Portu con cero a uno, cumplió con su trabajo y desde entonces todo fue ya favorable a los anfitriones. Porque Borja Iglesias se encargaba de abrir el camino y después de sentenciar en dos acciones de delantero centro bueno.

La Real lo intentó, pero se tuvo que rendir a la evidencia de que el Betis ya se mueve al mismo nivel que el cuadro vasco. Y no es extraño que sus futbolistas lo celebraran al final por todo lo grande, como se estila en el fútbol alemán o en el balonmano, por ejemplo, aunque sin público. Este Betis ya piensa en cosas más grandes, ha subido un peldaño en la escala y tiene motivos para sentirse ilusionado y feliz.

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