Este Betis ya mira de frente a un líder de la Liga (1-1)

Los verdiblancos fueron capaces de reponerse al golpe inicial del gol de Carrasco en el minuto 5 y se acercaron al triunfo durante la mayor parte de la segunda mitad

Tello apareció como delantero centro para anotar el empate en el audaz planteamiento de Pellegrini

Así hemos contado el partido

Tello remata con precisión el pase de Álex Moreno para anotar el gol del empate bético.
Tello remata con precisión el pase de Álex Moreno para anotar el gol del empate bético. / Antonio Pizarro

Buen empate del Betis contra el Atlético de Madrid, el actual líder de la Liga española. Los verdiblancos fueron capaces de sobreponerse incluso al varapalo inicial de arrancar perdiendo para mirar de frente a los hombres de Simeone y acumularon méritos de sobra durante el segundo periodo para haber acumulado los tres puntos a su casillero clasificatorio, aunque también es justo reconocer que en el arreón final hasta pudieron quedarse sin nada, lo que hubiera sido tan desagradable como injusto.

Resumen: Betis-Atlético de Madrid / Laliga

Pero el Betis está más arriba en la escalera y es la mejor conclusión posible en el análisis de este litigio con el Atlético, el conjunto que, a día de hoy, más puntos tiene en la máxima categoría del fútbol español. No es una casualidad, para nada, que la tropa de Manuel Pellegrini acabe esta jornada en la sexta posición, empatada en la tabla con la Real Sociedad, que es quinta, y con unas sensaciones que no pueden conducir a otra cosa que a pensar que el objetivo de volver a las competiciones europeas está más que al alcance de la mano.

Pero eso ya llegará cuando se vaya quitando hojas de ese calendario en el que aún figuran hasta ocho. Se trata ahora de analizar lo acaecido en el Benito Villamarín en este choque que anunciaba emociones fuertes y que no decepcionó para nada.

Y lo primero que se viene a la mente en el relato es la vía que eligió Pellegrini. A grandes males, grandes remedios. Eso debió pensar el entrenador bético cuando durante la semana constataba que su gran goleador del momento, Borja Iglesias, no iba a poder participar en esta cita contra el líder debido a los problemas físicos que arrastra desde el gol al Elche. La fórmula imaginativa del chileno pasaba por no jugar con un delantero puro para así quitarle las referencias a unos centrales, los del Atlético, demasiado especialistas en la fricción y en el cuerpo a cuerpo para ganar todos los duelos a los rivales.

En este planteamiento del entrenador bético, Joaquín y Fekir se iban a alternar a la hora de convertirse en el delantero centro, dicho sea con todas las cursivas que se le quieran colocar al concepto. Eran los dos futbolistas que aparecían más por esa zona del campo, pero la realidad es que era un espacio abierto a la sorpresa, a que pudieran llegar hasta allí más peones verdiblancos con la ventaja de no ser ubicados por los radares del Atlético.

El más claro ejemplo de ello fue el tanto que sirvió para que todo se igualara en torno a los 20 minutos. Fue Joaquín quiere realizó la apertura hacia la llegada de Álex Moreno por el costado izquierdo y en ese momento quién era el delantero centro. Pues Tello, que sacó provecho de su facilidad para introducir sus remates entre los tres palos de la portería rival para poner las tablas en el electrónico.

Quien no estuviera presenciando esta cita entre el Betis y el Atlético en directo se preguntará que por qué era la igualada cuando apenas se llevaban 20 minutos. Bien sencillo, los anfitriones prácticamente salieron del vestuario por debajo en el marcador y lo hicieron, además, de manera harto preocupante. Bartra reaparecía después de mucho tiempo y en el primer intento atlético caía por los suelos para que Yannick Carrasco empujara la pelota a puerta vacía.

Pudo ser una casualidad, entre otras cosas porque la responsabilidad del catalán en el global de la acción era mínima, pero el final de la misma retrotraía a otros tiempos en los que el Betis encajaba goles con una facilidad pasmosa. Y la situación volvería a repetirse por una concatenación de circunstancias que arrancan en la laxa defensa de Emerson de su zona, la escasa contundencia de Mandi cuando va al suelo ante Correa y también esa desubicación de Claudio Bravo en el rebote que se produce. Lo cierto es que Carrasco marcaba un gol propio de los partidos que se jugaban en campos de tierra en los barrios de cualquier ciudad, con el belga anotando a puerta vacía con una facilidad excesiva.

El Betis llegó a pasarlo mal durante este tramo, pero supo ser fiel a su idea de partida. El primero de ello fue un Pellegrini que no alteró nada del plan y siguió con esos delanteros ficticios para crearles problemas a una zaga atlética que variaba el dibujo también para jugar con un 1-4-2-3-1. Los verdiblancos cada vez sufrían menos y así llegaría el momento de contabilizar la igualada en el electrónico gracias al siempre eficaz Tello.

Todo estaba como había empezado, aunque con un matiz diferencial trascendente. El Betis ya se había adaptado al deseo de su entrenador y no sufría tanto atrás a pesar de los intentos del todavía líder y hasta pudo sorprender de nuevo cuando Emerson también se convirtió en el delantero centro. Pero al brasileño le faltó precisamente eso, la mentalidad de un killer, pues su remate podía haber sido franco para poner el dos a uno en el marcador.

No fue así y todo iba a quedar pendiente de lo que fuera aconteciendo durante el segundo acto. Para empezar, la idea de Pellegrini se mantuvo inalterable y no se produciría ningún retoque en las piezas hasta que Juanmi ocupaba la plaza de Joaquín para tratar de hacer más daño. El propio portuense no había llegado por poco a un pase de Emerson (59’) y el Betis iba a llegar con muchos uys.

Lainez, recién entrado, tuvo la más clara, pero su disparo con la derecha se topó con Oblak, como casi siempre. Los hombres de Pellegrini habían llegado a coquetear con el triunfo frente al líder, pero también hay que reconocer que en el tiempo de alargue pudieron quedarse sin nada. El sabor, por tanto, es mucho más dulce que agrio y al bético le queda el orgullo de degustar que los suyos ya son capaces de mirar de frente al hasta ahora mejor equipo de la Liga.

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