Betis: Estancado en su mediocre historia en Europa
Análisis
El conjunto verdiblanco firmó en la Conference League uno de sus capítulos más bochornosos de sus andaduras por el Viejo Continente que invita a una profunda reflexión
Tras las debacles en la Copa, Europa League y Conference, le quedan a los verdiblancos pelear en Liga por Europa y no convertir definitivamente la temporada en una mediocridad absoluta
Sevilla/En Zagreb quedó constatada, una vez más, una realidad. El Betis, en competiciones europeas, no es nadie. Fracaso rotundo en la Europa League alargado con la eliminación en el play off de octavos de final de la Conference League.
Mentalidad
Y razones, motivos, los hay y son muy evidentes, y hasta cíclicos, porque la historia del club de Heliópolis por el Viejo Continente se sigue repitiendo. No termina de dar ese salto que debe comenzar con un necesario cambio de mentalidad reflejado en una planificación deportiva a la que el entrenador le saque el máximo rendimiento.
Este argumento de la mentalidad, por ejemplo, se refleja en el modo en el que un club de fútbol debe encarar una eliminatoria europea. Ese veneno tan necesario para hacerle ver a la afición que tras el fiasco en la Europa League, la Conference se presentaba como una nueva oportunidad de pelear por tocar plata. Mentalidad es pensar en grande, ambicionar al máximo, y el primero paso no lo dio el Betis tras ganar en Cádiz. No aprovechó ese triunfo para haber generado un clima de partido importante para la ida de la eliminatoria ante los croatas. Una vez más imperó el tema económico, seguir exprimiendo al socio una y otra vez. No fue un error de cálculo ni de activación de abonos, sino de insistirle al socio en que tiene que pasar por caja, ya sea por 10, 15 ó 20 euros. "Por llenar la caja, estadio vacío", se leyó en Gol Sur ese jueves en la ida. Bofetón de realidad, medio estadio vacío y ambiente frío. Y es que una cosa es la fidelidad y otra el afán recaudatorio.
Mentalidad es también estar enfocado en semana de partido europeo sólo en eso, en esa eliminatoria. No era momento ni de actos de presentaciones ni renovaciones. Dinamo de Zagreb nada más. La mejor forma de darle más seriedad todavía a un duelo europeo. Y otra cuestión de mentalidad está en creer, creer que se puede hacer algo importante sin caer en expectativas frustradas y apostar de verdad por las competiciones europeas. ¿De qué sirve sacar pecho por ir tres años seguidos a Europa si luego llega el probablemente mayor ridículo del Betis en competición europea de su historia? Y hablando de historia, del 94 al 97 el Betis se clasificó y disputó la Copa de la UEFA y la Recopa tras jugar una final de Copa, y no fue a la Champions antes de 2005 porque antes ni el tercero ni el cuarto la jugaban, si no hubiera ido tras quedar tercero en la 94-95 y cuarto en la 96-97. Y es que el Betis ya existía antes de 2015. Superar eso sí que sería crecimiento, un crecimiento verdadero y real.
La planificación
Porque a Europa no hay que ir de boquilla, sino de verdad. Y la imagen del Betis en los dos partidos ante el Dinamo de Zagreb dejó mucho que desear. Que este Betis no haya sido superior a Rangers, Sparta de Praga ni Dinamo de Zagreb es para reflexionar. El partido en Zagreb, y hasta se puede añadir el de ida, reflejó diferentes cuestiones relativas a la planificación. La de verano no fue buena por mucho que se cacareara que Ramón Planes era un director deportivo Top e hizo un gran trabajo. Pasitos cortos en una renovación de plantilla insuficiente a la que se le ha dado un giro más en invierno a la espera de ver qué ocurre ahora en Liga. Pero la cuestión radica ahora también en saber quién llevará a cabo a cabo en junio otra necesaria vuelta de tuerca más a la plantilla.
Una plantilla, que no plantillón. Sólo que hay ver el once y los elementos que había en el banquillo en Zagreb para ver cómo ese argumento se diluye por completo. Jugadores que físicamente y mentalmente ni están ni se les espera, con ciclos más que acabados, otros que no terminan de dar el nivel que se les presupone, errores como la amarilla que vio Pezzella en la ida o Guido en Praga antes de un partido tan importante como el del Rangers, el tema de la portería, los laterales –la línea descendente de este Betis de Pellegrini comenzó con la venta de Álex Moreno-, la falta de creación en la medular, velocidad y verticalidad en las bandas, la delantera… Y todo sin obviar contratos largos fruto de ampliaciones y renovaciones. Y claro que cualquier equipo al que se le lesionen jugadores importantes se resiente, de ahí la necesidad de un buen plantel (equilibrado en cuestión de nivel) a la hora de planificar cuando se juega en Europa. Y todo ello sin olvidar como en el campo el Dinamo ganó en intensidad, en verticalidad, en físico, en fútbol (llegaba muy fácil y con mucho peligro a la portería bética)…
La figura de Pellegrini
De este gran borrón europeo tampoco se libra el entrenador, Manuel Pellegrini, pero de ahí a querer ponerlo de nuevo en el centro de la diana va un trecho. Ha sido el gran artífice del buen rendimiento deportivo estos años pese a la degradación del plantel, pero no acaba este año de dar con la tecla (alineaciones, cambios…) y el juego del equipo ha ido decayendo desde muy atrás, desde que ganó la Copa o incluso antes, después de encuentros memorables como el de Anoeta en o en Vallecas ambos en la edición de Copa conquistada. Y hasta últimamente sus análisis después de los partidos chirría con su ambición y exigencia. Esto es una realidad, la misma que indica que pese a todo sigue siendo el gran sostén de este Betis. Y por supuesto, bajo su paraguas se vive con mucha comodidad, porque la sensación de que después del chileno está el abismo, no hay nada, está presente en muchos hinchas (sin generalizar, por supuesto) que sienten en verdiblanco.
Más allá del final de temporada
Ahora, queda la Liga, pelear por jugar competición europea el año que viene. Un partido a la semana. Después de la debacle copera ante el Alavés y las dos europeas, le toca a los verdiblancos por pelear por meterse de nuevo en Europa. No hacerlo sería convertir una temporada que empezaba con ilusión a una mediocre.
Más allá de lo que suceda en este tramo final de la temporada, lo cierto es que la historia en el Betis es cíclica y cabe preguntarse si cambiará alguna vez. Villarreal, Mallorca o Alavés tienen más currículo en Europa que el Betis. Un Betis que jamás en su historia ha manejado tan gigantes presupuestos como el de ahora (la gestión económica merece capítulo aparte) y sigue tropezando en los mismos errores de siempre. Año 2024, hora de enterrar las excusas y el victimismo de una vez. Si no, sigue el bucle.
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