Juan Pinto
Betis: Antony juega al fútbol con ese duende que da la tierra...
Betis - Rayo Vallecano | Nombres propios
Euforia lógica en todo los béticos y también en el equipo al completo por el pase a la final de la Copa del Rey, sobre todo por la forma en la que se produjo. Manuel Pellegrini no era ajeno a ese estado de fiesta y elogiaba la madurez de su equipo en la reacción tras el 0-1 y también le dedicaba el éxito a toda la afición.
Pellegrini ya tenía previsto meter a Joaquín en el campo cuando se produjo el zapatazo de Bebé y en plena celebración rayista ahí estaba el capitán de los verdiblancos para enderezar la nave. No le pesó la responsabilidad, cómo va a hacerlo, tuvo la sapiencia para hallar el camino y dio el pase para la quinta final.
Sin duda alguna, fue el jugador que vistió de verdiblanco al que más le pesó la responsabilidad que le caía encima por darle semejante alegría a la hinchada verdiblanca. No estuvo suelto casi nunca, incluso en los disparos al borde del área y hasta en el gol no había aprovechado su internada en solitario y tuvo que aguardar a un rebote del rival.
Igual que a Biosca, Luis Fernández u otros futbolistas recordados en estos días por su participación directa en otras clasificaciones para finales coperas, la historia le asignará un papel estelar en el futuro al delantero gallego. Salió en el tramo final y fue con fe, y con velocidad, a la pelota rechazada para empujarla a la red. Y el Villamarín explotó...
El lateral derecho era una posición de riesgo con la banda izquierda del Rayo, donde los dos García, Álvaro, sobre todo, y Fran le tenían que crear problemas porque la mayoría de las veces llegaban en superioridad de dos contra uno. Sin embargo, Sabaly supo mantenerse firme en defensa e incluso colaboró en ataque.
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